Rafael Argullol

Rafael Argullol: Podríamos tener próximamente la pesadilla de que la primera potencia del mundo tuviera un presidente que niega uno de los avances más revolucionarios de la ciencia moderna.
Delfín Agudelo: La gran pesadilla en ese futuro hipotético sería la nula comunicación que se podría tener con este tipo de presidentes o naciones. Me parece que aquello que prevalece entre un evolucionismo y un creacionismo es, sobre todo, la brecha comunicativa, que es un abismo.
R.A.: A mí esa pesadilla de paisaje que se me presenta sería, claro está, que por razones que no deseo fuera elegido pero también muriera el candidato McCain, y que entonces automáticamente pasara a ser presidente de Estados Unidos la señora Sarah Palin. Palin es una mujer muy respetable en todos los sentidos pero que ha manifestado dos opiniones para mí completamente alarmantes y chocantes. Una de éstas es que su ideal de mujer es la mamá que lleva a los niños a ver hockey sobre hielo-en realidad el gran grupo que apoya a Palin en Alaska está conformado por esas mamás. La configuración de la revolución femenina del siglo XXI a través de una mujer cuyo ideal es la mamá que lleva a los hijos a ver el hockey sobre hielo como mínimo es discutible. Pero todavía me parece más fuerte, más alarmante, pensar que podemos tener al presidente o presidenta de la principal potencia del mundo creyendo que sabe exactamente cuándo nació el ser humano y que ese nacimiento se produce a través de una contabilidad muy minuciosa, a través de la Biblia, negando por tanto el evolucionismo, a Darwin, etc. Eso sería algo que como decías tú muy bien llegaría a bloquear por completo el círculo de la comunicación científica, porque evidentemente se pueden discutir muchos aspectos de la aparición de la vida, del cosmos, del hombre, etc.; pero lo que es imposible es una comunicación entre quienes intentan investigar según los descubrimientos de la ciencia y quien quiere aplicar de una manera muy dogmática los que son las supuestas tradiciones de la religión, en este caso de la Biblia, incluso más allá de la mayoría de las voces más flexibles de las distintas religiones que han intentado adaptar a la Biblia al evolucionismo.