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Mi tercer Gracg

Por 3 de marzo de 2010 Sin comentarios

Javier Rioyo

 

 

 

Al margen de los ruidos, de las ventas, de los premios, de los medios y los mediadores; siempre al margen ha crecido la literatura de Julien Gracg. Es la tercera vez que vuelvo a Gracq en éste bar. Me hubiera encantado haberlo conocido pero si lo hubiera encontrado en unos de sus viajes por España, no me imagino de qué hubiéramos hablado. Recorrió algunos cercanos caminos, cruzó por lugares que amo, escribió sobre queridos espacios, compartió varios de mis amores castellanos, navarros y del Delta del Ebro. Si me hubiera encontrado con el discreto escritor no le hubiera dirigido la palabra. O es posible que hubiéramos compartido, en silencio, alguna ensoñación mirando algún paisaje. También podríamos compartir un whisky mientras en el salón suena algo de Wagner.

Dentro de unos días estaré en una de sus ciudades, Nantes. Uno es de dónde hizo el bachiller. Gracq, que nació cerca de esa ciudad a la que supo dar forma literaria, es de esa ciudad dónde conoció la literatura de Stendhal, la ciudad de Julio Verne. Y la ciudad de Jules Vallés, ese escritor que representó una forma de anarquismo, de individualismo y rebelión, muy diferente a la de Gracg, pero tan querida. Julien Gracq también fue un rebelde, un ácrata educado, el primero en no aceptar el prestigioso premio Goncourt. Y el que nunca recibió el premio Nóbel porque bien sabían los suecos que nunca asistiría a la noble ceremonia.

 Ahora vuelvo a Gracg  por dos motivos. Dos nuevas traducciones de su obra, no muy extensa  pero toda esencial. Por un panfleto de los años cincuenta que fue publicado por Albert Camus, lo que una  vez más le honra, y que se llamó "La littérature à l’estomac". Traducida espléndidamente para "Nortesur" por Maria Teresa Gallego como "la literatura como bluff". Sesenta años después todavía tiene vigencia, aunque no seamos franceses, ni tengamos sus "reverencias" por la literatura, ni tengamos sus escritores. Sirve como grito inteligente contra la literatura tomada como una evasión, una diversión, para los ratos de ocio.

La otra razón, el otro libro que también es la primera traducción al español, es un curioso ejercicio a cuatro manos, "Trébol de cuatro hojas". Publicado por la cada vez más interesante editorial "Demipage" y reuniendo cuatro textos escritos a principios de los años cincuenta. Unos años en que el surrealismo estaba en plena lucha contra los nuevos realismos, los nuevos narradores y los viejos compromisos. Libro de ensoñaciones y realidades, cuatro escritos independientes, poéticos y fantasiosos, firmados por André Bretón, Julien Gracg, Lise Deharme y Jean Tardieu. La escritura como deseos de volar. La imaginación que se nutre de irrealidad tan cercana, esa magia cotidiana que tanto gustaba a Breton y  a sus amigos como Gracg.

En su relato, "Lo ojos bien abiertos", Gracg nos propone sacar partido de nuestra gracia de ser soñadores despiertos. Buscar esa cualidad de la ensoñación que nos permite acercarnos a la mirada poética, al viaje a la manera de Baudelaire. Un viaje dónde no es nada extraordinario poder permanecer atentos a nuestras ensoñaciones. Conseguir "la facultad de saltar con más ligereza, con más libertad, de una imagen a otra, de despertarlas en cadena con un código secreto, conforme a las leyes de correspondencia igualmente ocultas. En otras palabras, se trata de un cierto arte de la huída, más que una aptitud para percibir imágenes desconocidas".

Recomiendo: siempre volver a Gracg, por sus novelas, por sus letrinas, por sus viajes o por sus ensoñaciones. Un profesor casi oculto llamado Louis Poirier, que quiso que le llamáramos Julien Gracg. Doble homenaje a Julien Sorel y a los Graco romanos, aquellos guerreros y pacificadores que también viajaron por España. Otra historia.

 

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Javier Rioyo

Javier Rioyo (Madrid, 1952) es licenciado en Ciencias de la Información. Periodista, escritor, director y guionista de cine, radio, televisión y dramáticos. Dirigió y presentó el programa semanal de libros Estravagario en TVE 2, con el que obtuvo el Premio Fomento a la Lectura 2005, concedido por la Federación del Gremio de Editores de España. También ha sido responsable de cultura y libros en el programa diario Hoy por hoy de la cadena SER. Es colaborador habitual de El País (escribe para el suplemento semanal Domingo) y de la revista Cinemanía. En televisión, Rioyo ha presentado el programa "El Faro" del canal Documanía y ha obtenido dos premios Ondas en Radio y uno en Televisión. Ha sido guionista de numerosos festivales de música para Canal+, así como de los premios Goya, y de diversos programas de radio y televisión. También coordinó los guiones para la serie Severo Ochoa. Ha dirigido y participado en cursos de Comunicación y Cultura en diversas universidades españolas. Formó parte del Comité Asesor de Alfaguara y ha sido jurado de festivales de cine y premios literarios en varias ocasiones. Es autor del libro Madrid: casas de lenocinio, holganza y malvivir (Espasa Calpe, Premio 1992 Libros sobre Madrid); y de La vida golfa (Aguilar, 2003). En 2005, con su productora Storm Comunicación, realizó la producción ejecutiva y el guión de Miracolo Spagnolo, un documental para la RAI sobre la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero al gobierno y su primer año de legislatura. También dirigió y produjo Alivio de luto, un vídeo documental en el que entrevista a Joaquín Sabina; así como Un Quijote cinematográfico. En 1994 fundó la productora Cero en conducta, con José Luis López-Linares, con la que tuvo a su cargo el guión y la dirección de Alberti para caminantes (2003); y la producción ejecutiva y el guión del largometraje Un instante en la vida ajena (2003), que obtuvo el Premio Goya al mejor documental; así como de Tánger, esa vieja dama (2002). También ha codirigido con José Luis López-Linares el cortometraje Los Orvich: Un oficio del Siglo XX (1997), y los largometrajes Extranjeros de sí mismos (2001), nominado al mejor documental en la XVI edición de los Premios Goya; A propósito de Buñuel (2000); Lorca, así que pasen cien años (1998), nominado a los premios Emmy 1998; y Asaltar los cielos (1996), nominado a los premios Goya al Mejor Montaje, y ganador del Premio Especial Cine, de los Premios Ondas 1997.

En 2011 fue nombrado director del centro del Instituto Cervantes de Nueva York en sustitución de Eduardo Lago.​ Ocupó el cargo hasta septiembre de 2013, cuando fue sustituido por Ignacio Olmos.​ En 2014 fue nombrado responsable del centro del Instituto Cervantes en Lisboa.​ En febrero de 2019 deja el cargo y pasa a dirigir el centro de Tánger de la misma institución.

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