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El Corto Maltés y la aventura de hoy

Por 26 de enero de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Marcelo Figueras

Una de las cosas que -me di cuenta recientemente- tiendo a hacer a fin de año, cuando la cabeza pide basta y el cuerpo reclama un tiempo blando, es releer viejas cosas que no pueden producirme más que un placer perfecto. Esta vez, sabrá Dios por qué, fue el turno de la saga del Corto Maltés , la más memorable de las criaturas creadas por el historietista Hugo Pratt. En estos días la estoy desandando en orden cronológico -no en el orden que fueron escritas, con La balada del mar salado en primer término, sino más bien respetando la cronología de la ‘vida’ del Corto, lo cual pone al libro La juventud en el inevitable comienzo y a la aventura de Mu en último lugar.

Amo del Corto esa impronta bogartiana propia de Casablanca: la del aventurero cínico por fuera y romántico por dentro, que sólo se dice conmovido por el dinero y su interés personal al tiempo que arriesga su vida por los más débiles y por causas más grandes que sí mismo.

Me gusta también que insinúe un nuevo estadio del concepto de aventura que prácticamente nadie ha retomado desde entonces. El mismo Indiana Jones, criatura post-Corto aun cuando frecuente parte de su terreno, tiende más bien a reafirmar el viejo concepto de aventura: aunque el héroe es imperfecto, su accionar preserva la ‘perfección’ del sistema. En cambio el Corto no colabora nunca con el sistema: más bien tiende a perder, poniéndose siempre en el bando de las causas sin futuro o de aquellos que están en inferioridad de condiciones. Quiero decir: puede ayudar al surgimiento de un liderazgo político -como hace en Brasil al ungir al por entonces pequeño Corisco de Sao Jorge- pero nunca asumirá algo similar sobre sus propios hombros. En parte por individualismo, imagino: el Corto ama su libertad y necesita girar por el mundo de manera incesante. Pero también por desconfianza inspirada en la experiencia. El Corto entiende que las luchas políticas son necesarias en este mundo; y también le consta que hasta sus mejores logros son limitados, o al menos perecederos: toda revolución esconde el germen de su propia corrupción, como le demuestra el destino de sus amigos Jack London y John Reed, como se desprende de la vida del portero de hotel con quien se relaciona en Ancona y que con el tiempo se convertirá en Josef Stalin.

El Corto no rehuye involucrarse: nunca pasa del mundo, asume los problemas que presenta como propios -aun cuando son ajenos, aun cuando perjudican a otros que no son él. En este sentido, el Corto es un romántico de izquierdas tanto como el Rick Blaine de Casablanca. Pero tampoco hace del mundo su obsesión, en la medida en que intuye que la vida -y por ende la aventura- tiene al menos tanto de sueño como de realidad.

Lo cual nos coloca en el umbral de este nuevo concepto de aventura que mencioné más arriba.

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Marcelo Figueras

Marcelo Figueras (Buenos Aires, 1962) ha publicado cinco novelas: El muchacho peronista, El espía del tiempo, Kamchatka, La batalla del calentamiento y Aquarium. Sus libros están siendo traducidos al inglés, alemán, francés, italiano, holandés, polaco y ruso.   Es también autor de un libro infantil, Gus Weller rompe el molde, y de una colección de textos de los primeros tiempos de este blog: El año que vivimos en peligro.   Escribió con Marcelo Piñeyro el guión de Plata quemada, premio Goya a la mejor película de habla hispana, considerada por Los Angeles Times como una de las diez mejores películas de 2000. Suyo es también el guión de Kamchatka (elegida por Argentina para el Oscar y una de las favoritas del público durante el Festival de Berlín); de Peligrosa obsesión, una de las más taquilleras de 2004 en Argentina; de Rosario Tijeras, basada en la novela de Jorge Franco (la película colombiana más vista de la historia, candidata al Goya a la mejor película de habla hispana) y de Las Viudas de los Jueves, basada en la premiada novela de Claudia Piñeiro, nuevamente en colaboración con Marcelo Piñeyro.   Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País.   Actualmente prepara una novela por entregas para internet: El rey de los espinos.  Trabajó en el diario Clarín y en revistas como El Periodista y Humor, y el mensuario Caín, del que fue director. También ha escrito para la revista española Planeta Humano y colaborado con el diario El País. Actualmente prepara su primer filme como director, una historia llamada Superhéroe.

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