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Amenaza

Por 3 de enero de 2018 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Solemos consolarnos al pensar que el año nuevo no puede ser tan malo como el que ya pasó. Este irresistible optimismo es genético y da el mismo juego que las hogueras, los bailes y los fuegos de artificio que aparecen con el cambio de año desde los bisontes de Altamira. Hay una fuerza poderosa que agita el ánimo, pero no porque cambie el año, sino porque falta menos para la primavera y ya comienzan a brotar algunas fuentes vitales. En febrero, por ejemplo, los almendros.

Si no fuera porque (casi) todos deseamos la renovación, es imposible creer que el tiempo futuro vaya a ser mejor que el pasado, pero no por melancolía, sino por la cruda constatación de que en 2017 comenzaron a imponerse las fuerzas de una futura sociedad perfectamente infame. Trump, el Brexit, el catalanazo o el auge de la xenofobia europea, todo ello forma parte de la nueva sociedad que ha ido creciendo a partir de las innovaciones técnicas y la destrucción del sistema educativo. Las pantallas y pantallitas están sustituyendo al cerebro de forma exponencial. Una enorme cantidad de gente ya no piensa, reflexiona o juzga por sí misma, solo consulta y obedece. Es más cómodo, es más rápido, te evita problemas. Como los cristianos del siglo XII, a quemar herejes.

Sería ingenuo creer que esta anulación del libre albedrío tiene remedio. Como ya advirtió el odiado (por ignorado) Heidegger, no somos nosotros quienes controlamos la técnica, es la técnica la que nos controla a nosotros. Y a un político totalitario o estúpido nada le hace más feliz que un colegio silencioso y pacífico con todos los niños pegados a la pantalla. No es casual que el rey de los hackers sea Putin.

No, el nuevo año no será mejor que su padre, pero más vale saberlo, estar alerta, y estudiar por libre.

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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