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Ficha técnica

Título: El minero | Autor: Natsume Sōseki | Traducción: Yoko Ogihara y Fernando Cordobés | Postfacio: Michiyo Kawano | Editorial: Impedimenta  | Formato: 13 x 20 cm. |  Presentación: Rústica | Fecha: 2016 | Páginas: 192 | ISBN: 978-84-16542-44-4 | Precio: 19,95 euros

El minero

Natsume Soseki

IMPEDIMENTA

El minero, novela que inicia el período de madurez del maestro japonés Natsume Sōseki, es una obra introspectiva que indaga en la naturaleza de la personalidad a la vez que supone una crítica feroz contra el imperialismo y la cultura de clases de la época.

Enredado entre dos mujeres de caracteres totalmente opuestos, un joven tokiota de buena familia decide abandonar su ciudad natal y la comodidad de su hogar para poner fin a su vida de una manera heroica. Pero en su camino se cruza un misterioso anciano que le convencerá de que la mejor opción en la encrucijada en la que se encuentra es la de convertirse en minero. Aceptando esa suerte de muerte en vida y escoltado por dos peculiares compañeros de viaje, el protagonista emprenderá un arduo camino que supondrá una ruptura radical con toda su vida anterior. Con el delicado paisaje japonés de fondo, las reflexiones del muchacho sobre su propia identidad, sobre la versatilidad del carácter humano y sobre la sociedad que le rodea supondrán para él la piedra de toque que le hará entrar en la edad adulta.

«Natsume Sōseki es, sin duda, el máximo representante de los escritores japoneses del último siglo.» Kenzaburō Ōe  

 

PÁGINAS DEL LIBRO

Pasé mucho tiempo caminando a través del pinar. Los pinares de los cuadros no parecen tan extensos, pero en este lugar solo había pinos, pinos y más pinos. Nada más. No veía la razón de continuar mi paseo si los árboles no desaparecían. En realidad, habría sido mejor haberme quedado quieto desde el principio, ponerme delante de uno de ellos y jugar a ver quién se salía con la suya.

    Salí de Tokio sobre las nueve de la noche del día anterior y me puse a caminar como un loco en dirección norte. En cierto momento me sentí exhausto. No conocía por allí a nadie en cuya casa pudiera descansar y tampoco tenía dinero para pagar un humilde alojamiento en el que pasar la noche. Con la intención de echar al menos una cabezada, me deslicé en la oscuridad bajo el alero de un templo. Creo que estaba consagrado a Hachiman, el dios de la guerra. Aún era de noche cuando me desperté muerto de frío y, a partir de ese momento, caminé sin descanso. Pero ¡quién habría sido capaz de seguir así, rodeado solo de malditos pinos, indefinidamente!

   Mis piernas parecían pesar una tonelada. Cada paso que daba era un suplicio, como si alguien me hubiera atado unas barras de acero a las pantorrillas. Me recogí el quimono hasta dejar las piernas desnudas para ver si así avanzaba con mayor facilidad. En cualquier otro lugar habría sido capaz de echar a correr, pero no allí, rodeado de pinos.

    Encontré una casa de té. Tras las persianas de bambú, divisé una tetera oxidada colocada sobre un brasero. Junto a la entrada había un banco que miraba hacia el camino y, en el suelo, unas sandalias. Vi a un hombre abrigado con un quimono acolchado sentado de espaldas.

     Estaba ya pasando de largo, aunque sin perderle de vista por el rabillo del ojo y sin dejar de preguntarme si parar a descansar un rato junto a él, cuando el hombre se volvió hacia mí. Sus labios finos dibujaron una sonrisa que dejó entrever esos dientes marrones característicos de los fumadores empedernidos. Yo me sentí incómodo y él, a su vez, se puso serio. Aunque estaba manteniendo una animada conversación con la dueña de la casa de té, en cuanto me vio su semblante cambió. En un principio, eso hizo que mi incomodidad se esfumara por completo, pero enseguida volví a sentirme extraño. Él examinó de arriba abajo cada rasgo particular de mi cara, de la boca a la nariz, de la nariz a la frente, de ahí pasó a la visera y hasta se detuvo en los detalles más insignificantes de esa gorra con la que me cubría la cabeza.  

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Natsume Soseki

Seudónimo literario de Natsume Kinnosuke, nació en 1867 cerca de Edo (la actual Tokio). Descendiente de una familia de samuráis venida a menos, fue el menor de seis hermanos. Cuando tenía dos años, sus padres lo entregaron en adopción a uno de sus sirvientes y a su mujer, con quienes viviría hasta los nueve años. En 1884, instado por su familia, se matricula en la Universidad Imperial de Tokio para cursar Arquitectura, aunque acaba estudiando Lengua Inglesa. En 1886 traba amistad con el poeta Masaoka Shiki, que le inicia en el arte de la composición de haikus. Será entonces cuando adopte el nom de plume de Sōseki (que en chino significa «terco»). Tras graduarse en 1893, Sōseki empieza a trabajar como profesor en la Escuela Normal de Tokio, pero pronto, en 1895, es destinado a la lejana Escuela Secundaria de Matsuyama, en la isla de Shikoku. Parte de sus experiencias en esta remota escuela rural serán recogidas en su novela Botchan, que publicará en 1906. Apenas un año después de haber llegado a Matsuyama, dimite de su puesto y comienza a enseñar en un instituto de la ciudad de Kumamoto, en donde conocerá a su mujer. En 1900 se le concede a Sōseki una exigua beca del gobierno japonés y se le envía a Inglaterra. En este país pasará los años más tristes de su vida, leyendo libros sin parar, deambulando por las calles y pasando miserias sin cuento. Parte de sus sombrías reflexiones sobre la vida inglesa serán publicadas años después en el diario japonés Asahi. Regresa a Japón en 1902, con un contrato de cuatro años para enseñar en la Universidad Imperial de Tokio, donde sucederá al escritor grecoirlandés Lafcadio Hearn como profesor de Literatura Inglesa. La carrera literaria de Sōseki se abre propiamente en 1903, cuando comienza a publicar haikus y pequeñas piezas literarias en revistas como Hototogisu. Pero la fama le llegará con la publicación en 1905 de Soy un gato. Ese mismo año publica Rondon to (La torre de Londres), y en 1906 aparecerá Botchan (publicada por Impedimenta y galardonada con el Premi Llibreter 2008), que le catapulta al éxito y que se convierte automáticamente en un best-seller y en una de las novelas más leídas por los japoneses durante décadas. Sōseki escribió catorce novelas a lo largo de su vida, culminando en Kokoro, su obra maestra. Sanshiro (1908, publicada por Impedimenta en 2009) está considerada la novela puente entre sus dos obras capitales. Natsume Sōseki murió en Tokio en 1916 a los 49 años de edad a causa de una úlcera de estómago. En 1984, y en homenaje a su fama y trascendencia, el gobierno japonés decidió poner su efigie en los billetes de mil yenes. 

Obras asociadas
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