Rafael Argullol

Delfín Agudelo: Se trata de un caso más que implica el desvelamiento del pasado de algún novelista. Te refieres al caso de supuesta delación de Milan Kundera.
R.A: Sí, a ese asunto que ahora ha salido a la luz en todos los periódicos, a partir de la investigación de unos historiadores en los archivos de la antigua Checoslovaquia comunista y según la cual Milan Kundera, a los 20 años, delató a un compañero de residencia estudiantil. Se trataba de alguien que estuvo a punto de estar condenado a muerte y finalmente tuvo una condena de, creo, 14 años de trabajos forzados en una mina. En pocas palabras , una amiga de Milan Kundera, en la propia residencia, tenía alojado a este chico y fue denunciado a las autoridades comunistas, porque quería fugarse a Alemania en un momento determinado- con el país en guerra no se permitía la salida al extranjero. Esto que ocurrió, calculando la edad de Kundera, habrá sido hace unos cincuenta o cincuenta y cinco años, y se ha mantenido completamente oscuro. A la luz, se acusa a Kundera de haber sido el que había delatado a aquél que quería irse a Alemania. Kundera lo ha negado desde París, y todo ha encendido una polémica en la que me llama la atención que muchos tomen posiciones tan duras y determinantes, como si fuera fácil saber lo que ocurrió y como si fuera fácil juzgar las circunstancias en las que ocurrió. Kundera por lo visto está extraordinariamente dolido,; pero de hecho, como siempre sucede en estos casos, la sombra de la sospecha es terrorífica. De repente nos encontramos con un tema muy kunderiano, propio de las novelas de Kundera, en las que el rumor y las sospechas se entremezclan en la vida cotidiana, política y también sentimental de las personas. Es como si en un mal sueño, en una pesadilla, el argumento de algunas de las novelas de Kundera se hubiera salido de las páginas y hubiera repercutido sobre la propia vida.