Ficha técnica
Título: Los últimos mohicanos | Autor: Manuel Vicent | Editorial: Alfaguara | Formato: tapa blanda con sobrecubierta| Páginas: 224 | Medidas: 131 X 210 mm | ISBN: 9788420416557 | Fecha: 04/2016 | Precio: 17,90 euros | Ebook: 7,99 euros
Los últimos mohicanos
Manuel Vicent
En este libro aparecen retratados aquellos que, en un tiempo que hoy parece casi mítico, resistieron hasta el final de su vida practicando el periodismo como si fuera un arte. Esta es la crónica de los últimos mohicanos de la literatura en prensa.
Un siglo de brillante periodismo literario separa el exceso desbocado de Blasco Ibáñez y el compromiso social y político de Vázquez Montalbán. Y, entre ambos, deslumbraron el genio creativo de Camba, Cunqueiro, D’Ors, Gómez de la Serna o Umbral; la bohemia imaginativa de Gálvez y del dibujante Bagaría; la rebeldía de Bergamín; el carácter combativo de Maeztu; el talento provocador de Azorín y González Ruano; la lucha interior de Unamuno; la locura genial de Giménez Caballero; la intelectualidad contradictoria de Ortega y Gasset, o la precisión de francotirador de Chaves Nogales.
Estos son solo algunos de los perfiles literarios que cincela Manuel Vicent con su pluma de celebrada agudeza. En ellos nos muestra una visión personal y plena de admiración de todos los corresponsales, reporteros y articulistas que se convirtieron con sus escritos en la conciencia del siglo XX. El retrato certero que hace el autor de estos inmortales del periodismo español contemporáneo será, sin duda, como decía Ortega de Bagaría, el mejor de los que de ellos perdure.
Reseñas:
«Su gusto por el detalle no disminuye la contundencia gráfica. Cuando Vicent habla de algo lo ofrece abierto en la mesa de quirófano.» David Trueba, Babelia
«Vicent cuenta todo lo que debíamos y algunas cosas más con exquisita elegancia, no exenta de virulencia poética cuando hace falta.» J. J. Armas Marcelo, ABC Cultural
«Manuel Vicent es un ameno cronista y un fino retratista.» Iñaki Ezquerra, El Correo Español
Vicente Blasco Ibáñez
El exceso como unidad de medida
Llevaba el cuello de la camisa vuelto por fuera a lo Byron, pero, lejos de la cojera romántica y el elegante diseño óseo del poeta inglés, el nuestro era un escritor despechugado en todos los sentidos, apaisado y sensual, que se movió siempre entre la convulsión de la política, la torrentera del periodismo de combate, el éxito literario a granel y los placeres del moro valenciano en chaqueta de pijama coronado por el cuerno de la abundancia.
Vicente Blasco Ibáñez había nacido muy cerca del Mercado Central de Valencia, en el número 8 de la calle de la Jabonería Nueva, el 29 de enero de 1867, hijo de Gaspar y Ramona, procedentes de Aragón, propietarios de una tienda de comestibles, un pobre establecimiento en cuya lóbrega trastienda había sacos de arroz, azúcar y otros abarrotes. La calle estaba habitada por menestrales modestos, zapateros, drogueros y tenderos de paños. Esa era su gente. Entre gritos de buhoneros y flautas de afiladores, por delante de su casa pasaba la mesocracia valenciana con una cesta en el brazo camino del mercado, murmurando siempre contra la carestía de la vida. Esas criaturas poblarían después la novela Arroz y tartana y en el futuro se convertirían en votantes naturales del partido republicano populista que fundó el escritor, quien por instinto siguió siempre este principio: si tienes la llave del mercado, tendrás en tu poder el alma de Valencia.