Julio Ortega
Rocío Cerón (México, 1972)
Materia oscura. México, Parentalia, 2018.
Una de las poetas más creativas entre las que hoy exploran la naturaleza misma del poema –su enunciación tanto como su formalización y, en último término, su pertinencia–, Rocío Cerón es, además, una artista del formato, que hace del lenguaje un acto de arte múltiple.
Su despliegue incluye las artes visuales, la performance, y el campo abierto de la acción poética. Sus textos son la cartografía de ese tránsito, que produce una sintaxis que resitúa el diálogo entre la escritura y la lectura, ese espacio proteico. Las palabras postulan un enunciado que formula otras secuencias de enunciación: el poema grafica una acción cuyos ejes son un montaje visual en proceso; como si cada poema ensayase otra sintaxis del mundo en el lenguaje. Hay un antes y un después de la poesía mexicana a partir de esta poeta del grafos, el collage verbal, y el desplegado de la página.
Sus libros son talleres de una forma en transición.
Esta lúcida lección de formatos, convoca otro paisaje escritural, que es un montaje terso y objetivo, en trance, y procesamiento de lo actual. Los nombres y las cosas se sustituyen reformulando la hipótesis del sentido: “Arde, todo arde en el lenguaje,” anuncia. Se diría que los trances barrocos que tributan la plenitud, adquieren en el poema su forma conceptual: “Pliegues donde el lenguaje prehistórico del barro formula tácticas de guerra.” Se trata de recomenzar, de volver a ver, desde otra demanda, la de “salir de los muros”. El proyecto es “Dejar la vista sin ataduras.”
Este apetito de veracidad demanda remontar las murallas y liberar la mirada.
La agudeza y rigor de la obra de Rocío Cerón la hacen del todo contemporánea: No hay nada gratuito en su autoridad y apelación. Contamos con las palabras, nos dice, para ejercer la invención en otro registro, desde un grafos y una conceptualización visual. Nos hace contemporáneos de todas las miradas.
Somos del lado del poema:
En el horizonte –azul convexo– verticalidades
y grietas. Insistente, la mancha supura grafito y
humo. En el aire, un punto. Gravitan formas ante
la vista. El habla del mundo, la naturaleza de los
objetos, mueren y renacen en el espacio, ante la
mirada. Pliegues y estructuras en lo minúsculo.
Cuerpo ovillo, fruto.
Su exploración de la escritura es una celebración de poética
y de futuro. De una en el otro, esta lectura nos prefigura.
Anatomía del nudo. México, CONACULTA, 2015, reúne sus libros y plaquettes publicados entre el 02 y el 15.