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Es difícil ser un santo en la ciudad

Por 26 de noviembre de 2007 Sin comentarios

Marcelo Figueras

No recuerdo quién ni cuándo me habló de Dennis Lehane por primera vez, pero a causa de esa recomendación leí su novela Mystic River cuando todavía conservaba la tibieza de la imprenta. Me resultó un libro inolvidable. Los relatos de Lehane tienen esa cosa maravillosa que sólo logran los mejores practicantes de cualquier género literario: al tiempo que respetan sus convenciones (en este caso las del policial, en tanto siempre existe un crimen y una investigación), hablan de algo que va mucho más lejos. En el caso de Lehane, de sangre irlandesa y por ende católica y oriundo de una ciudad -Boston, Massachusetts- que siempre oficia de escenario a sus historias, las obsesiones son siempre las mismas: la pérdida de la inocencia, la culpa, la violencia entramada en el código genético de nuestra sociedad -y la dificultad de hacer el bien en un mundo borroneado por tantos grises.

Ayer mismo leí un reportaje a Henning Mankell en la revista adn de La Nación. Autor de la saga del inspector Wallander, Mankell decía algo que también sirve para explicar el atractivo de Lehane: "El crimen sirve para ver lo que está pasando en la sociedad". Al igual que las novelas de Richard Price (Clockers, Freedomland), los libros de Dennis Lehane se leen como ‘uno de misterio’ pero cortan hasta el hueso. Funcionan como un fresco sobre la vida en estos monstruos que damos en llamar ciudades, donde todo tiene un precio y los más débiles no escapan jamás a su destino de víctimas. No es casual que haya colaborado en varias oportunidades con la serie de HBO llamada The Wire. Lehane y los productores David Simon y Ed Burns comparten la misma mirada sobre el salvajismo imperante en nuestro mundo presuntamente civilizado: realista hasta lo descarnado, y aun así esperanzada.

No leí Gone, Baby, Gone, cuarto volumen de la serie protagonizada por el detective Patrick Kenzie, pero acabo de ver la película dirigida por Ben Affleck. Sería injusto compararla con la adaptación que Clint Eastwood hizo de Mystic River, pero de todos modos está muy bien. Es Lehane en estado puro: la niña que desaparece, la madre pecadora, el escándalo público, la corrupción permeando cada estamento de la sociedad. Los débiles y los inocentes no pueden dejar de sufrir por el simple hecho de serlo: en Mystic River pagaban una joven y un hombre que había sido abusado sexualmente de pequeño, en Gone, Baby, Gone es una niña perturbadoramente parecida a Maddie Brown. Y en el medio un hombre, Patrick Kenzie, que trata de ser fiel a su conciencia a pesar de que la vida se lo cobra en sangre.

Me hizo recordar una vieja canción de Springsteen, Es difícil ser un santo en la ciudad. Si de algo habla Gone, Baby, Gone es de lo mal que la pasa la gente buena en este mundo que nos ha tocado en suerte.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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