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Una caja de chocolates con sorpresa

Por 26 de febrero de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Aquello que Forrest Gump recibió de la sabiduría de su madre se demuestra verdadero año tras año, durante la ceremonia de entrega de los premios Oscar: se parecen siempre a una caja de bombones de chocolate, porque uno nunca sabe qué le va a tocar en suerte.

Escribo de madrugada, al cabo de la maratón anual que en Latinoamérica transmitió la señal TNT. Y como casi siempre, con algunas satisfacciones y algunas –la mayor parte, debería decir- claras y dolorosas decepciones. En mi condición de fan de la primera hora (nunca hubo mejor Morgana que la que interpretó en Excalibur), me alegró sobremanera el Oscar entregado a Helen Mirren, la más grande entre las grandes. También me pareció merecido el Oscar de Alan Arkin, en la categoría de actor secundario por Little Miss Sunshine. Y el premio honorífico a Ennio Morricone fue una reparación histórica: se trata de uno de los músicos más talentosos de la historia del cine, a quien el Oscar nunca premió como hubiese sido justo. Pero a partir de allí, casi todo se me antojó indecoroso.

En primer lugar, que se le negasen a Guillermo del Toro los premios principales para los que estaba nominado: El laberinto del fauno ganó algunas categorías, pero perdió como mejor guión original y como mejor película extranjera. Sabrán disculpar mis amigos alemanes, pero a pesar de que La vida de los otros me pareció una buena película, creo que El laberinto es superior. Después del filme que introducía el premio de la categoría, que incluyó imágenes de anteriores galardonadas como La Strada, 8 y 1/2, Rashomon y Amarcord, quedó más claro que nunca que el único filme de los nominados que ambiciona caminar en las huellas de aquellos clásicos es el de Guillermo del Toro.

También me dio pena que Peter O’Toole no ganase el Oscar al mejor actor, aunque estoy seguro de que Venus no debe ser su mejor película. The Departed está lejos de ser la mejor película de Martin Scorsese, y sin embargo se aplicó la lógica de premiarlo por todas aquellas veces que la Academia lo ignoró. ¿No se merece un Oscar el actor de Lawrence de Arabia? El mismo Bill Monaghan, ganador por mejor guión adaptado, confesó en escena que había decidido dedicarse al cine cuando vio el viejo filme de David Lean. (Creo que habría que fundar un club con toda la gente que tomó decisiones semejantes ante la misma visión.) Y sin embargo la Academia premió a Forrest Whitaker, quien sin duda alguna debe estar bien en The Last King of Scotland –que todavía no he visto-, pero que ante todo debe haber sido visto por los votantes como uno de los suyos. Y cuando digo uno de los suyos, me refiero a un norteamericano. El discurso inaugural de la anfitriona Ellen DeGeneres terminó volviéndose profético: comenzó subrayando la increíble diversidad de las candidaturas, llenas de latinoamericanos, españoles, japoneses e ingleses, pero lo hizo en un tono casi de temor ante algo percibido como una invasión, para dar paso luego a una ceremonia en que la industria de Hollywood se reveló más conservadora que nunca –y más endogámica.

En términos generales, la divisoria de aguas parece enviar un mensaje claro: frenar a los mexicanos. Del Toro se quedó sin los premios mayores, Babel ganó sólo el premio a la mejor música y Cuarón no fue galardonado por Children of Men en ninguna de las categorías en que figuraba, ya de por sí secundarias: ni siquiera le dieron el premio a la mejor adaptación, laureando a cambio a Monaghan, que respetó íntegra la estructura de Infernal Affairs, película en la que The Departed se basa hasta en las zonas más inverosímiles de su guión. Cuando vi The Departed en el cine, al llegar a la escena culminante en el ascensor la gente se reía ante tanta balacera y tanto muerto cruzado. Pero eso no ocurría con la original, porque Infernal Affairs no pretendía ser otra cosa que un policial cool con argumento ingenioso. En cambio The Departed es pretenciosa. Que la Academia haya retaceado premios a los mexicanos –y hasta a Little Miss Sunshine, que puesto a elegir me parece mejor película que la de Scorsese- para consagrar a gente como Jennifer Hudson y películas como The Departed, me suena a bombón relleno de licor amargo. Cuando dentro de algunos años veamos que el Oscar al mejor filme se lo entregaron en el 2006 a Crash y en el 2007 a The Departed, recordaremos esta época como un tiempo oscuro para Hollywood. Está claro que nadie espera demasiado de los Oscar, pero la lista de películas memorables que fueron premiadas a lo largo de la historia le da uno derecho a reclamar, cuanto menos, que se esfuercen por mantener el nivel.

Y en lo que hace a los mexicanos, está claro que el Oscar lo administran sus dueños. Pero así como nosotros nos esmeramos para no perder la elegancia en casa ajena, lo menos que esperamos de los anfitriones es que también la conserven.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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