Marcelo Figueras
Como cuadra a un fan del cine, estuve atento minuto a minuto a las nominaciones del Oscar. Me dieron algunas alegrías, claro: la elección de Penélope Cruz, que hizo el mejor papel de su carrera en Volver. La selección en la misma categoría de mi idolatrada Helen Mirren. La inclusión de Little Miss Sunshine en el podio de las mejores películas. Para mí, qué quieren que les diga, es superior a The Departed y a The Queen. Y si me apuran, diría que es más redonda, y por ende más lograda, que Babel. De cualquier forma, lo que queda claro es que el nivel general de las seleccionadas es más bien bajo, en especial porque no había grandes opciones dentro del cine producido en inglés. (Es una lástima que no hayan nominado a Children of Men, de Alfonso Cuarón, en las categorías mayores más allá del guión adaptado: para mí es infinitamente superior a The Departed, por ejemplo.) La única que no he visto del grupo de las nominadas es Letters from Iwo Jima, de Clint Eastwood, pero me consta que ninguna de las otras está a la altura de un clásico.
Entre los actores hay dos caras populares –las de Leo Di Caprio y Will Smith, que debería haber ganado cuando hizo Ali– y tres que provienen de películas marginales al gran sistema: el gran Peter O’Toole por Venus (¿se acuerdan cuando los votantes de la Academia debían votar por películas como Lawrence de Arabia?), Forest Whitaker por su interpretación de Idi Amin en The Last King of Scotland y Ryan Gosling por Half Nelson; este chico es buenísimo, y aunque no sea en esta ocasión ha venido a este mundo con la palabra Oscar grabada en su frente.
El grupo de las mujeres se presenta bien difícil. Además de Penélope y de la insuperable Mirren está Judi Dench, otro monstruo, Meryl Streep –lo mismo, aunque esta vez por un delicioso papel de comedia en The Devil Wears Prada– y Kate Winslet, magnífica en Little Children. Me temo que Mirren va a volver a arrasar como en los Golden Globe: este es su año, sin duda alguna.
Me gusta que hayan nominado a Alan Arkin, por su papel del abuelo drogadicto de Little Miss Sunshine. Aunque supongo que el Oscar al mejor actor de reparto se lo van a dar a Eddie Murphy por Dreamgirls, aunque más no sea porque en Hollywood aman las historias de regresos con gloria. Entre las actrices de reparto está muy bien que hayan seleccionado tanto a Adriana Barraza como a Rinko Kikuchi, por Babel: sus actuaciones elevan la película por encima de su propio nivel. Y también me parece justo que hayan elegido a Abigail Breslin, la nenita de Little Miss Sunshine: esa pequeña es increíble. (Su última escena con Alan Arkin es una lección de actuación.) Pero imagino que aquí también le darán el Oscar a alguien de Dreamgirls, Jennifer Hudson, porque la película cuenta cómo su talento mayúsculo como cantante es eclipsado por la belleza de Beyonce Knowles, y en Hollywood aman la noción de hacer justicia con alguien que sufrió en una película –aunque tan sólo estuviese actuando. (Con los años, uno casi puede oír pensar a los miembros de la Academia.)
Y en lo que hace al director… Eastwood ya lo recibió. Frears ha hecho cosas mejores que The Queen. Paul Greenglass no lo ganará por United 93. Iñárritu es demasiado joven, lo cual implica que tiene mucho tiempo por delante. Así que se lo darán por fin a Scorsese, que nunca recibió una estatuilla por sus grandes películas y terminará ligándola por uno de sus títulos menores. Un amigo se preguntaba ayer por qué Scorsese sigue filmando, en vez de optar, por ejemplo, por el camino de la dignidad que emprendió Coppola con su retiro efectivo. Esta es la respuesta: Scorsese sigue filmando para que alguna vez le entreguen un maldito Oscar.
La alegría que espero recibir la noche de la entrega es muy simple: el Oscar para El laberinto del fauno como mejor película extranjera.