Edmundo Paz Soldán
Guardo los mejores recuerdos de Queen. El primer disco de vinilo que me compré fue de este grupo inglés. Los vi en el Rock & Rio original, el 85, y ya se me ha borrado todo de esos días de concierto excepto la presencia arrolladora de Freddie Mercury en el escenario (bueno, también me queda AC & DC…). También tengo una conexión muy íntima con la música de Queen porque solía compartir el interés por su música con un gran amigo, Negro de la Reza, fallecido en un accidente de aviación el 87. Allá por el 83, el 84, yo tenía cuatro, cinco discos de Queen, y se los presté al Negro para que los grabara. Cosas de la memoria: ahora no puedo recordar al Negro sin pensar en Queen.
Por todo eso, cuando me dijeron que había nuevo compact de Brian May y compañía pensé que se trataba de una broma de mal gusto. Pero no, era en serio. Yo estaba contento con los quince discos de Queen con la voz inconfundible de Freddie Mercury, y pensé que era más que suficiente para el resto de mi vida. Sin embargo, me ganó la curiosidad morbosa. Y sí, en este disco quedan, reconocibles, los complejos arreglos sinfónicos de Brian May. La voz de Rodgers es otra historia. Lo bueno es que Rodgers no se atreve siquiera seguirle los pasos a Mercury, y evita así ser conocido como una pálida imitación del original. Lo malo es que, aun con todo lo bueno, Rodgers sigue sin ser Mercury. Hay canciones respetables -"Small", "Time to Shine", "We Believe"–, y quizás este compact no me hubiera molestado si habría sido editado con un nombre diferente al de Queen. Sí, los tiempos cambian, pero algunas cosas buenas es mejor dejarlas como están.
(Pensaba poner un video del nuevo Queen, pero en YouTube me crucé con esta versión de "Love of my Life" interpretada por Mercury, y me olvidé de The Cosmos Rocks…)