Marcelo Figueras
Esta vez va en serio. La cuarta película de Indiana Jones, aún sin título conocido, comenzará a filmarse este junio en Los Angeles, con la intención de estrenarla en mayo del año 2008. Además del inevitable Harrison Ford (que dicho sea de paso, hace décadas que no protagoniza una película como la gente), actuarán también Cate Blanchett y Ray Winstone, lo cual permite mantener vivas las esperanzas en la calidad de la película: después de tanta amansadora (Indiana Jones y la última cruzada se estrenó en 1989, ¡hace 18 años!), más les vale volver al ruedo con algo que se luzca.
Me parece bien que Spielberg dirija nuevamente, dado que fue el responsable de las tres películas originales. Y espero que el guión de David Koepp esté a la altura de las circunstancias, lo cual no es poco pedir: no sólo debe hacerse cargo de la ansiedad acumulada durante años, sino también aproximarse a un digno cierre del ciclo, dado que Harrison Ford no podrá seguir a los saltos durante mucho tiempo más. Las palabras de Indy en Los cazadores del arca perdida regresan para asolarlo: a esta altura ya no se trata tanto de los años como del kilometraje acumulado. Y la idea de reemplazarlo por otro actor más joven, al estilo de lo que se ha hecho con James Bond, suena tan ridícula como la de encontrarle reemplazo a Bogart en una remake de Casablanca.
El bueno de Indy ha sido siempre uno de mis personajes favoritos. Comparto el amor de Spielberg y de George Lucas por las fuentes en que se inspiraron (cualquiera que haya visto Gunga Din y leido Terry y los piratas sabe de lo que hablo), y celebro que ese amor haya fructificado en un personaje original: más allá del homenaje a los viejos seriales, Indiana se ha convertido por derecho propio en sinónimo de la Aventura. (Sí, con mayúsculas.) Desde aquel entonces ha habido infinidad de intentos de refritar la receta –paisajes exóticos, tesoros escondidos, mitos que cobran vida y persecuciones adrenalínicas-, pero nadie logró dar con las proporciones adecuadas; es de desear que los chefs originales no hayan perdido la mano, al aproximarse a la edad casi provecta que Indiana tendrá ahora, de acuerdo a los 64 años que Harrison Ford no disimula. ¿Cuántos de nosotros silbamos todavía la melodía característica de John Williams, cada vez que nos disponemos a hacer algo intrépido? (Yo he llegado a hacerlo incluso antes de entrar al dormitorio en que mi mujer aguarda; es que hay aventuras y aventuras…)
Mayo, 2008. Un motivo más para esperar el futuro con alegría.