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Trance de la lectura

Por 12 de diciembre de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Julio Ortega

 I

El e-book fue el regalo más popular en los EEUU el año pasado. Antes de la Navidad,  su producción se había agotado. Pero este año sus fabricantes esperan satisfacer la demanda. Jeff Bezos, el jefe de Amazon, acaba de anunciar, casi como una amenaza, que por cada cien ejempares de un libro impreso que vende,  48 copias del mismo libro son vendidos en su versión electrónica en el Kindle.  Hace dos años 90 mil títulos habían hecho el tránsito hacia su versión electrónica, hoy son 350 mil los títulos disponibles para ser leídos electrónicamente. 1,500 libros entran en un libro-e, se requieren 5 segundos para cargar uno, y la batería se puede recargar cada semana. Claro que esta librería electrónica a la mano está hecha de éxitos obvios, best-sellers y novedades populares; pero suma también series clásicas, canónicas, académicas y literarias.  Un editor independiente, así como cualquier autor, puede añadir sus libros a una plataforma controlada por Amazon, que paga el 35% por libro virtualmente vendido.  Esta competencia puede ser, eventualmente, más seria que la mera lista de títulos populares; las editoriales suelen pagar un 10% a sus  autores. La larga negociación de derechos, accesos, plataformas y compañías intermediarias empezará, este nuevo año, a diversificar el escenario editorial.

De allí la importancia sensible de la prensa literaria, que se debe al libro impreso. Las listas de lecturas favoritas deberían ser 1), cada vez más inclusivas y diversificadas, para incluir no más libros sino más lectores; 2) ninguna selección de títulos, lista de recomendaciones y antología de autores debe presumir de ser “la mejor,” “el canon,” o “la autorizada,” a riesgo de ejercitar las restas en una época hecha de sumas; y 3) en la esfera de la cultura, hoy la repetición pertenece a la reproducción mecánica, mientras que la variación forma parte de la creatividad renovadora.  La crónica del siglo XIX supuso el coche de caballos (como es el caso de De Quincey en el coche del correo inglés); la novela, el folletín en el diario;  la literatura del XX, el best-seller y el escritor como héroe cultural; y el XXI bien podría ser el siglo de la escritura electrónica, esto es, de la lectura multiplicada, que convierte al lector en interlocutor y a la pantalla del ordenador (o del libro-e) en plaza pública.

La diversidad es la apuesta que salvará a la cultura impresa. Sus síntomas son evidentes en inglés.  El NYT Book Review (diciembre 6), por ejemplo, lista 46 títulos de ficción y poesía entre los más “notables libros del 2009”, mientras que el New Yorker en su “Un año de lecturas”  (diciembre 14) lista 22, casi la mitad. Sólo coinciden en seis títulos.

En español, todavía tenemos problemas del siglo pasado. La distribución sigue siendo el nudo gordiano. En los medios la cultura se confunde con el espectáculo. Y los autores disputan su identidad en un mercado sin aliento.

II

Para contribuir desde este foro con la diversidad de la lectura (o, al menos, con su hipótesis) cedo ahora la palabra a dos interlocutoras.

Gabriela Polit Dueñas, quiteña, estudió en la Pontificia Universidad Católica de Ecuador, Ciencias Políticas en la New School for Social Research de Nueva York y literatura en la New York University, donde se doctoró; enseña ahora en la Universidad de Austin, Texas. Es autora de Cosas de hombres, Escritores y caudillos en la literatura latinoamericana del siglo xxi (Buenos Aires, Beatriz Viterbo, 2008), y trabaja en un nuevo libro sobre la representación narrativa del narcotráfico en Culiacán, Medellín y La Paz. Irma del Águila, limeña, estudió sociología en la Universidad Católica del Perú y obtuvo una maestría de NYU. Ha sido distinguida en varios concursos de relatos y es autora de la novela Moby Dick en Cabo Blanco (Lima, Estruendomudo, 2009), que reconstruye las incursiones de Hemingway en una caleta del norte peruano; trabaja en un proyecto de educación en Cusco.

 

Gabriela Polit

Voy a describir un poco los libros que me pides defina como los mejores. No me atrevo a hacer una lista sin más, porque todo libro se mide respecto a otros y respecto a las realidades que nos ilustran. A ninguno le doy un valor absoluto porque ninguno lo tiene. Esto digo como lectora convencida de que la crítica es una posición vital ante la lectura y, por lo tanto, se que libros tan tiernos, se miden también de acuerdo a nuestras búsquedas.

 

Novela. Una de las novelas escritas sobre México contemporáneo es Entre perros de Alejandro Almazán (Random House Mondadori, 2009). El autor explora la violencia descarnada del narco, a la par que muestra la moral endeble del periodista que pretende hacerse famoso al narrarlo.

 

Crónica. También mexicano y de Sinaloa, Javier Valdez es autor de Malayerba, (Jus, México, 2009), sus crónicas publicadas en los últimos años en Riodoce, un semanario sinaloense. Auténtico “story teller” de Culiacán, Valdez regresa a las víctimas, a su cotidianidad y lenguaje simple, y las humaniza.

 

Crítica. Contra el sueño de los justos (Lima, Instituto de Estudios Peruanos) de Juan Carlos Ubilluz, Alexandra Hibbett y Víctor Vich, me parece la mejor lectura de la literatura contemporánea peruana. Además, son muy agudas sus reflexiones sobre la narrativa de la violencia.

 

Cuento. El primer libro del peruano Paul Alonso Me persiguen (cuentos de escape),  (Lima, Matalamanga) me gustó mucho. Son cuentos negros, con una estética a lo Rubém Fonseca, y están bien escritos. Material humano, de Rodrigo Rey Rosa, es un libro con muchos aciertos. Debo decir, sin embargo, que algo de la frivolidad de Rey Rosa me resultó excesiva dado el tema de su libro. (No se si es el primer libro que se publica en Guatemala sobre el hallazgo de estos archivos).

Aunque del año anterior, y publicado en inglés, el libro The Art of Political Murder. Who Kill the Bishop?, de Francisco Goldman, estaría pegado al libro de Rey Rosa, pero lo supera.

 

Irma del Águila

Siete Culebras y Ángeles y Demonios son dos revistas literarias que sobreviven en el Cusco (antigua capital de los Incas y centro del flujo turístico a Machu Picchu), a pesar de la falta de apoyo de instituciones públicas que apuesten por sus industrias culturales. Se mantienen en pie gracias al empuje personal de sus directores y a las pocas empresas que anuncian, poniendo el hombro, a pesar de la orfandad de lectores.

La edición especial, Num. 5-6, de Ángeles y Demonios recoge interesantes artículos, narraciones y poesía escrita en ambos lados de los Andes, columna vertebral del Perú, por Carmen Ollé, Luis Nieto Degregori, Giovanna Pollarollo, Enrique Rozas Paravicino. Pero también de peruanos que escriben desde una “casa” algo más allá, como son Odi Gonzáles en NYC, Mario Suárez en Madrid. Y el aporte de escritores extranjeros como Jorge Carrión con una sugerente visión Google Earth de los viajes del tercer milenio.  

De mi lectura destaco el artículo del cusqueño Luis Nieto Degregori sobre la invisibilidad de los narradores andinos. Más allá de la inhóspita discusión sobre autores “andinos” (léase, mestizos en contacto con una tradición cultural indígena) y “costeños” (léase, criollos con herencia primordialmente hispánica) abierta en el (des)encuentro de Madrid, donde se espetaron adjetivos antes que conceptos, LND destaca la mirada de los narradores andinos durante el conflicto armado de los años ochenta y noventa. Muy cierto, a pesar del “toque de queda”, los andinos hablaron y fuerte, ahí están Colchado y Cronwell Jara, el mismo LND quien nos dejó un magnífico relato “Harta cerveza y harta bala”. Muy cierto. Y sin embargo… también podríamos volcarnos sobre la construcción de lo “andino” como canon. Y encontrar una construcción política que invisibiliza otras construcciones interiores (como quien dice, ser catalán sí quita lo charnego). Ahora que me siento a escribir, imagino a ML, miembro del Sindicato de Trabajadoras del Hogar (mujer quechua hablante que a los nueve años fue entregada por sus padres campesinos a una “madrina” del Cusco, antes de huir y terminar durmiendo en las gradas del Mercado San Pedro), leyendo en voz alta (ML no escribe) y conectándose, que es decir hablando, con los personajes de Navajas en el Paladar, del limeño Jorge Eslava, quien explora lo urbano desde los márgenes espaciales y lingüísticos, con niños disposable, consumidores de terokal (cola de carpintero) y, de oficio, pirañitas (ladronzuelos) del centro de Lima. La construcción de lo regional andino frente al centralismo de Lima siendo reciente no es menos legítima. Pero sin olvidar que hasta la Reforma Agraria de 1969, la contradicción principal en este espacio, no exento de confrontaciones sangrientas, era entre terratenientes mestizos (mistis) y campesinos indígenas.

Karina Pacheco, mujer cusqueña (otra voz invisible) y narradora emigrada, con un pie en Europa, es autora de La Soledad del Molle, novela que aborda este tema tabú, las distancias en la vida cotidiana de la ciudad andina. Expone una ideología gamonal (terrateniente),  racializando lo social, y “separando el rabo de la paja” de forma desgarradora. Nieto Degregori, por su lado, actualiza la ciudad en Cusco después del Amor y en algunos otros relatos, pero estos vientos no alcanzan para soltar amarras: falta que la narración andina se vuelque sobre esta urbe y la explore desde la intimidad. Esta mirada enriquecería su ya prolífica producción y, quien sabe, haría germinar una legión de lectores jóvenes adictos a lo suyo, a sus calles y su gente diversa. Y en el camino, valiosas revistas como Siete Culebras y Ángeles y Demonios podrían sentirse más acompañadas.

III

Termino con una breve muestra de la variedad de revistas literarias y culturales que, desde América Latina y España, acompañan al lector con calidad de diálogo.

Carátula. Revista nicaraguense de cultura y literatura. Dirigida por Sergio Ramírez, editada por Javier Sancho Más.

(http://www.caratula.net)

Argumentos. Revista del Instituto de Estudios Peruanos, Lima. Dirigida por Francesca Uccelli.

(www.revistargumentos.org.pe)

Las razones del aviador. Revista de creación y pensamiento. Coordinada por José María Castrillón y Jordi Doce.

(www.lasrazonesdelaviador.blogspot.com/)

Periódico de poesía. Universidad Nacional Autónoma de México. Dirigida por Pedro Serrano.

(www.periodicodepoesia.unam.mx)

Minerva. Revista del Círculo de Bellas Artes, Madrid.

(www.circulobellasartes.com/ag_ediciones-minerva.php)

PD. Rrevista del portal Posdata, Monterrey, México. Dirigida por José  Jaime Ruiz.

(www.rposdata.com)

Grumo. Sala Grumo. Revista cultural dedicada al diálogo entre Brasil y América hispánica.  Grupo de trabajo integrado por Diana Klinger (Universidad Federal Fluminense), autora de Escritas de si, escritas do outro. O retorno do autor e a virada etnográfica (2007); Paula Siganevich (Universidad de Buenos Aires), compiladora  de Lúmpenes peregrinaciones. Ensayos sobre Néstor Perlongher (1996) y Piquete de ojo. Visualidades de la crisis Argentina 2001-2003 (2008); Mario Cámara (Programa en Cultura Brasileña de la Universidad de San Andrés), editor de Delirios líricos de Glauco Mattoso (2005); Leminskiana, antología variada de Paulo Leminski (2007); y Poema sucio/En el vértigo del día de Ferreira Gullar (2008); y Paloma Vidal (Universidade Federal de São Paulo), autora de A história em seus restos: literatura e exílio no Cone Sul (2004) y de los libros de cuentos A duas mãos (2003) y Mais ao sul (2008); está incluida en Nuevo cuento latinoamericano (Madrid, Marenostrum, 2009). Traductora de Aparições (2002), de Margo Glantz, y O riso do ogro (2009), de Pierre Péju.

(www.salagrumo.org)

 

 

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Julio Ortega

Julio Ortega, Perú, 1942. Después de estudiar Literatura en la Universidad Católica, en Lima,  y publicar su primer libro de crítica,  La contemplación y la fiesta (1968), dedicado al "boom" de la novela latinoamericana, emigró a Estados Unidos invitado como profesor visitante por las Universidades de Pittsburgh y Yale. Vivió en Barcelona (1971-73) como traductor y editor. Volvió de profesor a la Universidad de Texas, Austin, donde en 1978 fue nombrado catedrático de literatura latinoamericana. Lo fue también en la Universidad de Brandeis y desde 1989 lo es en la Universidad de Brown, donde ha sido director del Departamento de Estudios Hispánico y actualmente es director del Proyecto Transatlántico. Ha sido profesor visitante en Harvard, NYU,  Granada y Las Palmas, y ocupó la cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge. Es miembro de las academias de la lengua de Perú, Venezuela, Puerto Rico y Nicaragua. Ha recibido la condecoración Andrés Bello del gobierno de Venezuela en 1998 y es doctor honorario por las universidades del Santa y Los Angeles, Perú, y la Universidad Americana de Nicaragua. Consejero de las cátedras Julio Cortázar (Guadajara, México), Alfonso Reyes (TEC, Monterrey), Roberto Bolaño (Universidad Diego Portales, Chile) y Jesús de Polanco (Universidad Autónoma de Madrid/Fundación Santillana). Dirije las series Aula Atlántica en el Fondo de Cultura Económica, EntreMares en la Editorial Veracruzana, y Nuevos Hispanismos en Iberoamericana-Vervuert.  Ha obtenido los premios Rulfo de cuento (París), Bizoc de novela breve (Mallorca), Casa de América de ensayo (Madrid) y el COPE de cuento (Lima). De su crítica ha dicho Octavio Paz:"Ortega practica el mejor rigor crítico: el rigor generoso."

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