Skip to main content
Blogs de autor

La caza del tigre gigante

Por 31 de julio de 2014 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Lluís Bassets

Nadie manda tanto en China desde tiempos de Mao como el actual timonel Xi Jinping. Deng Xiaoping, el pequeño timonel, que mandó mucho, nunca acumuló cargos; ni tampoco acumularon tantos los sucesores: presidente de la República, secretario general del Partido Comunista, presidente de las comisiones militares del Partido y del gobierno y presidente del Consejo Nacional de Seguridad, institución de nueva planta que el mismo Xi ha inaugurado.
A los 38 años de la muerte del gran timonel, la quinta generación de líderes después de Mao ya no tiene complejo alguno a la hora de acumular el poder. No hay culto a la personalidad al estilo maoísta, al menos todavía, pero hay una fuerte impronta personal en las decisiones y una gran acumulación de poder efectivo. Se acabaron las direcciones colegiadas. Coincide con un hecho característico en este tipo de regímenes: China está de purga, como en los viejos buenos tiempos estalinistas: van cayendo en desgracia decenas y decenas de cuadros comunistas, acusados del mayor delito que se puede cometer en tal tipo de partido: "graves violaciones de la disciplina", eufemismo por la corrupción y el enriquecimiento ilícito propios de un capitalismo tan peculiar como el chino, desregulado en algunas cosas y autoritario en todas. No es una purga cualquiera, como siempre las ha habido, ni una purga a medias como la que sufrió Zhao Ziyang, el secretario del Partido que se negó a disparar contra los estudiantes de Tian Anmen en 1989 y luego fue arrestado en su casa hasta su muerte sin acusación ni juicio. Esta es una purga a lo grande, por todo lo alto, como no la había desde la muerte de Mao. Ahora ha alcanzado a Zhou Yongkang, hasta 2012 uno de los nueve hombres más poderosos, zar de la policía y el espionaje y patrono de la industria petrolera.
Xi Jinping lleva poco más de año y medio con las riendas en la mano, pero las sostiene con firmeza: saca pecho en política exterior; incrementa su gasto militar; y descarta cualquier vacilación respecto a la autoridad indiscutible y exclusiva del papel del Partido Comunista. Dos de sus consignas merecen el dudoso homenaje de la cita obligatoria: la idea de que hay un sueño chino, comparable al sueño americano; y la apelación al combate contra tigres y moscas, símbolos de la corrupción, que ahora la caza de Zhou Yongkang ejemplifica en su grado máximo.
Hay que regresar de nuevo a la época de Mao para interpretar la actual temporada de purgas. Zhou pertenecía a la familia política de Jiang Zemin, líder de la tercera generación y patrono del gang de Schanghái. Su candidato a sucederle en la cúpula del poder era Bo Xilai, el patrono de Chongqing caído en desgracia después de que su esposa fuera condenada por asesinato. Todos los familiares y amigos de Zhou estaban bien colocados, como lo están también los de Xi y los de todos. La caza del tigre gigante es un cuento con moraleja: entérense de quién manda y de cuánto manda.

[ADELANTO EN PDF]

profile avatar

Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

Obras asociadas
Close Menu