
Félix de Azúa
Una obra pública de importancia, es decir, que supere los 50 millones de euros, no se concluye en Italia antes de seis años. En España son tres. Las escasas conexiones ferroviarias de alta velocidad cuestan en Italia cuatro veces más que en España. Sin embargo, el trayecto Barcelona-Madrid precisa menos tiempo que el Roma-Milán, que es más corto. Un pleito sobre contratos incumplidos no se zanja en Italia antes de cuatro años. En España son dos. En Francia uno. En Gran Bretaña doscientos días. Ocho años tardará en resolverse un impago de hipoteca en Italia. En España un año. En Dinamarca seis meses.
Estos datos forman parte de un demoledor informe de Alexander Stille para la New York Review apoyado en los ponderados estudios de Gian Antonio Stella, Sergio Rizzo, Giulio Tremonti, Peter Gomez y Marco Travaglio. Se da el caso de que Tremonti es ministro de finanzas de Berlusconi. Todos los expertos coinciden en la diagnosis: si Italia sigue como en el último decenio, dentro de quince años dejará de formar parte del modelo europeo y se asemejará a una república iberoamericana. ¿Cómo se ha producido semejante catástrofe? También los expertos coinciden: por una clase dirigente corrupta e ineficaz, bunkerizada en una casta política con privilegios espeluznantes e impunidad jurídica.
Se puede luchar contra una dictadura o derrocar a un directorio militar, pero nadie sabe cómo acabar con una casta de políticos que produce los mismos efectos que un puñado de militares borrachos o un grupo mafioso. Luchar contra los regímenes autocráticos es lo que Europa aprendió a hacer en los últimos tres siglos. Revolverse contra los secuestradores de la democracia es asignatura nueva y no sabemos por dónde empezar. Aunque no la vote nadie, la oligarquía política sigue cobrando.
Que los padres de la patria sean sus peores enemigos es lo habitual en África, pero empieza a serlo en la Europa sureña. Cada vez más clientelar y caciquil, el abultado fardo llamado "Estado de las Autonomías" se desliza como un buey muerto hacia la desembocadura del Po.
Publicado el sábado 31 de enero de 2009.