Ficha técnica
Título: ¿Hay vida en la Tierra? | Autor: Juan Villoro | Editorial: Anagrama | Colección: Narrativas Hispánicas | Páginas: 376| ISBN: 978-84-339-9781-4 | Precio: 19,90 euros
¿Hay vida en la Tierra?
Juan Villoro
¿Hay vida en la Tierra? cuenta cien historias tan diversas como contundentes, cien relatos apoyados en una prosa adictiva. Juan Villoro analiza el extraño misterio de ser mexicano, se ocupa de la forma en que la tecnología modifica nuestras relaciones, desarrolla una teoría del mariachi, presencia una confesión del escritor japonés Kenzaburo Oé, conoce a dos tortugas en el campo de concentración de Dachau, abre una maleta que encierra el dolor del exilio republicano, enfrenta el desafío mayúsculo de pedir un capuchino y diseña un episodio de Los Simpson en el Distrito Federal.
Hilarante catálogo de las paranoias, malentendidos, molestias e ilusiones que conforman la vida cotidiana, ¿Hay vida en la Tierra? traza un singular retrato de nuestra época. El registro de los sucesos transita con fluidez de lo culto a lo popular. Los afilados aforismos de este libro pueden venir de Nietzsche, una galleta china de la suerte, un gurú del kung-fu, un taxista extraviado, una niña de siete años o un peluquero deprimido.
Imprescindible manual de primeros auxilios para entender la forma en que el presente se convierte en tradición, ¿Hay vida en la Tierra? revela secretos para cuidar amistades como peces dorados, llegar al destino con oportuno atraso y entender la despedida como un poema épico. Villoro, en una exhibición literaria de primer orden, logra que la indómita vida diaria adquiera sentido al ordenarse en una historia.
«Es de una visión que resulta compulsiva y exacta; que no se rinde, inagotable» (Francisco Magaña, Letras Libres).
«Un observatorio de lo cotidiano. Pequeños relatos que siempre tratan de vincular el destino individual con alguna cosa del mundo exterior que está cambiando las costumbres y que refleja la época actual» (Yanet Aguilar Sosa, El Universal).
LA FRASE TRIUNFAL
I
Entre las limitaciones culturales del género masculino se cuenta su incapacidad para dar con estupendas frases amorosas. Cada tanto, las mujeres comprueban que el hombre que aman puede decir muchos elogios del Kikín Fonseca o algún otro delantero, pero es incapaz de mejorar la vida conyugal a base de palabras. La poesía de los trovadores cátaros, los torneos medievales, el bolero y las serenatas surgieron para subsanar esta evidente carencia masculina. Hasta donde sé, aún no hay un sitio en internet dedicado a aliviar a los varones de sus apuros lingüísticos. Urge un método moderno para nivelar la conversación de las parejas. En cualquier arenero del mundo, una niña de tres años habla mejor que el niño colgado de cabeza de un tubo. Las cosas cambian poco a partir de ese momento.
¿Qué milagro hace que las mujeres sepan lo que tienen que decir mientras el hombre comprueba que recuerda las escalas de la «ruta de Hidalgo», pero no puede servirse de su destreza mental para expresar sentimientos convincentes? Además, cuando por fin dice alguna frase reveladora, el cortejo suele desembocar en un malentendido. «¿De veras crees que soy así?», pregunta ella. Tus raros piropos la han llevado a una estratósfera emocional donde es normal poner ojos de astronauta. En forma elocuente, Raymond Carver tituló uno de sus libros ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?
Este prolegómeno sirve para llegar a una historia de la que acabo de ser testigo y cuyos protagonistas, emblemáticos representantes de una época donde el amor no siempre pasa por acuerdos verbales, llamaré Ramón y Marita.
Eran las 11:30 de la noche cuando Ramón llegó a mi casa con el semblante descompuesto. Había discutido con su esposa y la culpa era mía. Como ya otras veces me ha responsabilizado de beber lo que bebe o comprar lo que compra, no me sentí culpable.
Todo empezó porque Marita dijo que a Janis Joplin no le daría ni agua. Las cosas por las que puede disputar una pareja son increíbles pero yo no estaba preparado para ésta.