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Blogs de autor

El cronista de indios

Por 3 de marzo de 2010 Sin comentarios

Marcelo Figueras

Como era inevitable, la presentación en Barcelona de Egos revueltos, el último libro de Juan Cruz, resultó encantadora. Por razones extraliterarias, para empezar: al menos para mí, la posibilidad de estrechar la mano de Juan Marsé y de cruzarme con Joan Manuel Serrat me hizo sentir como un niño entre gigantes. Intuyo que la reunión en la Librería Laie fue un verdadero who’s who de la vida literaria en esta maravillosa ciudad. Aunque sólo me sentía en condiciones de reconocer unos pocos rostros (estaban los agentes Mercedes Casanovas y Willy Schavelzon, los escritores Juan Gabriel Vásquez, Jordi Soler, Enrique Vila-Matas y Rodrigo Fresán), estoy seguro de que todos los nombres me habrían sonado si se hubiese tratado de esas convenciones que lo obligan a uno a pegarse etiquetas identificatorias en el pecho.

         Pero el encanto principal es el que corresponde endilgarle a Juan Cruz, y por extensión a su libro. Anecdotario infinito, Egos revueltos (premio Comillas de historia, biografía y memorias) es en esencia una carta de amor a esa práctica oracular que es la literatura, y a todos los gremios que velan por ella, desde los escritores a los periodistas, desde los editores a los agentes. Durante la presentación salieron a luz tan sólo algunas de las pocas historias que pueblan el libro: cosas de Cabrera Infante, del inolvidable Rafael Azcona (a quien tuve el privilegio de conocer en Madrid, precisamente por gracia de Juan Cruz) y hasta de Fernando Esteves, actualmente en México, a quien Juan le reconoció pasta de editor cuando se escapó en secreto de un restaurant para lograr que Arturo Pérez Reverte tuviese el dulce de batata que anhelaba a la hora de los postres.

         El editor Malcolm Otero dijo algo que me pareció pertinente. Mientras hablaba del entusiasmo de vivir que es la característica más inocultable de Juan Cruz, dijo que el escritor y periodista siempre encontraba algo positivo que decir de las figuras a las que elegía entrevistar. En un medio tan signado por la individualidad y las mezquindades (la broma de Juan dice, precisamente, que para desayunar los escritores comemos egos revueltos), una generosidad como la suya destaca como el diamante en el lodazal.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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