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Divinidad

Por 22 de marzo de 2022 Sin comentarios

Félix de Azúa

Palabras como “ultraderecha” o “genocidio” y la más común entre el vulgo, “facha”, adormecen el cerebro de los bobos y zanjan todo raciocinio

Me ha parecido prodigioso que Vladímir Putin haya declarado, ante las masas reunidas por decenas de miles en un coliseo, que la guerra de Ucrania tiene como finalidad “evitar un genocidio”. Doy por cierto que no se refiere al genocidio que está llevando a cabo en Ucrania, sino a un genocidio en abstracto: usa la palabra sagrada que sobrecoge a la gente sencilla. Así que, una de dos, o bien Putin está persuadido de la ignorancia supina de su pueblo, o bien lo desprecia, o ambas. Tener por necio a tu votante da una idea del valor que se concede al voto, pero también del valor que el dirigente concede a sus propias ideas.

Así sucede también con esa cascada de autoridades que acusan a los camioneros en huelga de ser “ultraderechistas” (R. Sánchez, I. Rodríguez) o, con mayor desparpajo aún, “de ayudar a Putin” (M. J. Montero). Asombroso. Todos sabemos que los de Putin, los del “no a la guerra”, pertenecen a su Gobierno. ¿Son las ministras quienes jalean la huelga de camioneros para ayudar a Putin? No es verosímil. Una vez más se trata del uso de la palabra divina “ultraderecha” para adormecer a los beocios.

Se recordará que Valle Inclán en la extraordinaria Divinas palabras apunta justamente a eso. Al final de la obra, las hordas brutales se dirigen amenazadoras hacia el sacristán y comienzan a arrojarle piedras. El sacristán, entonces, “bizcando los ojos sobre el misal abierto”, recita en latín las divinas palabras: Qui sine peccato est vestrûm, primus in illa lapidem mittat. De inmediato la plebe se apacigua e inclina la testuz: “Las viejas almas infantiles respiran un aroma de vida eterna”, dice Valle, y cesa el acoso. Ese es el uso vicioso de palabras divinas como “ultraderecha” o “genocidio” y la más común entre el vulgo, que es “facha”. Palabras divinas que adormecen el cerebro de los bobos y zanjan todo raciocinio.

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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