
Eder. Óleo de Irene Gracia
Edmundo Paz Soldán
Álvaro Bisama, que sabe de estas cosas, me alertó acerca de una muy buena película de vampiros. ¿Crepúsculo?, pensé, sorprendido. No, dijo Bisama, ésta es noruega. Vi la película hace poco en Ithaca: hacía tiempo que el horror no me llegaba tanto. En Let the Right One In, los vampiros están en el tránsito de la infancia y la adolescencia y viven en un condominio de clase media en Estocolmo. La nieve y el frío son escenarios perfectos para esta historia. El padre de Eli, la niña vampiro, hace todo lo posible por ser servicial y conseguir sangre para su hija. Frustrado por no ser un buen padre -es un poco torpe para conseguir víctimas–, busca la muerte. Eli deberá ingeniárselas por su cuenta. No es fácil, sobre todo ahora que su vecino, Oskar, está enamorado de ella. Como en Crepúsculo, ésta también es una historia de amor; a diferencia de Crepúsculo, aquí la sangre corre en serio y el horror se intensifica a medida que avanza la película. Una advertencia: la última escena es impactante.