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Prelados

Por 5 de octubre de 2016 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Dos son los vicios castizos que deberían atacar los políticos españoles. El primero, la corrupción, forma parte de la cultura católica sureña y es de difícil moderación, como la ignorancia o la charanga. El segundo, el narcisismo, es el resultado de una concepción eclesiástica del poder. Muchos creen que la democracia es un estadio moral superior y que los jefes políticos deben salvar las almas de los votantes y apacentar el rebaño.

Sin embargo, los partidos no son medios para la salvación espiritual, sino para gobernar el orden material. El aire eclesial se advierte por ejemplo cuando Rajoy dice haber ganado las elecciones, cuando las ganó su partido, en el que hay docenas de personas más capacitadas que él para dirigir el Gobierno y menos contaminadas. O cuando Iglesias dice que ellos quieren "dar miedo", como la Santa Inquisición, y se disfrazan de punkis para disimular el miedo que pasan en sus casas y en el barrio. O Sánchez, aferrado a una idea moral de la composición de Gobierno y no a una idea técnica del mismo. Su narcisismo le ha propinado un hachazo al PSOE que ya veremos si tiene remedio. Con él se va una parte nefasta del narcisismo socialista, como el de Iceta, modelo de pastor regional que Félix Ovejero califica de "izquierda reaccionaria".

Los únicos que no parecen fiarlo todo a la salvación del alma y al aplauso del director espiritual son los de Ciudadanos. No apuestan por un obispo, por una santidad, por un líder del lumpen que se chulee ante la cámara. Apuestan por 150 reformas concretas, precisas, que, de cumplirse, colocarían a España en Europa. Y esas reformas las puede consumar un Gobierno de derechas o de izquierdas, porque en España esa diferencia es sobre todo religiosa. ¿Las conocen?

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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