Marcelo Figueras
Ya el aviso me arrancó una carcajada. "Fiel a la larga tradición de revistas culturales argentinas, Lamujerdemivida cierra". Durante cuatro años, nueve meses y casi 49 ediciones -la que todavía está en los kioskos es la número 48-, Lamujerdemivida (todo junto, siempre) fue una de las mejores, sino la mejor, revista cultural de estos tiempos. Una hazaña que sus responsables intentan mensurar mediante una larga lista: 1862 páginas, 85.750 kilos de papel, 168 cuentos, 2 amenazas, 243 reuniones de redacción, 1 pareja formada por la revista, 6 peleas, 2 serias, 1 escándalo público (no lo recuerdo, voy a tener que preguntar), 0 embarazos…
Como suele ocurrir, lo mejor nunca es mensurable. Durante estos años que se parecieron tanto a un páramo, Lamujerdemivida me concedió lo único indispensable que se le pide a un medio de comunicación en una era de crisis: que esté vivo. O sea que no parezca monolítico, ni que baje línea, ni que me ofrezca membresía al último Club de Iluminados. En tiempos difíciles, lo que uno busca es gente que articule las preguntas que uno se está formulando de manera más o menos nebulosa. Y eso Lamujerdemivida lo hizo sin faltar nunca a clases. El número 48 se lo cuestiona de lleno. Su tema (Lamujerdemivida siempre funcionó con números temáticos) está expresado en forma de pregunta: ¿Qué te impide pensar?
Yo fui uno de los tipos a los que llamaron a opinar. (Dije que una de las cosas que impide pensar es el miedo, citando al Frank Herbert de Dune: ‘El miedo es el asesino de la mente’.) Pero en estos casi cinco años fueron muchísimos los escritores que colaboraron con la revista, a sabiendas de que estaban -estábamos- donde había que estar. Para no cometer injusticias, me limito a mencionar a algunos de aquellos que figuran en esta edición: Esther Cross, Sandra Russo, Esteban Schmidt, Pablo Ramos, Claudia Piñeiro, Claudio Zeiger… Autores hechos y derechos que se arrimaron a Lamujerdemivida porque, imagino, los sorprendía y los divertía y los cuestionaba como a mí.
Vaya mi agradecimiento, pues, a la gente que nos proporcionó la experiencia al contribuir siempre o en algún momento a la salida de la revista: a Ricardo Coler, Mori Ponsowy, Amalia Sanz, Sergio Olguín. Elvio Gandolfo, Christian Kupchik, Marcela Basch y todos los demás. De aquí en más los kioskos de diarios seguirán mostrando culos y tetas como de costumbre, pero ya no exhibirán el rostro de la única mujer a la que yo buscaba con fervor.
La idea del aviso del que hablaba al comienzo no era la de convocar a un entierro sino a una fiesta: el 19 de este mes a las 20 en Casa Brandon, Drago 236, Buenos Aires. Allí estaremos todos los que disfrutamos de Lamujerdemivida, celebrando que haya existido y que ni siquiera en su ocaso deje de producir encuentros.