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El poder de Obama

Por 23 de marzo de 2010 Sin comentarios

Lluís Bassets

Demostró que podía ganar y alcanzar la Casa Blanca. Que tenía todas las virtudes para ser presidente. Que un senador afro americano con escasa carrera política podía convertirse en el primer magistrado del país más poderoso del planeta. Los ciudadanos norteamericanos se dijeron que juntos podían, y lo consiguieron. Pero fue a través de su figura singular como quedó demostrado que Estados Unidos podía. ?Yes we can? no quería decir todavía ?I can?. Eran los ciudadanos movilizados los que podían. Después de la votación nocturna del domingo, por un escaso margen de siete votos, arrancados penosamente, con medio año de retraso respecto al plan inicial y después de rebajas y concesiones, Obama ya sabe que también él es quien puede. La reforma del sistema sanitario es una demostración de la voluntad y de la fuerza política del presidente. Todos sabemos ahora que Obama puede. Y por eso escuece a los republicanos.

Ésta es su segunda victoria. La primera le llevó en volandas a la Casa Blanca. La segunda le acredita como un presidente transformador, carácter compartido sólo por muy pocos de sus predecesores. Lo ha conseguido después de un combate que ha sido como una tercera campaña electoral. Primero fue la de las primarias frente a Hillary. Luego la presidencial, frente a McCain. Y ahora la reforma sanitaria frente a los republicanos en bloque e incluso frente a quienes querían una reforma más radical en su partido. Esta ha sido la más dura, la más agónica, la más disputada de todas.
Paradoja de esta presidencia: Obama ha querido ser un presidente transversal, 'bypartisan'. Le atrae la argumentación conciliadora y utiliza un lenguaje moderado. Sus formas son tan centristas como lo son sus ideas. Pero pocos presidentes han conseguido dividir y radicalizar al electorado como Obama en los 14 meses que lleva en la Casa Blanca. La legislación sobre el sistema sanitario ahora aprobada es la mejor muestra de este carácter divisivo de sus propuestas; que lo son, no por su contenido, sino por quien las propone. Los republicanos no quieren que triunfe, le niegan el pan y la sal, la victoria. Rechazan cualquier propuesta suya por el mero hecho de que sea él quien la proponga. Por eso cabe esperar ahora un cambio de estilo. Si siendo conciliador ha conseguido dividir, es posible que siendo más agresivo consiga algo de consenso.
Los resultados de la reforma sanitaria tardarán mucho tiempo en notarse. En 2019 dicen algunos. Hasta 2014 no entrarán en vigor todos los nuevos mecanismos y obligaciones. Pero el cohete ya está en órbita y no hay quien lo pare. Esta segunda victoria subirá la moral de las filas demócratas, tras la derrota de noviembre en Massachussets. Será el zócalo sobre el que Obama emprenderá nuevas batallas. Tiene infinidad abiertas, en casa y en el mundo. Hoy mismo recibe al retador Bibi Netanyahu, que ha apostado por la derrota demócrata en noviembre y por una presidencia de un solo mandato. La inmigración, el sistema escolar, el cambio climático y la creación de empleo le esperan en casa. Y fuera, ante todo, la paz en Oriente Próximo, el desafío de Irán, el desarme nuclear, pero también las guerras de Irak y Afganistán. Ésta será una presidencia grande de contenidos y de emociones. Y esto no ha hecho más que empezar.

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Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

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