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El síndrome del elegido

Por 5 de enero de 2015 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Jesús Ferrero

          En la miniserie televisiva The World Wars se dice que el soldado británico Henry Tandey pudo haber matado a Hitler en la Primera Guerra Mundial. Según la serie, y según le contó el propio Hitler a Chamberlain, el soldado Tandey apunto con su rifle a un Hitler desarmado, que hacía de correo entre las trincheras, pero finalmente Tandey decidió salvarle la vida y lo dejó escapar.

 

Supongamos que este hecho, que Jacinto Antón considera inverosímil, fuese cierto. Para Hitler, que creía fervorosamente sus propias mentiras, lo era. ¿Qué suelen pensar los paranoicos como Hitler de asuntos así? Suelen pensar en la Providencia más que en la bondad humana. Fue la Providencia la que decretó que Hitler no tenía que morir, y fue la Providencia la que paralizó los dedos de Henry Tandey para que no apretara el gatillo.

 

Es evidente que la idea misma de un Dios providencial refuerza cierta tendencia humana a la paranoia, hija de las pasiones narcisistas del yo. Todas las narraciones de estas características son cantos descomunales al yo más que a Dios o al otro, cantos que podrían expresarse así:

Dios me ha elegido, por encima de los demás,

por encima de los demonios y los ángeles,

Dios me ha elegido.

Por eso detuvo el dedo de Tandey

por eso me libró del gas sofocante y las balas del enemigo.

Dios me ha elegido para empresas aún más grandes

que la muerte gloriosa

en los campos de Marte.

A partir de ahora

estoy blindado ante toda forma de desastre.

Soy el invulnerable

y no me puedo equivocar.

Dios estuvo y estará siempre de mi parte.

El destino de los pueblos está a menudo vinculado a sujetos así, por eso la historia más que una sucesión de hechos razonables y explicables es el flujo incesante y galopante del pensamiento mágico vinculado a la paranoia.

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Jesús Ferrero

Jesús Ferrero nació en 1952 y se licenció en Historia por la Escuela de Estudios Superiores de París. Ha escrito novelas como Bélver Yin (Premio Ciudad de Barcelona), Opium, El efecto Doppler (Premio Internacional de Novela), El último banquete (Premio Azorín), Las trece rosas, Ángeles del abismo, El beso de la sirena negra, La noche se llama Olalla, El hijo de Brian Jones (Premio Fernando Quiñones), Doctor Zibelius (Premio Ciudad de Logroño), Nieve y neón, Radical blonde (Premio Juan March de no novela corta), y Las abismales (Premio café Gijón). También es el autor de los poemarios Río Amarillo y Las noches rojas (Premio Internacional de Poesía Barcarola), y de los ensayos Las experiencias del deseo. Eros y misos (Premio Anagrama) y La posesión de la vida, de reciente aparición. Es asimismo guionista de cine en español y en francés, y firmó con Pedro Almodóvar el guión de Matador. Colabora habitualmente en el periódico El País, en Claves de Razón Práctica y en National Geographic. Su obra ha sido traducida a quince idiomas, incluido el chino.

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