Félix de Azúa
A veces te quedas sin libro y es un momento delicado. Tocan las doce, se acabó lo que tenías entre manos ¿y ahora qué lees hasta que venza el sueño? Reptas por las estanterías. Te topas con un monstruo de dos mil páginas que compraste muy animoso hace exactamente veintiún años y te dices, "ea, a ver qué era esto". Y "esto" es la "Historia de la Revolución Francesa" que Michelet escribió en 1846. Y "esto" sucedió hace dos semanas y ya voy por la página setecientas. Casi no he hecho otra cosa en los últimos quince días: ha sido como encontrar a un viejo amigo y no poder salir de la taberna mientras te cuenta su vida.
Michelet, con Burckhardt y Hegel, es un fundador de la historia tal y como la concebimos ahora, digamos que con humos científicos. Una historia causal y material. Pero está tan cerca de la historia antigua, de las crónicas, que conserva el talento literario para la escena y el retrato. En la historia moderna no cuenta el personaje, lo relevante son los movimientos sociales, las presiones técnicas y la maquinaria económica. En las crónicas, en cambio, contaba si el rey era idiota o si el general cogía la escarlatina en plena la batalla. En estos primeros historiadores (¡qué pedazo de novela es la historia del renacimiento de Burckhardt!) aún vive intacta la potencia narrativa. Y del mismo modo que la música de Mahler anuncia la necesaria invención del cine, así también la historia de Michelet está escrita con técnicas fílmicas.
Hay una escena estremecedora, cuando se han reunidos los miembros de la asamblea y aún no saben que van a asaltar la Bastilla e ignoran que van a provocar una hecatombe. Michelet nos muestra a los abogados, notarios, comerciantes en maderas, inmobiliarios, que empujarán al mundo a su edad republicana. Sin embargo, la cámara se desvía un grado y en un instante tangencial muestra a un joven atildado y de baja estatura que con la cabeza erguida trata de ver por encima de sus colegas. Esa cabeza produce escalofríos: es la de Robespierre mucho antes de convertirse en el ángel del apocalipsis.
Artículo publicado el sábado 5 de diciembre de 2009.