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Ficha técnica

Título: Daisuke| Autor: Natsume Sōseki|  Traducción del japonés: Yoko Ogihara y Fernando Cordobés | Editorial: Impedimenta  | Género: Novela | ISBN: 978-84-15130-18-5| Páginas: 344 | Formato:  13 x 20 cm.| Encuadernación: Rústica |  PVP: 22,50 €  | Ver Trailer

Daisuke

Natsume Soseki

IMPEDIMENTA

Daisuke es un joven algo atolondrado que, a pesar de tener estudios, riqueza y una buena familia, descubre a los treinta años que la vida no merece la pena y, por tanto, se hunde en la desidia. Dado que le es imposible alcanzar ningún tipo de paz mental, incapaz de solucionar el conflicto que se crea en su interior entre la tradición de su país y las nuevas costumbres occidentales, Daisuke opta por entregarse a la pereza. Para él tal actitud constituye la única rebelión posible y, además, una manera más o menos fiable de mantener la lucidez. No obstante, esa refinada indolencia suya se verá trastocada cuando, sin esperarlo, se enamora locamente de la mujer de su mejor amigo. Por primera vez, Daisuke tendrá que elegir su propio destino.

Traducida a numerosos idiomas desde su publicación en 1909, Daisuke es la segunda de las novelas de la trilogía iniciada con Sanshiro, y una de las obras más aclamadas y apasionantes del japonés Natsume Sōseki.

«Los personajes de Sōseki nos ofrecen una nueva definición de lo que es el Humanismo.» Kenzaburō Ōe

 

CAPÍTULO 1

Cuando el sonido de los apresurados pasos le llegó desde el otro lado de la puerta, sobre la cabeza de Daisuke colgaban un par de grandes geta. Al alejarse los pasos, las geta se escabulleron lentamente y terminaron por desaparecer. Daisuke se despertó.

   Se giró hacia la cabecera del futón y vio una flor de camelia en el suelo. Estaba seguro de haber escuchado como caía durante la noche; el golpe resonó en sus oídos con un ruido seco, como si una pelota de goma rebotara en el techo. Aunque en ese momento pensó que se debía al silencio de la noche, por si acaso había querido asegurarse de que no le pasaba nada y se había puesto la mano derecha sobre el corazón. Había sentido su pulso con toda claridad golpeando contra el borde de las costillas, y entonces se había vuelto a dormir.

   Observó la flor durante un rato con mirada ausente. Era casi tan grande como la cabeza de un bebé. Después, como si lo hubiera estado planeando, se puso de nuevo la mano en el corazón y comenzó a estudiar su latido. Últimamente, tenía el hábito de escuchar las pulsaciones de su corazón mientras estaba tumbado en la cama. Como de costumbre, el latido era pausado y firme. Con la mano todavía en el pecho, trató de imaginarse la cálida y roja sangre fluyendo tranquilamente al ritmo de su corazón. Eso era la vida, pensó. En ese preciso instante tenía a su alcance el flujo mismo de la corriente vital. Al tacto parecía como el tictac de un reloj. Pero también era algo más: una especie de alarma que le emplazaba a una cita ineludible con la muerte. Si fuera posible vivir sin escuchar esa campanita, si tan solo su corazón no descontara tiempo con cada latido, entonces, qué despreocupado y tranquilo viviría, cuán profundamente saborearía la vida. Pero… en ese momento Daisuke se estremeció involuntariamente; era un hombre tan apegado a la vida que apenas soportaba imaginar como su corazón latía rítmicamente a la caza de la sangre. En ocasiones, mientras estaba tumbado, se colocaba la mano justo debajo del pecho izquierdo y se preguntaba qué sucedería si alguien le diera un buen golpe justo ahí con un martillo. Aunque en general gozaba de buena salud, a veces tomaba conciencia del hecho indiscutible de que estar vivo era un milagro, y que ello se debía casi exclusivamente a su buena fortuna.

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Natsume Soseki

Seudónimo literario de Natsume Kinnosuke, nació en 1867 cerca de Edo (la actual Tokio). Descendiente de una familia de samuráis venida a menos, fue el menor de seis hermanos. Cuando tenía dos años, sus padres lo entregaron en adopción a uno de sus sirvientes y a su mujer, con quienes viviría hasta los nueve años. En 1884, instado por su familia, se matricula en la Universidad Imperial de Tokio para cursar Arquitectura, aunque acaba estudiando Lengua Inglesa. En 1886 traba amistad con el poeta Masaoka Shiki, que le inicia en el arte de la composición de haikus. Será entonces cuando adopte el nom de plume de Sōseki (que en chino significa «terco»). Tras graduarse en 1893, Sōseki empieza a trabajar como profesor en la Escuela Normal de Tokio, pero pronto, en 1895, es destinado a la lejana Escuela Secundaria de Matsuyama, en la isla de Shikoku. Parte de sus experiencias en esta remota escuela rural serán recogidas en su novela Botchan, que publicará en 1906. Apenas un año después de haber llegado a Matsuyama, dimite de su puesto y comienza a enseñar en un instituto de la ciudad de Kumamoto, en donde conocerá a su mujer. En 1900 se le concede a Sōseki una exigua beca del gobierno japonés y se le envía a Inglaterra. En este país pasará los años más tristes de su vida, leyendo libros sin parar, deambulando por las calles y pasando miserias sin cuento. Parte de sus sombrías reflexiones sobre la vida inglesa serán publicadas años después en el diario japonés Asahi. Regresa a Japón en 1902, con un contrato de cuatro años para enseñar en la Universidad Imperial de Tokio, donde sucederá al escritor grecoirlandés Lafcadio Hearn como profesor de Literatura Inglesa. La carrera literaria de Sōseki se abre propiamente en 1903, cuando comienza a publicar haikus y pequeñas piezas literarias en revistas como Hototogisu. Pero la fama le llegará con la publicación en 1905 de Soy un gato. Ese mismo año publica Rondon to (La torre de Londres), y en 1906 aparecerá Botchan (publicada por Impedimenta y galardonada con el Premi Llibreter 2008), que le catapulta al éxito y que se convierte automáticamente en un best-seller y en una de las novelas más leídas por los japoneses durante décadas. Sōseki escribió catorce novelas a lo largo de su vida, culminando en Kokoro, su obra maestra. Sanshiro (1908, publicada por Impedimenta en 2009) está considerada la novela puente entre sus dos obras capitales. Natsume Sōseki murió en Tokio en 1916 a los 49 años de edad a causa de una úlcera de estómago. En 1984, y en homenaje a su fama y trascendencia, el gobierno japonés decidió poner su efigie en los billetes de mil yenes. 

Obras asociadas
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