Edmundo Paz Soldán
Descubrí al suizo Peter Stamm gracias a la recomendación de Iván Thays, hace un par de semanas. La última tarde de mi estadía en Lima, busqué por las librerías un libro, cualquier libro de Stamm. Encontré Paisaje aproximado (2001), y lo leí esa misma noche, en el regreso a Ithaca. No es precisamente lectura de avión, pero para mí lo fue: lo terminé en dos horas, y al rato quería más. Por suerte está bien editado en España, gracias a la editorial Acantilado, y en Estados Unidos, donde acaba de publicarse On a Day Like This (Tal día como hoy), con una reseña elogiosa en el New Yorker. Sí: Stamm se va haciendo de un espacio entre los grandes escritores europeos de la nueva generación, y, como suele ocurrir entre nosotros, Iván ha sido uno de los primeros en llegar a él.
Paisaje aproximado es un buen lugar para empezar a leer a Stamm. Esta breve, poética, despojada novela es una profunda exploración de la psiquis y la sensibilidad de Kathrine, una mujer de veintiocho años que vive en un pueblito en Noruega, bien al norte del círculo polar. La de Kathrine parece una vida ordinaria más, y sin embargo le pasan cosas que parecen sugerir: hasta la vida más normal es turbulenta. Kathrine se casa, tiene un hijo, se separa, tiene amantes, se vuelve a casar; en el interín, está su desesperación por cortar amarras con el pueblo en donde vive, inventarse una nueva vida en otro lugar, y su incapacidad patológica para aceptar la mentira. "¿Qué somos, en definitiva, sin nuestras mentiras?", pregunta Harald, uno de los amigos de Kathrine; "tú eres de las que tiene que saberlo todo con pelos y señales, ¿verdad? Nada de secretos". La respuesta define toda una ética de vida: "las mentiras no son secretos". Todo se desarrolla en un paisaje aislado y desolador que Stamm describe con maestría: "Hacía semanas que el sol había desaparecido y que durante el día no aclaraba. El pueblo yacía encerrado en la oscuridad. La luz de las farolas era como un perímetro que nadie abandonaba".