Lluís Bassets
El sargento Montoro y sus modales cuarteleros son hijos de la teoría del aguijón. La contó maravillosamente Elias Canetti en ?Masa y poder?. La estructura del poder funciona gracias a la cadena de aguijones que cada grado superior de la jerarquía clava a su inferior. La única forma de extraer el aguijón y sobre todo el dolor que provoca el aguijonazo es clavándolo de nuevo a alguien al que sometemos. Nadie está más desautorizado en este Gobierno que Cristóbal Montoro. Nadie tiene mayor necesidad de proyectar su incapacidad y su torpeza sobre los otros. Esto explica que traslade el aguijonazo de Merkel sobre las comunidades autónomas de forma vejatoria e irrespetuosa para las personas y para las instituciones.
Los desperfectos provocados por la actuación legionaria del sargento Montoro en el Consejo de Política Fiscal y Financiera reunido el jueves son notables. Ha conseguido romper incluso la disciplina de voto dentro de su partido. Dos comunidades autónomas gobernadas por el PP se negaron a votar con el Gobierno. Ha sembrado el descontento entre todas las otras. Su socio de tantos recortes, que es CiU, votó en contra. El consejero catalán Andreu Mas Colell dijo a la salida de la reunión que en el futuro con mandar un correo e mail bastaría para resolver el expediente, en vez de someterse a una ceremonia de mala educación y de exhibición autoritaria.
Montoro pide y ha obtenido árnica para el déficit español en Bruselas pero se niega a compartir los nuevos márgenes obtenidos con las autonomías. Incrementa los impuestos, pero tampoco quiere compartirlos. Y, sobre todo, y esto es lo más grave, se dedica a regañar a los otros cuando es él quien merece una soberbia bronca por su mala gestión de la crisis. El desastre de estos seis meses de dilación y de errores lleva el nombre del sargento Montoro, tal como ha contado Carlos Cué: ?Si iba a hacerlo, ¿Por qué esperó tanto?". Pues por culpa del sargento Montoro, especialista en cargar las culpas a los otros, sea la herencia recibida, sean las comunidades autónomas.
Espectáculos como el que ayer protagonizó el sargento Montoro ofrecen una pésima imagen de España y de su Estado de la Autonomías. Quizás cree que ha exhibido su autoridad, pero no ha hecho más que hacer gala de la que le falta. Solo tiene autoridad quien respeta y se hace respetar. Cuanto antes se vaya a casa, mejor. De momento, Rajoy debería arrestarle para evitar que siga provocando más desperfectos.