Skip to main content
Blogs de autor

Hallado en el laberinto del tiempo

Por 3 de marzo de 2010 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

En 1895, Antonio Martínez Ruiz (aún no era Azorín), llega a Madrid dispuesto a convertirse en un gran periodista. Esta imagen me fascina porque ilustra una época extinguida. Antaño algunas ciudades diminutas mantenían el empaque de las capitales imperiales, París, Londres. El que valía estaba obligado a demostrar su talento en el más cruel de los tablados. Así Lucien de Rubempré desde la colina del Sacre Coeur, con la inmensa capital tendida a sus pies, el desafío: "¡Ahora solos tú y yo!".

    Un día ve llegar al Congreso a don Práxedes Mateo Sagasta. "Desciende de la berlina de la Presidencia del Consejo, tirada por dos magníficos caballos, y se queda un momento inmóvil en la acera". Aquellas berlinas que sugieren ministros ingleses bajando del coche con la chistera en la mano y mojando sus botines de polaina en el suelo lluvioso. Los carruajes que usaban los jerarcas para mostrarse en público y sobre los que caían bombas nihilistas, disparos anarquistas. Muchos fueron los hombres de estado y miembros de la realeza que murieron en el carruaje anticipando el asesinato de Kennedy con la pobre Jacqueline reptando agusanada. Son escenas tan eternas como la del niño que se quita una espina del pie.

    Luego Martínez, que era un hombre gordo, lustroso, bermejo, se transformó en Azorín y fue perdiendo grasa. Su estilo también se afiló para no abandonar al propietario y de una prosa de latinista lector de Tácito, acabó en una exótica antelación del minimalismo. Entonces fue cuando le conocí y pude asistir a otra escena eterna.

    El estudiante y su novia se acercan a la altísima puerta. Pulsa el timbre y abre una muchacha. "¿Cree usted que nos pueda recibir el señor Azorín?", pregunta. Y en efecto les recibe hundido en la enorme cama con dosel. Está en los huesos, acabado, mucho más esquelético que en el retrato de Zuloaga, pero tiene fuerzas para firmar el libro del estudiante mirando fijo a la novia con ojos desorbitados. Bajo la firma añade la fecha, 1º de febrero de 1967. Duró pocas semanas. Debió de ver en Virginia al ángel de la muerte.

 

Artículo publicado el domingo 28 de febrero de 2010.

profile avatar

Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

Obras asociadas
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.