Edmundo Paz Soldán
Un amigo, Daniel, me recomendó que no fuera a ver esta película brasileña porque era "fascista"; eso avivó mi curiosidad. Al terminar de verla, coincidí con Daniel, pero no verla hubiera significado aceptar la idea de que el arte tiene que ser políticamente correcto. No lo es, por suerte para nosotros.
Tropa de élite es la historia de un escuadrón de la policía de Río de Janeiro que se especializa en la lucha contra los delincuentes -ladrones, narcotraficantes- de las setecientas (!!) favelas de la ciudad. Parte de la película tiene que ver con el entrenamiento de esta "tropa de élite"; sus personajes tienen algo estereotipado -está el policía inteligente, el noble de gran corazón–, y hay una crítica fácil de los "hijitos de papá" de la clase alta y las ONGs, con su visión idealizada de las favelas, pero la ideología de Tropa de élite es lo perversamente fascinante: los policías ven el enfrentamiento con los delincuentes de la favela como una guerra de baja intensidad, en la que todos los recursos -la tortura, la delación- valen para ganar. En un contexto más global, la película nos hace preguntarnos si, en la "guerra contra el terror", Abu Ghraib y Guantánamo se justifican. Para mí, la respuesta es clara: por supuesto que no. Tropa de élite no tiene dudas: el fin justifica los medios.