Félix de Azúa
Más de diez años han pasado desde que, en un orden azaroso y según variaban mis lecturas, redacté estas notas con el propósito de averiguar qué pensaba yo sobre las artes actuales o sobre el estado de cosas del Arte. Dentro de unas pocas páginas verá el lector la diferencia entre "las artes" (la vieja tradición de los oficios, la "técnica") y "el Arte" (la categoría trascendental de la estética idealista), por lo que me permito no extenderme aquí sobre la cuestión. El caso es que repasando ahora el viejo texto con el fin de darlo a la reedición, constato que nada ha cambiado en ese ámbito y que si debiera subrayar algún elemento éste sería justamente el de un acelerado desaparecer, un esfumarse, una silenciosa extinción del Arte y una explosión o metástasis de las artes. Como ya suponía entonces, el final de las prácticas artísticas rigurosas no ha tenido lugar como un acontecimiento, un suceso, un "acto", sino como un vacío. Llegará un día, pensaba, en que a nadie le importará lo más mínimo ese asunto llamado "Arte" y el silencio se encargará de destruir todos los contenidos de esa noción. Así ha sido, o por lo menos así está siendo.
La edición italiana de Diccionario de las artes será publicada en otoño.