
Eder. Óleo de Irene Gracia
Lluís Bassets
Con frecuencia surge la pregunta, sobre todo en coloquios abiertos al público. ¿Hay de verdad analogías de fondo entre Zapatero y Barack Obama? Hay algo de retintín en la cuestión, porque es evidente la fosa que separa a ambos personajes: la popularidad inmensa del presidente electo norteamericano, el culto que ha despertado su imagen entre los jóvenes, la fuerza de su oratoria y la envergadura del cambio que se propone nada tienen que ver con las dimensiones de nuestros políticos y de nuestro presidente. También son evidentes los puntos comunes, sobre todo generacionales y en problemas de los que se suelen llamar de sociedad. Ante la igualdad de derechos, entre sexos, opciones sexuales, razas y religiones, por ejemplo. Quizás también ante las cuestiones relacionadas con la investigación genética, interrupción del embarazo, derecho a la muerte digna. Todo esto está muy bien, al menos para mi gusto. Entiendo que preocupe a otros, por ejemplo a esa derecha católica que manda en Roma y desanda el camino admirable del Concilio Vaticano II. Pero de lo que quiero escribir hoy, para discrepar de Obama y de Zapatero, es de uno de los más evidentes puntos que tienen en común, nada menos que en política internacional y en el que, para colmo, ambos no están precisamente muy bien aconsejados. Veamos.
Se trata de la Alianza de Civilizaciones, un invento de Zapatero que Obama, por desgracia, parece haber tomado como pauta para su política en relación al Islam. El presidente electo ha planteado la celebración de una conferencia de líderes musulmanes en su primer año de presidencia, ha señalado que le gustaría pronunciar un discurso desde una capital islámica dentro de sus primeros cien días y ha asegurado que "quiere aclarar muy pronto que Estados unidos no está en guerra con el Islam".
Si se toma como referencia lo que hizo su predecesor, hay toda una interesante rectificación en estos propósitos del nuevo presidente. Los días posteriores a los atentados del 11 S fueron de fiebre anti árabe y anti islámica en Estados Unidos. Ciudadanos norteamericanos e inmigrantes de origen árabe fueron detenidos sin juicio, agredidos en la calle o increpados. La retórica desplegada por muchos políticos conservadores, dentro y fuera de Estados Unidos, en España sin ir más lejos, se impregnó de fuertes componentes islamofóbicos. Recordemos los panfletos de la malograda Oriana Fallaci. No hay duda de que en algún momento se quiso identificar la Guerra Global contra el Terror como una nueva contienda bipolar entre Occidente y un Islam político que tendría al terrorismo como brazo militar.
La aclaración de Obama podría parecer de lo más sensato y pertinente, aunque yo preferiría que antes declarase que Estados Unidos no está exactamente en guerra con nadie porque no hay una guerra global contra el terror que sea de verdad una guerra: combatir el terrorismo no quiere decir estar en guerra. Sin embargo, hay una premisa errónea en todo su planteamiento, y en el de la Alianza de Civilizaciones de Zapatero, que han refutado dos excelentes especialistas en estas cuestiones, como son Oliver Roy y Justin Vaise en un artículo publicado en The New York Times, que se puede condensar como sigue: "La idea de reconciliar Islam y Occidente es bien intencionada, por supuesto, pero parte de una premisa falsa", puesto que "quienes quieren promover el diálogo y la paz entre ‘civilizaciones’ o ‘culturas’ conceden como mínimo una cuestión crucial a quienes como Osama bin Laden promueven el enfrentamiento o clash de civilizaciones: que las civilizaciones separadas existen".
Bush dio vida política a Bin Laden reconociéndolo como capitán general de las fuerzas del mal que había que derrotar, agrupadas todas, por variadas y diversas que fueran en orígenes y propósitos, indistintamente bajo su mando. Si prosperan las ideas de Obama y Zapatero se seguirá dando vida al islamismo político radical que sin ser directamente terrorista se escuda detrás suyo para hacer avanzar su antioccidentalismo. Islam y Occidente no son entidades distintas y diferenciables, aseguran Roy y Vaise. Convertir el Islam en un todo monolítico y dar luego representación de este todo ya sea a los líderes políticos de los países islámicos ya sea a los ulemas o ayatolás es un error conceptual tan profundo como el de Bush.
Según Roy y Vaise lo primero que debe hacer el presidente norteamericano respecto a las relaciones con la opinión pública de los países árabes y musulmanes es cerrar Guantánamo, retirarse de Irak, prohibir la tortura, impulsar la paz en oriente Próximo. Zapatero debería, a su vez, estar con quienes promueven una auténtica investigación parlamentaria sobre las complicidades europeas con las políticas antiterroristas de Bush en todos los ámbitos: Guantánamo, colaboración entre agencias de espionaje, vuelos secretos de la CIA, cárceles secretas en territorio europeo. Muy limitado interés tiene todo el resto, sean Alianzas de Civilizaciones o sean las bóvedas marinas, por magníficas que sean, que las celebran en las salas de Naciones Unidas en Ginebra.
(Escribí y dejé preparado este texto la pasada semana, antes de que muriera Samuel Huntington, el politólogo de Harvard que acuñó el término antitético y original del Clash o Enfrentamiento de Civilizaciones. Sin su elaboración teórica y su libro de éxito inmenso no hubieran surgido estas iniciativas. Este 2008 ha sido bueno para el Clash de Civilizaciones: Gaza es la última y más trágica jugada, pero antes fue Bombay, la resurgencia talibán en Afganistán, la guerra todavía abierta en Irak y sobre todo la tensión creciente entre India y Paquistán, que proporcionan sólidos argumentos respecto a la validez de estas ideas. La elección de Obama también confirma que hay gente dispuesta demostrar su falsedad. Pero deberán actuar con acierto y reaccionar pronto, en vez de seguir el surco que deja la nostalgia del hombre blanco, que no otra cosa son estas teorías supremacistas, en las que resplandecen como tablas de honor las jerarquías de religiones, lenguas, culturas y creencias. Ojalá 2009 sea malo para las ideas del desaparecido Huntington. Aunque tenga serias dudas, hoy es día de expresar buenos deseos para todos. ¡Feliz Año Nuevo!)