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EL GRAN COPULADOR

Por 3 de abril de 2007 Sin comentarios

Javier Rioyo

Es posible que Casanova fuera aún más grande, pero no lo creemos. Vivió menos, tuvo más apuros económicos y la sociedad, el tiempo, la familia y los maridos no le favorecían. En cualquier caso fueron dos grandes de la cópula. El primero -mientras no se demuestre lo contrario- es el muy querido, respetado, elegante y enorme escritor llamado Adolfo Bioy Casares. Yo hace muchos años, después de leer La invención de Morel, lo tengo en el más elevado de mis altares, a la derecha del “padre”, su amigo el dios terrenal de la escritura en castellano, Jorge Luis Borges. Quizá uno de los escritores con menos cópulas en la historia de la literatura.

Hace unos meses hablamos aquí de ese libro de correspondencia entre los dos amigos. Un libro que todos los amantes de la literatura, del gran chisme cultural y de la malignidad intelectual deben tener a mano y a primera vista.

Otro gran libro -¿por qué uno tarda tanto en sumergirse en libros que llevan años en las estanterías de nuestra biblioteca?- que me esperaba desde hace años es ese “note book” llamado Descanso de caminantes, una suerte de diario con anotaciones, reflexiones, pensamientos, realidades y sueños del gran  copulador, del gran escritor de esta ciudad de grandes donde me refugio esta Semana Santa. Intenten encontrarlo, hagan inmersión y serán capaces de pasar divertida y reflexivamente hasta las doce horas de un vuelo regular entre Madrid y Buenos Aires. Recuerda Bioy que alguien dijo que “los viajes nos deparan la revelación de que la vida es mientras tanto”.

Este viaje me está deparando unas cuantas cosas, el reencuentro con libreros y librerías que me gustan, los paseos por ese barrio que siempre cambia, Palermo -el que ahora está más cerca de Borges, de Cortázar-, la vitalidad en la calle, no importa que se pueda estar a quince minutos del caos. Y también la visita a unos concretos fanatismos, esa adoración sin fisuras a un juguete roto llamado Maradona. Y la esperada visita a ese monumento del kitsch que estoy seguro será ese parque temático dedicado a Tierra Santa, allá por la Costa Nera… aquel lugar que cantamos cuando fuimos más cursi/sentimentales con Leonardo Favio. De tantas cosas hace más de veinte años, que no son nada. Otro día les cuento, o quizá simplemente les regale una rosa. Hoy me despido con una meditación de restaurante de Bioy, habrá más, esta es aperitivo: “Sobrellevemos nuestros errores con la dignidad y la resignación de esos caballeros que ahora entraron detrás de sus horribles mujeres”.

Post data. Hablando de errores, al leer a mi querido y admirado contertuliano Antonio Larrosa, caí en la cuenta de que el pueblo de Híjar es del que yo quise hablar, no de Íscar, perdón a los unos y a los otros. El ruido de los tambores, la noche de mi inmersión en el ruido poco místico pero extrañamente adictivo fue en ese pueblo de al lado de Calanda. La fiesta, o lo que fuera aquello, la había preparado mi admirado Agustín Sánchez Vidal. Los invitados, Basilio Martín Patino, Bigas Luna, José Luis García Sánchez entre los que quiero recordar. En Buenos Aires, iré a ese lugar que me recomienda la cariñosa y culta amiga porteña.

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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