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Confusión

Por 24 de enero de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Estaba yo con un notorio director de escena y comentábamos las muchas adaptaciones de novelas que se suceden en los teatros europeos. La ausencia de autores dramáticos es una catástrofe. Mi amigo buscaba desesperadamente un argumento dramatizable para la próxima temporada.
Recordé entonces uno de los cuentos de Runaway, el último libro de Alice Munro, tan excelente como todos los anteriores, y se lo mencioné.
“¡Ah, me gusta la Munro! ¿De qué va?”
“No te lo puedo decir, toda la gracia del cuento se sustenta en un malentendido inesperado. Es fácil de dramatizar porque solo tiene dos escenarios y dos personajes. Léelo, se llama Pasión, ya me dirás”
Al cabo de un mes recibí una llamada del director de escena. Por su voz comprendí que estaba en pleno ajetreo. Le noté nervioso, impaciente, como si hubiera interrumpido la labor un instante para hablar conmigo.
“¡Oye, es fabuloso! No te he llamado antes para darte las gracias, lo siento, pero es que estoy en plena faena. La idea me cogió por sorpresa, ya me advertiste, ese automóvil arriba y abajo a toda velocidad por Canadá, la pareja encerrada en el coche… He pensado ya en tres o cuatro soluciones para la nieve y el lago, el suicidio, cuando lo tenga más avanzado te lo enseñaré. Pero no son dos escenarios, son diez o doce, mucho mejor de lo que decías”
“Perdona, ¿de qué cuento hablamos?”
“¿Alzheimer, tan pronto? De Pasión. Alice Munro. El otro día. En el Oxford. Sólo whisky”
“Claro, claro, espléndido, me alegro, ya me llamarás, que haya suerte”
Me había equivocado por completo. Abrí el libro de Munro y, en efecto, el cuento al que me refería se llama Tricks. La historia de una mujer que se enamora repentinamente de un montenegrino tras ver una pieza de Shakespeare, pero tienen que separarse durante un año… en fin, un cuento romántico.
Jamás habría imaginado que Passion, una especie de road movie neurótica, pudiera adaptarse para la escena, pero seguro que mi amigo lo convertirá en una pieza deslumbrante, como todo lo que escribe.
Así se pone en marcha una imaginación verdadera, gracias al error, al azar, a la irresponsabilidad de un informador equivocado, a lo imposible de prever, de planificar y de organizar. La creación verdadera no le debe nunca nada a nadie.

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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