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No music in the horizon

Por 14 de abril de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Marcelo Figueras

A veces me armo una pequeña lista de temas sobre los que hablar en este blog durante los días por venir. Hace tantas semanas que en mi lista figuran U2 y Morrissey (desde que salieron sus discos nuevos, sin ir más lejos), que mi persistente imposibilidad de referirme al asunto me llevó a preguntarme: ¿por qué se me hace tan difícil dedicar tiempo a la música en estos días?
    Cuando era pequeño no había en mi casa nada parecido a grabador o tocadiscos. Para escuchar las canciones de Los Beatles que me gustaban, llamaba por teléfono a la prima de mi madre y le pedía que las pusiese en su tocadiscos. Y así el niño que yo era podía dedicarse a bailar I Saw Her Standing There y Twist and Shout… con el teléfono en la mano.
    Todavía recuerdo la tarde en que mi padre y yo fuimos a comprar el primer tocadiscos como regalo para mi madre. Además del aparato, mi papá (que siempre fue sordo para la música, de una manera casi deliciosa) compró a modo de disco inaugural uno de standards melódicos orquestados, en este caso por Alain Debray. (Seudónimo que usaba Horacio Malvicino para esta clase de crímenes.)
    Por fortuna mi madre tenía buen gusto al respecto. De allí en más me alimentó a base de una dieta tan variada como nutritiva: Sinatra, Mercedes Sosa, Al Jolson, Liza Minnelli, Iva Zanicchi, Glen Miller…
    De adolescente, como era inevitable, pasé tantas horas encorvado encima de ese tocadiscos que hasta recuerdo en qué versos de qué canciones saltaba la púa.
    Como trabajé largos años como periodista cultural (escribiendo sobre rock, entre otras cosas), vi todos los conciertos que había que ver y recibí todos los discos. Hasta que abandoné la prensa diaria y de algún modo me harté de la ceremonia de los recitales, hasta el punto de perderme adrede algunos por los que todavía hoy me clavo puñales. (¡Dios mío, cómo es posible que haya dejado pasar a David Bowie interpretando sus clásicos!)
    Si por lo menos se me diese escuchar música mientras escribo… Pero no, tengo la maldita manía de no aceptar otra música durante la tarea que el redoblar de las teclas.
    En los últimos años, el único sitio en que escuchaba música largamente y podía cantar como en la bañera era el auto. Pero ahora que viajamos con el pequeño Bruno en la sillita, el reproductor de Cds está copado por la música de Los Beatles con la que, lo admito, estoy tratando de adoctrinarlo.
    El domingo de Pascuas fuimos a lo de mi hermana, que suele programar su equipo con buenos discos. Pero la muy traidora, en un gesto demagógico apuntado a sus propios hijos, nos recibió con una tunda debida a vaya saber cuál de los High School Musicals.
    Así que les voy a deber mis impresiones sobre el nuevo de U2 (que escuché varias veces entre un disco Beatle y otro, pero no lo suficiente como para formarme un juicio crítico) y el nuevo de Morrissey, del que no alcancé a oír más de tres canciones.
    Ah. cómo extraño aquellos tiempos en que gastaba los surcos de mis sufridos vinilos…

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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