
Eder. Óleo de Irene Gracia
Lluís Bassets
Siempre se ha sabido donde se cultivaba el desprecio del periodismo. Y sobre todo quiénes. Enfundados, o mejor disfrazados, con los hábitos de estos monjes. Siempre se ha sabido que el mejor periodista es el periodista callado, que no pregunta; censurado, que no rechista; obediente, que no se rebela. Pero nunca en los años de la memoria viva había sido tan soez esta epifanía de la brutalidad y la mentira.
Ahora ya tenemos medios de comunicación sin periodistas, periodistas sin periodismo y pronto tendremos periódicos sin periodistas ni periodismo. La piedra filosofal, al fin. Como los mejores secretos son los que se guardan a la luz pública en las narices de cada quien, el periodista por excelencia y antonomasia nos lo ha reconocido en una entrevista que se ha propinado a sí mismo en su propio periódico.
?No, de hecho nunca pensé que iba a ser director de periódico, sino un lobo solitario. Lo que de verdad me gusta es (?) vivir como un reportero, ser testigo, y luego escribir como un columnista, aportando una interpretación o una opinión. Yo decía que sería o redactor o director, y probablemente, he sido el único periodista que no ha pasado por cargos intermedios: o César o nada?.
Para César, el poder, el dinero, la influencia. Para los redactores, la nada. Nadie había osado hasta ahora formularlo tan concisa y magistralmente.