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El populismo y sus causas

Por 7 de abril de 2016 Sin comentarios

Lluís Bassets

Las diferencias no tienen que ver con los sistemas políticos cuando se trata de poner la fortuna a buen recaudo. Ciertas elites de los distintos países se encontrarán en los mismos paraísos fiscales, coincidiendo además, por cierto, con otras elites de la delincuencia global, la corrupción política, el terrorismo y el tráfico de drogas y de armas de toda la gama, desde los kalashnikovs hasta materiales nucleares.

Pocos lo han contado tan bien como los Papeles de Panamá. No es el primer éxito del Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación, que ha procesado el torrente de información sustraído a la firma Mossack Fonseca. Pero es el de mayor ejemplaridad. Ahí están, casi siempre representados por parientes o allegados, dos enemigos enfrentados en guerra (Putin y Porochensko), monarcas autocráticos y constitucionales, primeros ministros de impecables democracias y vulgares dictadores, derecha e izquierda, deportistas y escritores, ocho miembros del actual o anterior Politburó comunista chino y el dirigente caído en desgracia y encarcelado Bo Xilai. El caso más peregrino y, en cierto modo, representativo es el del chileno Gonzalo Delaveau, presidente de Transparencia Internacional Chile.

Panamá no es la excepción, sino un eslabón imprescindible del prototipo de la opacidad: sociedades pantalla panameñas, con cuentas en Suiza, que invierten en fondos de Luxemburgo y sirven para comprar yates, pisos y arte en Londres. Todo lo que han hecho la OCDE y la UE desde 2009, cuando el G20 anunció el fin del secreto bancario, ha servido para poco, según Gabriel Zucman, profesor de Berkeley, de la escuela de Thomas Piketty y autor de 'La riqueza oculta de las naciones. Investigación sobre los paraísos fiscales'. Desde entonces, la riqueza oculta mundial en vez de disminuir como se esperaba se ha incrementado en un 25 por ciento y alcanza ya los 7'6 billones (trillions en inglés) de dólares, equivalente al 8 por ciento de la riqueza global.

Para Ramon Fonseca, 64 años, panameño, abogado, novelista, político, fundador de la firma legal Mossack Fonseca, se trata de una vulneración de un derecho humano, el de la privacidad, por parte de unos hackers o piratas informáticos en el contexto de una caza de brujas. Sus declaraciones al Financial Times no dejan lugar a dudas sobre la legalidad y legitimidad de sus actividades, convertidas ahora en pasto de demagogos y populismos. Así es el sistema. Hay unas leyes nacionales y hay unas rendijas legales que aprovecha quienes saben y pueden hacerlo.

El corazón del sistema está fuera del sistema. Esta es la mayor paradoja del capitalismo globalizado, en el que hay dos clases de personas: los que se rigen por las reglas de juego mal que bien acordadas o aceptadas por todos, es decir, la plebe o el común de los ciudadanos; y los que funcionan sin otra regla de juego que no sea la de su máximo beneficio, es decir, una aristocracia de la riqueza que suele coincidir en buena medida con la del poder.
No hay que mezclar causas con efectos. No son los Papeles de Panamá los que alientan los populismos, sino que los populismos son la reacción espontánea y casi biológica ante lo que los Papeles de Panamá denuncian.

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Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

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