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Otras lecturas, otros ámbitos

Por 26 de enero de 2016 Sin comentarios

Julio Ortega

La euforia de la lectura actual anuncia, más allá de nuestros balances, los inicios de una nueva exuberancia creativa que presupone, quiero creer, el desborde tanto de los límites nacionales como de los cánones académicos y los valores del mercado, lo cual distingue a la escritura del Romance venidero. Contra el conservadurismo profesional, creo que este movimiento recupera la libertad radical de lo nuevo en un distinto horizonte de lectura. En ese contexto operan varias estrategias de articulación. Cualquier escritor libre sabe que no puede contar con las autoridades del plazo académico, que han perdido horizonte crítico en sus facciones y prisiones; pero tampoco con el periodismo cultural, demasiado ocupado en hacer su propia crónica. Por lo mismo, la primera articulación es política: todas las lenguas son nuestro idioma en el espacio transatlántico, hecho de las sumas del español mediador, el inglés intervenido, el francés coloquial, y las lenguas peninsulares y mundanas. Un despliegue proteico excede el sonido y la furia monológica. Y gracias a las lenguas originarias recobramos hoy la materialidad de nuestras transiciones y la compatibilidad horizontal de lo uno y lo otro. La segunda articulación nos viene de la gran lección de César Vallejo, quien anunció que nuestros monumentos históricos no nos hablan del pasado sino del futuro. La asumió Joaquín Torres García al postular el "constructivismo" desde la sintaxis arquitectónica pre-colombina: hizo de las piedras del muro Inca el alfabeto de la nueva vanguardia transatlántica. Llamó "Indoamérica" a su suma de la geometría catalana, el grafismo ruso, la composición cubista y el principio asociativo del Tawantinsuyo solar. Esa euforia por los otros, por las sumas y restas del dispositivo atlántico internacional, reverbera en una genealogía que pertenece al devenir. Maria Zambrano, Joan Brossa, Borges, Lezama Lima, Paz, Cintio Vitier, Haroldo de Campos, Fuentes, Sarduy. Levrero, Jesús Urzagasti, José Miguel Ullán, Héctor Libertella, J.E. Pacheco, Pedro Lemebel, Antonio Cisneros, Roberto Bolaño, nos dejaron la suma lección de su hospitalidad creativa. La han proseguido abriendo espacios de rehabitación Diamela Eltit, Julián Ríos, Edgardo Rodríguez Juliá, Javier Vásconez, Nuria Amat, Tamara Kamenszain, Reina María Rodríguez, Julia Castillo, Cristina Rivera Garza, Carmen Ollé, Susana Rafart, Manuel Vilas, Fernández Mallo, Rocío Cerón, María Auxiliadora Alvarez, Luigi Amara, Roger Santibáñez, Esperanza López Parada, Victoria Guerrero, Jordi Carrión, Carlos Yushimito, Patricio Pron, entre quienes hoy exploran en lo dado la saga de lo imaginario y, en la ficción, debaten las certidumbres. Ha hecho, con empatía, un metarelato transfronterizo el grupo de Mac-Hondo (Paz Soldán, Fuguet), mientras que los del Crack (Volpi, Palou, Urraz), han avanzado con brio la una biografía de los saberes dominantes, su irónico responso. No se trata de la fácil ficcionalización ni de la buena conciencia de la verosimilitud. Pocas prácticas son más audaces que los lenguajes de la tecnología, el espacio permutativo, la sintaxis visual, la deconstrucción de las verdades únicas. Vivimos hoy la imaginación del diálogo.

DANIEL ESCANDELL (Universidad de Salamanca): Dormir es de patos, de Rodrigo Cortés (Delirio, 2015).

Cortés (España, 1973) ha escrito este libro parcialmente en Twitter. La plataforma, por tanto, ha servido como bloc de notas y como espacio creativo condicionante, lo que sitúa sus páginas en el foco de las textualidades digitales. Dormir es de patos puede leerse bajo la observación de corrientes que están chocando en el tejido digital: este año se ha publicado en español (¡al fin!) Escritura no-creativa de Kenneth Goldsmith (Caja Negra), un estudio en el que la apropiación textual en la red se reivindica como expresión artística; frente a él se encuentra La imaginación en la jaula de Javier Aparicio Maydeu (Cátedra), que no escatima críticas a ese fenómeno. El dominio sobre la esfera digital, como espacio constructor de intertextualidades y referencias socioculturales -abordado recientemente por Memes in Digital Culture de Limor Shifman (MIT Press, 2014)- no es fundamental para disfrutar de la lectura de los aforismos, sentencias y muestras de ingenio de Cortés, pero sí es el eje de una de sus muchas lecturas posibles: una que ilustra esa confrontación de corrientes y en cuyas páginas la creatividad surge como triunfadora.

VICENTE CERVERA SALINAS (Universidad de Murcia): El pequeño corredor y otros, de José Cervera Tomás (Murcia, La fea burguesía)

Decían los latinos: "non solum sed etiam". Así mismo comienzo: no sólo por razones evidentes, aunque también, este año no puedo sino escoger esta colección de cuentos que hemos sacado del baúl de los recuerdos y que la editorial murciana "La Fea Burguesía" ha editado recientemente con esmero. Se trata de los catorce títulos que integran El pequeño corredor y otros cuentos, una colección que José Cervera Tomás (Valencia, 1921-2015) publicó en 1954 prologada por Mariano Baquero. Como señala el gran teórico del cuento en su umbral, son un ejemplo decantado de la teoría del relato como argumento puro, sin distracciones ni tramas subalternas. La infancia de la posguerra española, en blanco y negro, como en la fotografía de Ontañón que sirva de cubierta, queda ilustrada en títulos como "El niño que quiso ser hombre" o "El hombre del saco", donde la ilusión se deshace ante la inflacion de sueños que la realidad cruelmente desinfla. Otros relatos como "El hombre del cuello torcido" o "El velatorio" indagan en los fenómenos de la experiencia siniestra y oblicua de unos narradores tan originales como absortos en la armadura de su imaginación."

PAULINE DE THOLOZANY (Clemson University): L’Arabe du Futur, de Riad Sattouf (Paris, Allary Editions, Vols. 1 y 2, 2014 y 2015).
Hay dos modos de pensar que hoy más que nunca necesitamos pero que rara vez se encuentran en las publicaciones recientes: uno es la risa, y el otro se puede describir como una mirada infantil sobre el mundo. El cómic autobiográfico de Riad Sattouf combina ambas; los dos primeros volúmenes tratan de su infancia en los años 80, en Libia, Francia, y Siria. Riad es hijo de una bretona un poco hippie y de un siriano convencido del progreso del panarabismo encarnado por Kadhafi en Libia y por Hafez el-Assad en Siria. El lector ríe en cada página, y el héroe, el pequeño y cándido Riad, descubre (sin entenderlo) el pantano indescriptible de la situación política y social en Libia y Siria durante los años 80.

CAROL MURILLO RUIZ (Quito): La Marilyn vestida de Channel, de Raúl Vallejo (Random House).

Todo recomenzaría en algún poema ardiente sacado del diario secreto de Marilyn… "El sexo es parte de la naturaleza y yo me llevo de maravillas con ella"… Un relato que contiene la sombra y la luz de toda buena literatura: la obsesión y el mito. Porque sólo nombrar a Marilyn Monroe, en la cultura occidental del siglo XX, nos remite a la agitación de la literatura contemporánea: la obsesión y el mito visual. Y también a ese resplandor majestuoso de todo acontecer humano: el símbolo. En este caso, el símbolo sexual. Una época en que las mujeres, para su emancipación y para su histeria, empezaron a ocupar un lugar fuera de casa y fuera de la guerra. Marilyn se volvió el arquetipo de una economía cultural signada por la belleza y el placer. A partir de su regodeo artístico en el cine, el influjo de su desamparo espiritual fue ganando terreno. El hilo del relato es el tráfico de un supuesto diario secreto de Marilyn que cae en manos del jardinero John G. Greene. Semejante documento vale oro y paraíso, y su preservación será la alucinación de Greene. Son los años de la Guerra Fría, y La Habana es el mejor lugar para escapar y entregar el diario único. El gran telón de la historia continental americana y caribeña nos acerca a los debates políticos de un período largo y clamoroso, pero la novela discurre para redimirla sin reproches, con explícitas referencias a autores y filmes que se volvieron clásicos en el siglo de Marilyn.

EDUARDO GARATEA (Austin) : Asociación Ilícita, de Leonardo Aguirre (Lima, Animal de Invierno)

Poco divina y quizá demasiado humana, esta Comedia limeña de Leonardo Aguirre es una excelente metáfora para conocer la interioridad, involuntariamente jocosa, del desarrollo social del escritor en el Perú. Producido por los medios de comunicación, este escritor más que público se ha hecho biográfico. La crónica mundana que lo confirma lo ha situado ya no en la esfera de la política sino en la conversión de lo privado,hecho público en la farándula. Los escritores han dejado de ser agentes culturales para convertirse en parte del espectáculo. Se les va la vida en tener razón y su fanatismo los torna pintorescos. Aguirre ha inventado la crónica de auto-ficción, que es una variante probablemente patentada por el Decamerón, según la cual, el cronista (disfrazado de testigo protagónico) reconstruye biografías casi escandalosas con la objetividad de un documentalista impecable en la distancia irónica e imperturbable ante las interpretaciones que se convierten en evidencias. Basándose en archivos de prensa, en entrevistas a sus personajes, en testimonios de protagonistas y testigos, este cronista ejerce su trabajo escrupulosamente, como si elaborara un documento histórico o jurídico. Como toda Comedia capaz de incluirnos, ésta nos persuade con su versión puntual y, pronto,nos hacemos parte de su Nave de Locos, más que verosímil, veraz. La verdad, nos dice, es otro producto del gran sistema de sustituciones peruanas: es gratuita y arbitraria, pero apasionada. Se ha dicho que la memoria es una economía del olvido. En el Perú, parece sugerir el genio burlesco de Aguirre, toda memoria es doméstica. Esa levedad de estar aquí y ahora tiene en esta desapasionada Comedia el pálpito del habla viva y, por eso, la intensa emoción de lo fugaz. Por lo demás, abusaré este espacio para recordar que Bryce Echenique, Sergio Ramírez, L.R. Sánchez, Ricardo Piglia, Castellanos Moya, Carlos Franz, José Millás, Fernando Ampuero, Ana Teresa Torres, Juan Francisco Ferré, Federico Vegas, Leonardo Padura, Arturo Fontaine, Carlos Cortéz, Isaac Rosa, Alonso Cueto, Alvaro Uribe, Antonio López Ortega, Sergio Misama, Juan Carlos Méndez Guedes, Santiago Roncagliolo, Robert Juan Cantabella, Armando Luigi, Mayra Santos Febres, y los grandes minimalistas máximos, César Aira y Mario Bellatin, así como también los más populares, Perez Reverte y Cercas, han diversificado la biografía imaginaria, aquella que hoy se postula como implausible bravado. Esta larga suma sugiere los sueños exorcisados de la nación razonada: los sueños de la nación producen estrellas de televisión. Pero todos parten del modelo quijotesco por excelencia. Estos remedios de melancolía nos han persuadido de que nadie es imposible en la saga transatlántica de salvar al lector del olvido.

J.ORTEGA (La Habana): Yoro, de Marina Perezagua (Barcelona, Libros del Lince)
Pocas novelas como ésta se deben al exceso de lo imaginario que rehace la norma de lo posible y que explora la insondable transformación de lo humano. Esa lección nos viene de Bataille, de la contraeconomía del exceso y la práctica de la diferencia. Poner a prueba los límites del cuerpo es cuestionar la dualidad que organiza las representaciones y proponer la saga de lo imaginario en la confifguración misma de lo natural. El contexto japonés le permite a Perezagua la audacia de lo impensable: Yoro es victima de la bomba, que transforma su sexo, y por una vez ella no emerge de las aguas lustrales sino de su mutación. El sujeto, parece decirnos, no proviene de su genealogía sino de su despliegue como proceso futuro. No se explica por su buena conciencia y mucho menos por su ideología, sino por su radical diferencia. Puede ser ilustrativo cotejar esta versión con las crónicas de Chernobyl, que declaran la prolija monstruosidad de lo real. Introducir en esa deshumanización la creatividad de otro sujeto, distingue a la saga exhuberante que Perezagua nos propone no sólo como una revelación de la mecánica de la muerte sino del exceso especular de lo vivo. Novela ferozmente lírica, demuestra que la nueva narrativa puede ser una saga de lo veraz transfigurado. No es ya el espejo del camino sino el camino abierto a pulso dentro de los espejismos. Silvina Ocampo, Elena Garro, Blanca Varela, Inés Arredondo, Margo Glantz, Nelly Richard, Josefina Ludmer, Paz Errázuri, Victoria Destéfano, Carmen Berenguer, Diamela Eltit han hecho camino grande al desandar. Perezagua hace el suyo nadando contra corriente. Como Carmen Boullosa, Matilde Sánchez, Lina Meruane, Katya Adaui, Gabriela Alemán, Giovanna Rivero, Mercedes Cebrián… Perezagua no se debe a la primera persona sino a la última, en extremo venidera.

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Julio Ortega

Julio Ortega, Perú, 1942. Después de estudiar Literatura en la Universidad Católica, en Lima,  y publicar su primer libro de crítica,  La contemplación y la fiesta (1968), dedicado al "boom" de la novela latinoamericana, emigró a Estados Unidos invitado como profesor visitante por las Universidades de Pittsburgh y Yale. Vivió en Barcelona (1971-73) como traductor y editor. Volvió de profesor a la Universidad de Texas, Austin, donde en 1978 fue nombrado catedrático de literatura latinoamericana. Lo fue también en la Universidad de Brandeis y desde 1989 lo es en la Universidad de Brown, donde ha sido director del Departamento de Estudios Hispánico y actualmente es director del Proyecto Transatlántico. Ha sido profesor visitante en Harvard, NYU,  Granada y Las Palmas, y ocupó la cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge. Es miembro de las academias de la lengua de Perú, Venezuela, Puerto Rico y Nicaragua. Ha recibido la condecoración Andrés Bello del gobierno de Venezuela en 1998 y es doctor honorario por las universidades del Santa y Los Angeles, Perú, y la Universidad Americana de Nicaragua. Consejero de las cátedras Julio Cortázar (Guadajara, México), Alfonso Reyes (TEC, Monterrey), Roberto Bolaño (Universidad Diego Portales, Chile) y Jesús de Polanco (Universidad Autónoma de Madrid/Fundación Santillana). Dirije las series Aula Atlántica en el Fondo de Cultura Económica, EntreMares en la Editorial Veracruzana, y Nuevos Hispanismos en Iberoamericana-Vervuert.  Ha obtenido los premios Rulfo de cuento (París), Bizoc de novela breve (Mallorca), Casa de América de ensayo (Madrid) y el COPE de cuento (Lima). De su crítica ha dicho Octavio Paz:"Ortega practica el mejor rigor crítico: el rigor generoso."

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