Skip to main content
Blogs de autor

Muera Caín

Por 23 de noviembre de 2021 Sin comentarios

Félix de Azúa

En un país que sólo mercadea con la Guerra Civil, los de Ciudadanos son necesarios

¿Nunca nos libraremos del pasado? Cuando éramos jóvenes nos atraía la izquierda porque miraba al futuro, prometía ayudar a los más débiles si perseveraban por mejorar, veían la educación como una escala de ascenso gracias al talento y el esfuerzo, el porvenir tenía una luminosidad que guiaba nuestra esperanza. La izquierda, ahora, sólo se interesa y se identifica con el pasado, sólo le importa lo acaudalado en memorias sectarias y fanáticas, quiere regresar una y otra vez a viejos fracasos como las repúblicas (dos) o las revoluciones (un montón), hay incluso apologistas del comunismo, una superstición tan rancia como la alquimia. Nuestra izquierda es profundamente reaccionaria: no ve posibilidad alguna de mejora en aquellos jóvenes que deseen formarse, educarse, aprender y lanzarse a mejorar la sociedad. Todo lo contrario, premia a los gandules, considera que suspender es de derechas, que el esfuerzo es facha y que lo mejor que puede uno hacer es no tener la menor ilusión de mejora. Está paralizada por una ausencia total de ideas para el futuro.

En el otro lado de la trinchera, las fuerzas conservadoras se guían fielmente por lo mismo, aunque con el signo cambiado para polarizar con éxito a la población. Si las izquierdas parece que lo único que pretenden es volver a perder la Guerra Civil, las derechas aceptan el envite y se enfrentan para ganar de nuevo. De modo que, por ejemplo, maltratan a la judicatura y aplastan al modo leninista a quien tenga ideas propias, igual que las izquierdas.

Hubo un tiempo en que se podía votar a un partido de centro y liberal. Lo hicieron mal, como todos los partidos, pero son imprescindibles. En un país que sólo mercadea con la Guerra Civil, los de Ciudadanos son necesarios. Ya sé que se están suicidando. Me da igual. Yo les votaré hasta que se extingan.

profile avatar

Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

Obras asociadas
Close Menu