
Eder. Óleo de Irene Gracia
Lluís Bassets
También el político perfecto es el que no admite que nadie le interrogue: preguntar es ofender. Sus entrevistas se las hace él mismo. Sabe que muchos lectores sólo leen las preguntas y sólo muy de vez en cuando pasan a comprobar si hay alguna respuesta inteligente.
Un buen político es siempre un buen periodista. Le interesa ante todo la valoración de las noticias y su titulación. Muy en segundo término el contenido del texto. Sabe que los textos sólo cuentan para los que leen, que son muy pocos, cada vez menos. El resto, la gran mayoría, se queda en los titulares y con ellos se hace una idea suficiente para ir a depositar su voto. De ahí que sólo les interese obtener titulares favorables.
En algún momento olvidado eran los periodistas quienes solicitaban las entrevistas.