Félix de Azúa
El filósofo G.W.F Hegel, que es el Platón de la era moderna, idolatrado o execrado, pero ineludible, escribió que la religión cristiana murió cuando Lutero puso en marcha la Reforma protestante. A partir de entonces la palabra de Dios traducida al alemán podía ser interpretada libremente por los creyentes sin ayuda de los sacerdotes, y aquellos restos de paganismo que subsistían en el catolicismo fueron borrados de los templos reformados. La religión cristiana pasaba a ser filosofía cristiana.
Eso escribió la mejor cabeza del siglo XIX, pero hoy lo constatamos sin el esfuerzo de leerle. En el sur paganizante la Semana Santa es ya como el Día de la Madre, una excusa para gastar dinero en viajes, banquetes, diversiones o saraos. En el norte reformado la santidad de la semana hace decenios que desapareció, sustituida por una referencia administrativa.
En el sur las procesiones barrocas (no sólo las españolas sino las más escalofriantes de Sicilia y Nápoles) mantienen la tortura y el asesinato del Justo como un espectáculo popular que muestra las enseñanzas de la muerte a un público más dado a las emociones que a la reflexión. En el norte es el recogimiento de las familias, allí donde aún subsisten, lo que lleva a pensar que quizás aún queda alguien en casa apesadumbrado por la crueldad de los humanos, la arrogancia de los poderosos, la vileza de la plebe y el asesinato de los inocentes justificado por el cinismo de estado. Pues esa y no otra es la historia de Jesús de Nazaret y por eso su ejecución merece ser recordada.
Lo que nadie podía prever es la unidad que se ha producido entre norte y sur gracias al arte menos material, más sutil, más intangible. En todas las ciudades de Europa, de Oslo a Cuenca, de Minsk a Lisboa, suena durante estos días alguna de las Pasiones de J.S Bach. El severo compositor alemán se quedaría estupefacto si supiera que aquella música que él escribió para ser oída una sola vez, es ahora la única celebración realmente piadosa y magnífica del asesinato del Justo en todo un continente.
Artículo publicado en: El Periódico, 22 de marzo de 2008.