Ficha técnica
Título: En busca de April | Autor: Benjamin Black | Traducción: Miguel Martínez-Lage | Editorial: Alfaguara | Colección: Literaturas | Páginas: 344 | Publicación: 13/10/2011 | Género: Novela | Precio: 19,50 euros | ISBN: 9788420406886
En busca de April
Benjamin Black
Irlanda, años cincuenta. La misma niebla densa y desconcertante que cubre Dublín parece haber ocultado el rastro de la joven April Latimer. Cuando Phoebe Griffin se ve incapaz de recabar noticia alguna sobre su amiga, Quirke responde a su petición de ayuda y muy pronto los dos, junto con el inspector Hackett, comienzan la búsqueda.
Mientras Quirke ve su sobriedad distraída por la joven y bella actriz Isabel Galloway, la familia de April silencia su desaparición ante el terror a un escándalo. ¿Por dónde comenzar a desenredar la enorme y compleja telaraña de amor celos, mentiras y oscuros secretos con la que April tejió su vida?
«La ficción contemporánea no tiene nada mejor… Los libros de John Banville -Benjamin Black- rebosan vida y humor.» The New York Times Book Review
«Quirke, el obsesionado forense y sabueso dublinés, regresa en este nuevo volumen de la fantástica saga de misterios bien definidos, casi jamesianos, de Black…» Booklist
«Todo lo que cualquier amante del misterio pudiera desear, y mucho más. La mejor obra de Benjamin Black hasta el momento.» The Globe and Mail
«Banville -Benjamin Black- es un maestro y su prosa es un deleite incesante.» Martin Amis
«Un maestro de la ambientación; casi se percibe cómo el temor, pavor, asociado a los actos y deseos ocultos, emana de las páginas.» Library Journal
«Es sorprendente la capacidad de Black para dar vida a sus personajes con ráfagas de una perspicacia penetrante, ya esté Quirke tratando con su suegra o aprendiendo a conducir.» Kirkus Reviews
«La ambientación plomiza y la evocadora prosa van como anillo al dedo de los oscuros pensamientos de Black sobre una clutura que vive a base de «secretos y mentiras».» The New York Times
«La tercera y apasionante novela negra de Black, ambientada en el Dublín de los años cincuenta, nos presenta al patólogo Garret Quirke recién salido de un breve periodo de rehabilitación del alcohol.» Publishers Weekly
PÁGINAS DEL LIBRO
1.
Era el tiempo más crudo del invierno, y April Latimer parecía haber desaparecido.
Por espacio de varios días, la niebla de febrero se había asentado y no daba el menor indicio de que fuese a levantar. En el silencio embozado la ciudad parecía presa del desconcierto, como un hombre al que de pronto le fallara la vista. Los transeúntes, como inválidos, avanzaban a tientas en medio de una oscuridad permanente, pegándose a las fachadas de las casas y a las barandillas y deteniéndose con incertidumbre en las esquinas, para pisar con cautela las aceras en busca del bordillo. Los automóviles con los faros encendidos aparecían de pronto como si fueran insectos gigantes, dejando a su paso un reguero lácteo de humo de escape. El periódico de la tarde traía a diario el cómputo y la relación de los contratiempos sufridos. Se había producido una colisión de gravedad en el extremo del canal de Rathgar Road, en la que estuvieron involucrados tres vehículos y un motorista del Ejército. Un chiquillo fue atropellado por un camión de carbón en Five Lamps, aunque no perdió la vida; la madre juró y perjuró ante el periodista que fue a entrevistarla que se había salvado por la milagrosa medalla de la Virgen que le había obligado a llevar colgada del cuello. En Clanbrassil Street fue asaltado un viejo prestamista a plena luz del día, aparentemente por una banda de amas de casa; la Guardia seguía una línea de investigación precisa. Una esquinera de Moore Street fue atropellada por un furgón que ni siquiera se detuvo, y la mujer estaba en coma en el hospital de St. James. Y durante el día entero atronaban en la bahía las bocinas para avisar de la niebla.
Phoebe Griffin se consideraba la mejor amiga de April, pero llevaba una semana sin noticias suyas, y estaba convencida de que había tenido que pasarle algo. No sabía qué hacer. Desde luego, April bien podía haberse largado a donde fuera sin decir nada a nadie, así era April: en opinión de algunos nada convencional, y al decir de otros una bala perdida, aunque Phoebe estaba segura de que ése no había sido el caso.