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Por 12 de mayo de 2020 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

España es un país de cuerpos, de millones de cuerpos, todos ellos interesados por otros cuerpos casi en exclusividad. No se sabe si dentro de esos cuerpos además de hígados, gónadas o bazos hay también sesos
 

Comencé a alarmarme hace unos días cuando el paseo de la Castellana se cubrió de corredores pertenecientes a los cinco sexos, acicalados con chándales multicolores. Corrían con poca esperanza, pero con gran convicción y el asfalto temblaba bajo sus pisadas. Al siguiente día la misma avenida se llenó de ciclos, patines y patinetes por centenares, todos mirando al cielo. Al otro, de señoras con perro o con bolsas del súper. Y estoy convencido de que si el Gobierno así lo desea se llenará de dromedarios o de neozelandeses haciendo la Haka. Comprendí aquella gloriosa frase de Zapatero a Sonsoles: "¡No sabes tú cuántos miles de españoles podrían ser presidentes de España!". No era humildad, era realismo socialista.

Todo va por la misma rodera. España es un país de cuerpos, de millones de cuerpos, todos ellos interesados por otros cuerpos casi en exclusividad, como se advierte en las series españolas de televisión. No se sabe si dentro de esos cuerpos además de hígados, riñones, gónadas o bazos hay también sesos. En todo caso, al Gobierno le es indiferente porque es un material sobre el que tiene marcada desconfianza. De ahí que ya empiezan a llegar las ayudas al fútbol (el opio nacional), que a los estudiantes les dejen pasar curso (de nada, de nada), a los universitarios el aprobado general (han sufrido mucho), y así sucesivamente. Las ayudas a la cultura van al teatro y al cine, donde aparecen cuerpos indudables.

Yo propongo que los que quedamos fuera del reparto hagamos listas de libros deseables y de librerías amigas. Así, en cuanto nos den la suelta, podremos ir corriendo en chándal a comprar por lo menos dos libros en cada establecimiento y de paso dar las gracias por aguantar un poco más. Si no les ayudamos nosotros, ¿quién lo hará?

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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