Marcelo Figueras
Ahora estoy en Madrid, pero las noticias me obligan a regresar a la Argentina de manera inevitable. La primera noticia que me reclama es para descostillarse de risa: ya deben haberla oído, las hijas de George W. Bush están en Buenos Aires y a pesar de todo el despliegue agentesecretil (que aunque discreto, porque las chicas querían pasar desapercibidas, no puede haber sido menos que férreo) fueron víctimas en San Telmo de uno de los personajes más temerarios y con más recursos de nuestro país, el "punga", o ladrón de poca monta. Me pregunto qué habrá hecho el pobre hombre cuando sacó las tarjetas de crédito que decían Barbara Bush. Lo más probable es que ni siquiera haya sumado dos más dos, los pungas no suelen ser lo que se dice bien informados en materia de política internacional. Pero imagino que más temprano que tarde habrá visto la noticia en la TV -porque la noticia estaba en todas partes, y casi siempre utilizada para producir humor- y entonces habrá empezado a sudar, imaginando que el agente Jack Bauer (Kiefer Sutherland en la serie 24) aparecería en cualquier momento con sus comandos para torturarlo, preguntándole si el robo formaba parte de una conspiración y si trabaja a sueldo de Al Qaeda.
Lo más gracioso es que las desventuras de las Bush (Barbara y Jenna) no acabaron allí. Un par de noches después fueron a cenar a Palermo con sus amigas argentinas, y mientras comían en una mesa dispuesta en la calle (ya sin ninguna discreción, porque ahora el gobierno de Kirchner, finalmente enterado -que antes no lo estaba- de la presencia de estas chicas, no quiso correr más riesgos y las rodeó de agentes de la Policía Federal), el sonido de una sirena les puso los pelos de punta. Hubo una pequeña escena de pánico, vaya a saber qué pensaron entonces -¿se habrán creído que Bin Laden les clavaría un avión en plena calle?-, hasta que entendieron que se trataba de los bomberos, que acudían a apagar un incendio denunciado a media cuadra del lugar. Las malas lenguas dicen que en su momentánea fuga una de las Bush perdió un zapato, convirtiéndose durante algunos minutos en una suerte de anti-Cenicienta.
Lo dicho: la Argentina es un sitio tan complicado e idiosincrático, que allí hasta Jack Bauer fracasaría.
De la segunda noticia hablaré mañana. Esta roza lo trágico, y prefiero empezar la semana con la ilusión de una sonrisa.