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Consuelo

Por 29 de septiembre de 2020 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

¿Qué le pasa a este país que cada dos generaciones ha de caer en barrena cuando ya había levantado un poco la cabeza?

 

Es un enigma. ¿Qué le pasa a este país que cada dos generaciones ha de caer en barrena cuando ya había levantado un poco la cabeza? ¿Es un problema de la cabeza, incapaz de sostenerse erguida? ¿O una cuestión de vértigo que la precipita en cuanto se alza dos palmos del suelo?

Tras darle vueltas he llegado a la conclusión de que se trata de un malentendido. Si bien se mira, lo de levantar cabeza depende de donde se ponga el suelo. Quizás es que imaginamos tener un suelo más elevado del que en realidad nos sostiene. Es decir, que nos creemos más altos de lo que somos. Por ejemplo, hemos llegado a asumir que somos un país europeo. ¿Y si fuera un trampantojo? Puede suceder que nunca hayamos sido europeos, aunque formemos parte de la Unión. Como una Turquía del sur.

Algunos datos lo corroboran. Tenemos vicepresidentes cuyo ídolo político es Maduro, altos cargos peronistas, consejeros que cobran de Irán, un ministro comunista (¡y de consumo!), varios partidos independentistas de diferentes lugares, y toda esa fauna gobierna unida bajo la protección de una secta del socialismo llamada "sanchismo" que nadie sabe qué cosa sea, excepto que tiene por jefe a un actor mesocrático. Eso por no hablar de los escuadrones catalanes y vascos que atemorizan a la población, pero son amigos del Gobierno. Estas curiosidades poco europeas, ¿nos representan?

Todo cambia si nos percatamos de que tenemos un Gobierno latinoamericano. Entonces es distinto. ¿La educación es una vergüenza? Pero mejor que la de Haití. ¿La pandemia nos devora? Como en Brasil. ¿Hay mucha miseria? Menos que en México. ¿Y corrupción? Igual que en Argentina. No es que no levantemos cabeza, es que nos comparamos con gente alta. Bajemos la testuz. O cambiemos de representación.

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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