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Una segunda oportunidad

Por 28 de mayo de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Casi por casualidad cayó en mis manos The Night Listener, la adaptación al cine del libro homónimo de Armistead Maupin. Basada en un hecho real, The Night Listener cuenta la historia de un escritor, Gabriel Noone (una versión apenas ficcionalizada del mismo Maupin, interpretado por Robin Williams), que entabla una relación telefónica con un chico de 14 años, enfermo de sida y próximo a la muerte. Noone se entera de la existencia de este muchacho, Pete, mediante su editor, que está a punto de publicar un libro de memorias donde el chico revela, entre otras cosas, que sus padres lo sometían a abusos sexuales, permitiendo que otros extraños también participasen de la violación, para después vender imágenes del hecho. Con el correr del tiempo, Noone empieza a sospechar que el chico no existe, tratándose en cambio de una invención de la mujer que dice haberlo adoptado, llamada Donna. (Encarnada en el filme por la siempre interesante Toni Collette.)

Más allá de los pormenores del caso real –según Maupin, la existencia de “Pete” nunca pudo ser probada-, lo que me interesó fue la reacción del escritor ante la historia del muchacho. Al comienzo del relato, Noone confiesa que los escritores nos parecemos a las urracas: hurgamos entre las basuras, esto es entre las miserias humanas, en busca de algo brillante que robar. Noone se compra por completo la historia de Pete porque es tan dramática –en sentido humano, pero también en el sentido narrativo- que necesita creer en ella: la encuentra demasiado digna de ser relatada como para no ser real. Creo que pocos escritores podrían sustraerse a una tentación semejante. Somos demasiado sensibles a las buenas historias como para detenernos a considerar aspectos que parecen minucias, como el sustento real de lo narrado o la diferencia entre lo que debería ser claramente fiction en lugar de non fiction. Todavía no se han acallado los ecos de escándalos como el de A Million Little Pieces, la fraguada autobiografía de James Frey, o el de JT LeRoy, el falso autor de The Heart Is Deceitful Above All Things. Una vez demostrado que JT LeRoy no existía, y que por ende su historia de joven abusado era un invento, resulta difícil leer los relatos que firmó juzgándolos por sus propios méritos. Paradojas de la vida: el mismo hecho que debería haber probado el talento narrativo de Laura Albert –haber creado no sólo los libros de JT, sino también a JT-, terminó convirtiéndose en su condena pública.

Pero aunque todo parezca pintado para hablar de la inescrupulosidad de los escritores, creo que The Night Listener apunta a otra cosa. El filme se encarga de contar que Noone está atravesando una crisis personal cuando “Pete” ingresa en su vida. En el preciso instante en que Noone ha sido abandonado por su pareja, el trágico muchachito irrumpe diciéndole que lo admira y que necesita su aprobación. Noone no reacciona tan sólo ante las posibilidades literarias de la historia de Pete: reacciona además ante la existencia de (lo que cree) un ser humano a quien se ha despojado de toda dignidad; lo que devuelve a Noone a la vida es la posibilidad de ser necesitado y de recibir afecto a cambio. En esencia, le ocurre lo mismo que a la gente del pueblo donde Donna y “Pete” viven: tanto la mesera como el policía hacen lo indecible para proteger al chico inexistente, conmovidos –¡como Noone!- por sus desgracias.

Eso es lo que une a la mayor parte de los seres humanos, escritores o no: la necesidad de creer en la existencia de otro a quien podemos cuidar, y el deseo de marcar aunque más no sea una pequeña diferencia en una vida llena de iniquidades. Aunque a muchos les parezca un anhelo ingenuo, yo considero que es de las pocas razones que amerita que la especie se conceda a sí misma una segunda oportunidad.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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