El escritor Anthony Doerr ha ganado el premio Pulitzer en categoría ficción 2015 esta semana, con...

El escritor Anthony Doerr ha ganado el premio Pulitzer en categoría ficción 2015 esta semana, con...
Santander. Los outsiders siempre tendemos a justificar nuestra presencia para no sentirnos además de outsiders, impostores. Y más si nos persigue un pasado mundano. Recuerdo que en una ocasión llamé a la Chispa, la viuda de Camarón, porque hacíamos una historia larga con motivo de un aniversario ?las efemérides, un recurso tan lustroso que a menudo nos sirve de percha para soltar mitos y demonios?, y ella me dijo: “ay, cómo me acuerdo cada día de ustedes?”. Yo estaba perpleja porque apenas nos conocíamos, y ella añadió: ?no sabes lo de medias Marie Claire que vendo al día en mi mercería”. Era tal su emoción que me costó deshacer el malentendido. Del mismo modo una se acostumbra a que el equívoco forme parte de ti? en aquel momento hubiera querido vender medias. Hace pocos días, el director de la Fundación Santillana, Basilio Baltasar me confesó que años atrás, cuando leyó mi nombre propuesto por Vicente Verdú para venir a comentar su obra aquí, a Santander, dio un saltó de la silla: ?¡una directora de revista de moda!?, exclamó para sus adentros y sus afueras, herejía; y el bueno de Verdú tuvo que darle explicaciones. Desde entonces, me invita a todo lo que organiza. Por supuesto, no voy a ahondar en pedanterías tales como que la moda es una expresión cultural de las sociedades; o que Cocteau le escribía poesía costurera a Coco Chanel y ésta, gracias a las ganancias del Nº 5, le pagaba sus rehabilitaciones; ni tan siquiera que la vuelta al mundo a través de sus peluquerías resulta una narración diáfana de sus habitantes, siempre que se haya sabido contar, no solo con datos sino con experiencias. La palabra “periodismo” invoca, en cualquier de sus adjetivaciones, una conversación. Interpreta el mundo en que vivimos, decía ayer Borja Casani; ?la cultura tiene un poder transformador?, afirmó Pepe Ribas. Dichoso del artículo o la entrevista, de la foto, el video, el post o la crónica que consigue moverte una idea, proporcionarte una dentellada de hallazgo. Ayer asistimos a la disección del periodismo cultural como un todo, y como parte del todo, también del periodista cultural. Hay periodistas culturales infiltrados en la sección de deportes o en la crónica parlamentaria, en los dominicales, en la crítica taurina… individuos con cultura, conocimiento, y talento en la escritura, cuyas sus narraciones se convierten en crónicas de nuestro tiempo. Creo, como mantenía ayer Eva Díez, que el periodismo cultural tiene que ser transversal, más que periférico, no permanecer en un compartimento estanco ?lejos de tratar la cultura como un nicho?. Debe de ser creativo, buscar formatos diferentes, repetir los clásicos y producir ideas. ¿Tiene buena foto el periodismo cultural? ¿Por qué cuesta tanto ilustrar la portada de un suplemento literario? Recursos: retrato autor, ilustración abstracta, fotitos? ¿No es la imagen un estímulo narrativo que no solo acompaña sino que tiene que dialogar con el texto? Hay que entender como periodismo cultural los ensayos fotográficos, pero también el arte hecho con iPhone? ¿Por qué no han invitado aquí a periodistas culturales gráficos?, ¿acaso no los hay? Y, ¿por qué la prensa española no publica ensayos fotográficos? Para los jóvenes estudiantes que ayer pedían consejos: un breve resumen de lo sostenía Paul Johnson: el buen articulista debe de llevar una biblioteca en la cabeza ?la mejor referencia literaria es la que insta al lector a comprar el libro de inmediato?,debe conocer mundo, viajar, morder testimonios sin utilizar a taxistas y camareros, tener instinto para las noticias, y producir ideas, abstenerse de promover causas personales y amiguismos, tampoco ser adulador, confiado o extremadamente bonachón. Todo ello es aplicable al llamado periodismo de tendencias, que pretende capturar el aire de los tiempos, contar qué está pasando en la sociedad, detectar su pulso. Los magazines y las revistas de los 60 y 70 influyeron en grandes periodistas como Mailer o Didion: Esquire, Rolling Stone, más tarde Interview? Se cuestionaba la noción de objetividad, convertida en mito y dogma, y se exigía inspiración literaria, investigación y tendencia. El llamado periodismo cultural, más allá de la especialización, se ha extendido por las secciones de internacional, sociedad o deportes. Culturas reza el suplemento de mi periódico, que dirige mi querido Sergio Vila Sanjuan. En plural, decidido a no excluir la fenomenología, que en lugar de ser transcendente como la de Husserl es cotidiana. Pasear y observar?la observación de los fenómenos que despuntan en la sociedad, a la manera de Gaston Bachelard, poniendo en juego la intuición intelectual. En este sentido, en mi opinión, debemos plantearnos el periodismo cultural, desde el punto de vista de (perfecta) ?perspectiva de una relación?, como decía Bachelard: topografiar las nacientes relaciones del hombre con el mundo cambiante que habitamos. Y así, nos permite cuestionarnos por el relativo fracaso del libro digital en una sociedad absolutamente pantallizada, por qué Beyoncé y Rihanna abanderan el nuevo feminismo, o por qué se ha acumulado tanta literatura del duelo de los hijos de los hijos de la gauche divine. Y esa inmediatez y ese cambio continúo nos apelan a poner entre paréntesis lo accidental, lo fáctico y lo contingente, para enfocar el espejo en la realidad de esas tendencias sociales nacientes. No las tendencias en sí, sino a las fuerzas que las crean y las transforman permanentemente. Existe menos tradición en la práctica de la poética de lo cotidiano, que atrapa todo aquello que tiene que ver con la flecha del tiempo, la forja de nuevas rutinas y la influencia del cambio en los gestos corrientes. El tan traído y llevado zeitgeist a fin de captar el verdadero pulso de la sociedad, su latido subterráneo. Qué buena cita de Josep Mª Esquirol que trajo Borja Casani: ?no hay profundidad, la profundidad está en las grietas de la superficie?puedes encontrar profundidad de la forma más extraña?. Hay una imagen que hoy me persigue: los fantasmas de Thomas Mann y Luchino Visconti deambulando por el recién clausurado Grand Hôtel des Bains en el Lido. Las arañas de cristal ciegas, el esplendor que antaño simbolizó la más gloriosa decadencia consumido por las goteras y las termitas. El mítico hotel cerró hace unos veranos, en silencio, como se hacen estas cosas. Un complejo de apartamentos de lujo se levantará sobre el porche donde la alta cultura se vio desvanecerse la tarde veneciana. El fin de una época y el inicio de otra lleno de tantos alicientes y conflictos. Hoy el periodismo debe empaparse de la frescura para desarrollar contenidos visuales atractivos y que sean exportables. Nuevas narrativas, viralidad, aplicaciones con hambre de contenido además de información. A mí, más que de periodismo cultural, me gustaría hablar de periodismo de calidad. Damos por hecho el rigor, la buena escritura, la mirada atenta, sin forjar tópicos ni acusar pereza ante los prejuicios. La subjetividad del periodista cultural es su valor diferencial: desde que posición moral, desde que visión del mundo afronta el ejercicio de descubrir, contar, reconstruir una obra de Lepage o una novela de Salter? sobre todo si a través de ellas entendemos algo nuevo acerca del desamor y la adicción, como en “Agujas y opio” de Lepage, o de lo cambiantes que somos los individuos y la laxitud que nos invade cuando nos hacemos viejos, tal y como ilustra la obra de Salter. La cultura es sobre todo una fuente de conocimiento sobre el misterio de la condición humana. En este congreso, de entrada, parece obvio que existe una tendencia alcohólica, porque ni el pesimismo ni la euforia se podrían entender si la botella ?medio llena o media vacía? no es de alcohol. Ha sido una trampa, la del lugar común, la que nos ha tendido, deseosos de ver cómo la manejábamos en las mesas el tópico del pesimismo y del optimismo. . Se sucedió el ingenio. unos vieron dos botellas, otros descorcharon la segunda. Yo no veo ni botella, ni petaca ni porrón, sino que solo espero que la cultura, las culturas, me sigan llenando la copa.
La persecución del éxito conlleva una fatiga mortal puesto que, en verdad, el éxito tal como se sueña no es sino una quimera. Una quimera envenenada. Mata tanto a quien lo logra como a quien se siente un malogrado. Brindemos pues con salud por lo que se hace amándolo (y amándonos). Lo demás son bichos criminales o zarandajas.
El hombre no sólo es capaz de intelección sino algo más importante: en ocasiones lo que motiva al hombre hacia la intelección no es otra cosa que la intelección misma. Tras subrayar la singularidad de esta situación me preguntaba en la pasada columna si ello era ya razón suficiente para hablar de ciencia. La respuesta es más bien negativa. La ciencia supone algo más que grado de conocimiento, incluso algo más que grado de conocimiento desinteresado. Conocimiento de alto nivel tenían desde luego los astrónomos babilónicos y chinos y no cabe dudar de que en algún respecto este conocimiento era meramente desinteresado. Y sin embargo no es arbitrario que en la previsión del eclipse por Tales de Mileto pueda barruntarse algo que no se daba en las etapas anteriores del conocimiento astronómico.
"El día se hará noche" nos dice Herodoto respecto a la previsión de Tales cuya verificación en un agónico conflicto contribuirá precisamente a que se busque una sutura del mismo "En las diferentes batallas que se dieron, hubo una nocturna en el año sexto de la guerra que ambas naciones proseguían con igual suceso, porque en medio de la batalla misma se les convirtió el día repentinamente en noche; mutación que Thales Milesio había predicho a los jonios, fijando el término de ella en aquel año mismo en que sucedió. Entonces lidios y medos, viendo el día convertido en noche, no solo dejaron la batalla comenzada, sino que tanto los unos como los otros se apresuraron a poner fin a sus discordias con un tratado de paz" (Herodoto Historias I, 74 traducción del jesuita P. Bartolomé Pou (1727-1802) disponible online)
Es objeto de discusión el grado de precisión de Tales respecto al día y hora del eclipse, habiéndose incluso conjeturado que sólo pudo prever el año, pues prever un eclipse solar exige poderosos medios geométricos y trigonométricos de los que la ciencia no dispuso sino años más tarde. Pero con independencia del grado de conocimiento y del grado de acuidad en sus cálculos, la actitud, la disposición de espíritu de Tales difiere de la de sus predecesores en un punto importante: la observada regularidad en las órbitas que ha permitido prever la ocultación del sol no constituye un hecho aislado, expresión de un azarosa confluencia o de la intervención de los dioses u otras potencias ignotas.
Aunque, de hecho, no tengamos más que un conocimiento parcial, la naturaleza en los cuerpos celestes como la naturaleza en nuestro entorno, responde a una necesidad intrínseca que se traduce en movimiento de los astros, en emergencia de seres, en transformación, o en destrucción. La naturaleza no es un conglomerado dispar sin principio de interna organización, la variedad de las cosas de la naturaleza constituye por el contrario un mundo, un kósmos, término griego para designar el orden.
El joven Rato tuvo un seiscientos tuneado, un detalle que entonces no significaba una expresión macarra sino un signo de privilegio. Cuando llegó al Partido Popular, cuentan que lo hizo al volante de un descapotable rojo. Rodrigo Rato representó de tal forma el vértice de la pirámide que el allure en su porte disminuía la talla de sus adversarios. Recuerdo cuando nos preguntábamos con tanto ahínco por qué el dedo de Aznar no había coronado al cosmopolita Rato en lugar de a un señor de provincias llamado Mariano Rajoy. Dicen que Aznar nunca se fío de él, que mandaba espiarle por poco obediente, soberbio y osado, a pesar de ser el artífice del llamado “milagro económico español”. Nuestra sociedad se ha habituado a no separar la vida privada y la vida pública de quienes ejercen el poder cuando quedan atrapados en sus propias leyes. El Rato abogado vive a 300 metros de distancia del ciudadano Rato, y el Rato que viajaba mucho a Suiza tiene los dos mismos brazos y la misma cabeza que el Rato que dirigió la economía del país y del mundo desde el FMI; los mismos que el que fuera aupado por Zapatero y Rajoy para presidir Bankia y también los de aquel cliente que dejó dos cojines voluminosos en la puerta de un pequeño establecimiento, Entrecosturas, en Gijón, sin mediar palabra, y que la dueña, transcurridos unos meses sin que nadie se interesara por ellos, los regaló a una oenegé. Rato le reclamó una indemnización de 380 euros y se declaró “engañado”. Acaso sus cojines simbolizaban una pérdida mayor, pero se forjó una caricatura delirante. En Madrid mucho se especula acerca de la lista de los 705 vips que, tras regularizar sus capitales en el extranjero, no pudieron aclarar su origen y presentan indicios de blanqueo, suponiendo que el nombre de Rato será el primero que aflore. Por ello se rubrica la sobreactuación de la mano en la nuca al entrar en el coche policial, una grosera humillación para un hombre de andares erguidos. El exceso de confianza es cosa de tontos, aunque se venda todo lo contrario. De igual forma que no se pueden despreciar los nubarrones en la mente de quienes tienen una elevada capacidad intelectual que les permite sortear peligros y anticipar problemas. “Tiene mucho poder pero es relajado”, se dice en señal de aprobación. Según investigadores de la universidad canadiense de Lakehead, las personas “centinelas” actúan con prevención, preocupación e incluso angustia, pero se evitan infiernos. Los participantes en la investigación que se mostraban más en guardia eran las personas que tenían un elevado coeficiente intelectual. Es probable que en el último año Rato haya sido un ser preocupado, pero en el caso de darse por probados los indicios delictivos que se han difundido, la ceguera de la codicia mostraría de nuevo la brecha entre el yo público y el yo privado. El Rato tranquilo y relajado debió de creerse un hombre con dos almas. O un impostor de sí mismo. (La Vanguardia)
Barcelona dio nombre hace 20 años al marco de relaciones entre los países de la Unión Europea y el sur del Mediterráneo. Con la Declaración de Barcelona, adoptada por la Cumbre de Barcelona en noviembre de 1995, empezó el Proceso de Barcelona, que debía extender a toda la región el área de paz, seguridad y prosperidad que era entonces y que sigue siendo, a pesar de los pesares, la orilla norte. El objetivo está ahora más lejos que hace dos décadas. Hay guerra en Libia y Siria, dos países ribereños. El terrorismo ha incrementado sus actividades en ambas orillas. Un alud migratorio llega a las costas europeas, sobre todo a través de Italia, mientras crece el número de refugiados en los países árabes que huyen de los conflictos y genocidios. El Mediterráneo es un inmenso cementerio donde reposan millares de africanos, ahogados antes de llegar a las costas europeas. El Proceso de Barcelona fue una iniciativa principalmente española, para que la UE prestara algo más de atención a su flanco sur en el momento en que monopolizaban toda los recursos los países del desaparecido bloque soviético. A lo poco conseguido se juntaron en su día los sueños de grandeza del presidente francés entre 2007 y 2013 Nicolas Sarkozy, descontento con la pérdida de protagonismo de su país en Europa. El Proceso de Barcelona ya no le servía. Había que construir algo nuevo, solo mediterráneo, donde Francia sería el socio esencial. Y así fue como desapareció el Proceso y surgió la más modesta Unión para el Mediterráneo en 2008, para construir solidaridades entre las dos orillas a partir únicamente de proyectos concretos. Gracias de nuevo a la persistencia española, Barcelona se quedó con la sede de la UpM, radicada en el palacio de Pedralbes, donde un equipo de altos funcionarios de los países miembros trabaja a las órdenes del diplomático marroquí Fathallah Sijilmassi. Y también la cumbre de ministros de Exteriores que se ha celebrado esta semana, aunque los anfitriones, Artur Mas y Mariano Rajoy, tuvieron el detalle de discutir en público si eran galgos o podencos, si Barcelona es solo capital europea y mediterránea o si es la capital española del Mediterráneo. Desde 2008 no se reunían los ministros europeos y mediterráneos, a pesar de que no faltaban motivos para abordar las lacerantes ausencias de paz, de seguridad y de prosperidad que sufre la región. Para empezar a enderezar el rumbo torcido del Mediterráneo algo podrían servir este tipo de reuniones, celebradas anualmente bajo este mismo formato, al estilo de los llamados Gymnich, por el nombre del palacio alemán donde se reunieron informalmente por vez primera en 1974 los ministros de Exteriores de la UE antes de una decisiva cumbre europea.
Michelle ha iniciado su retirada de la Casa Blanca bailando, dispuesta a demostrar que en ritmo difícilmente alguien supera a los Obama. Del funky al soul, o al rap, de la entrega de aquel Oscar a la mejor película a Argo -protesta de Irán incluida- a su amistad con el diablo vestido de Prada, Anna Wintour, han ejercido de demócratas tan concienciados como mundanos. Ni los Happy birthday Mr. President de Kennedy, los vals de Ronald y Nancy, el saxo de Clinton o Bush jr. bailando la Macarena pueden compararse con las glorias del Apollo Theatre que viajaron de Harlem a la Casa Blanca. El acta de libertad que Michelle firmará dentro de pocos meses no podría ser más gráfica: “¿Qué es lo primero que hará al abandonar la Casa blanca?”, le preguntó la show woman más cómplice del matrimonio, Ellen DeGeneres. “Abrir la ventanilla del coche”, respondió la aún primera dama, y añadió casi con dolor que añoraba sentir la brisa en el rostro, aventándose con la mano como hacen algunas mujeres víctimas de sofocos, no necesariamente hormonales. Hija de un operador de bombas del Departamento Hidráulico de Chicago aquejado de esclerosis múltiple, salió de los ladrillos rojos de su South Side con un cum laude de Princeton (que luego completó con otro título de Harvard). Fue moldeando sus hombros, basculando sus caderas y demostrando que aunque supiera fruncir el ceño era mucho más que una angry black woman. A pesar de su brillante formación, durante sus años en la Casa Blanca nunca ha ejercido de abogada de los ricos -ni de los pobres-, a diferencia de Hillary Clinton, que, con sus collares de fantasía, ha pasado de first lady a lady first. Michelle, en cambio, prefiere las perlas y juega con la ventaja de su piel de ébano, pues las perlas en señoras blanquísimas y rubias producen una gran desconfianza. Michelle ha reinado con más esplendor que Barack Obama, y su popularidad no ha mermado, humanizando más de una vez al presidente de EE.UU., pero también solemnizándolo. Obama, probablemente el presidente global más deseado de todos los tiempos, va a pasar a la historia de acuerdo con aquella vieja fórmula de los críticos perezosos: “Mejor planteado que resuelto”. De ningún modo ha sido un bluf, pero es cierto que su política no ha sido capaz de cumplir las homéricas expectativas que el “Yes, we can” engendró. Aquel premio Nobel tan coyuntural más bien lo inhibió, visto que en política exterior su liderazgo ha sido demasiado discreto. Sus mandatos se han caracterizado por gestos justos, oportunos, incluso valientes. Pero gestos al fin y al cabo. Como Cuba: cerrar simbólica y definitivamente la guerra fría 26 años después de la caída del muro va a ser su mediática despedida. El gran Eduardo Galeano aseguraba que nunca había confundido a Cuba con el paraíso, “¿por qué iba a confundirla, pues, con el infierno? Yo soy uno más entre los que creemos que se puede quererla sin mentir ni callar”. Michelle y Barack, ungidos por el son y el filin, en su recta final, están dispuestos a demostrar que el ritmo también es una ideología. La máquina trendy / Kendall Jenner
En Coachella la música es lo de menos. La pasarela, digamos alternativa, ha ido subiendo el caché para epatar vía Instagram con sus outfits festivaleros, a lo Kendall Jenner y sus looks de 4.000 dólares. Se trata de exhibir actitudes provocadoras, como en su día se hizo en Woodstock o Canet, aunque tan intrascendentes como estrenar tatuaje acompañado por tu guardaespaldas (Brooklyn Beckham), besuconas como el inesperado lengüetazo a un rapero de moda sobre el escenario (Madonna a Drake), o poco ejemplares: Rihanna esnifando cocaína a la vista de todos en el backstage. Paradójico lugar de encuentro de la música alternativa, gigantes de la moda del tamaño de H&M o ASOS y la simple y llana memez. Cañas y barro / Rodrigo Rato Con la nuca doblada, “protegida” es el eufemismo, hemos visto al que sacaba pecho cimbreado por el halo de la droite divine y se fundió con la burbuja inmobiliaria; el que participó del hundimiento de la caja de ahorros más antigua de España y toleró los millones de euros expoliados con tarjetas black en alcohol, huevos estrellados de Lucio y spas urbanos. El que representó la pura esfinge de la derecha “civilizada”, ahora auto-humillado por el entramado que presuntamente levantó. Es el cierre de la barra libre para los que convirtieron la ley en trampa. Hace poco, volviendo de Suiza -¿de dónde, si no?-, unos pasajeros le montaron un escrache celeste, olfateando el abismo. La paciencia, en el aire, se impacienta. Discreta elegancia / Ignacio Vidal-Folch
Si hubiera habido mención a la elegancia en el primer Congreso de Periodismo Cultural de Santander, esta hubiera correspondido a Ignacio Vidal Folch, el mismo que cuestionó sobre la función decorativa -que no estética- de la cultura en los medios. El que fue corresponsal del frío centro y este europeos combinaba el jersey de pico azul Klein con corbata asomada y bota marrón de media caña. Acabo de leer su última novela: Pronto seremos felices (Destino), una fascinante colección de personajes y escenarios, de reencuentros e identidades y de una clave femenina que maneja con maestría y antidepresivos: “Cada día, una pildorita de escitalopram, que me va muy bien, me da tranquilidad…”. Todo vale como antídoto contra el mal de amores. (La Vanguardia)
La leyenda sostiene que, desde épocas prehispánicas, los habitantes de Tenancingo, en el estado de Tlaxcala, se han dedicado -como otros pueblos a la cerámica o a la alfarería- a una profesión singular: la prostitución. Más allá de que esta versión sea cierta o producto de una invención malsana, no hay dudas de que a lo largo del siglo XX ha existido allí una tradición criminal que se prolonga hasta nuestros días. Muchos padres del lugar educan a sus hijas para ser prostitutas y a sus hermanos para traficar con ellas. En 2001, fue descubierta la red de los hermanos Julio, Tomás y Luciano Salazar Juárez, quienes llevaban años secuestrando a jóvenes mexicanas para obligarlas a prostituirse en Tijuana y en los "campos del amor" cerca de las plantaciones de fresas de San Ysidro, California.
(Aquí, el artículo de Peter Landesman, "The Girls Next Door", aparecido en la New York Times Magazine el 25 de enero de 2004: http://www.nytimes.com/2004/01/25/magazine/the-girls-next-door.html?pagewanted=7&pagewanted=all y una nota de El Universal de México al respecto: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/107195.html)
En cuanto me enteré de esta historia, la idea de escribir sobre ella se convirtió en una obsesión que no dejó de atormentarme. Finalmente, en 2008 empecé a escribirla en forma de guión, pues me pareció que una película sería la vía idónea para narrar esta trama de opresión doble: mujeres mexicanas explotadas por los trabajadores sin papeles, explotados a su vez por sus patrones sin escrúpulos. A Pablo Cruz y Diego Luna, de Canana, la historia les entusiasmó y de inmediato eligieron a David Pablos para dirigirla. Durante meses David y yo trabajamos en el guión, hasta que en cierto momento nuestras agendas lo volvieron imposible. A partir de entonces, la historia original de Las elegidas -titulada así desde el inicio- siguió tres caminos paralelos.
Mientras David retomaba algunos de los personajes de la excéntrica familia de traficantes de mujeres dibujada en la historia original -en especial los más jóvenes-, y les daba nueva vida en un guión escrito por él, yo la conducía hacia otros dos proyectos. En primer lugar, tomé las voces de cuatro de las protagonistas -dos víctimas, una de las jefas de la banda y una policía mexicano-americana- para escribir el libreto de la ópera Cuatro Corridos, comisionada por Susan Narucki y el departamento de Música de la Universidad de San Diego.
(Aquí, la página oficial de Cuatro Corridos, con textos e imágenes: http://cuatrocorridos.com/ y aquí una reseña de Los Angeles Times: http://www.latimes.com/entertainment/arts/culture/la-et-cm-cuatro-corridos-at-zipper-concert-hall--20140806-column.html)
En este proyecto binacional, la música fue encomendada a dos compositores mexicanos, Hilda Paredes y Hebert Vázquez, y a dos estadounidenses, Lei Liang y Arlene Sierra. Desde su estreno en San Diego en 2013, estos cuatro monólogos se han presentado en Dallas, Alburquerque, Tijuana y Los Ángeles -donde se grabó hace apenas unos días-, y del 15 al 17 de mayo tendrá su estreno en la ciudad de México, en el Centro Nacional de las Artes. Al mismo tiempo, decidí darle una nueva forma literaria a la historia original y, a lo largo de estos años, la transformé en una novela en verso, titulada igualmente Las elegidas, que será publicada en septiembre por Alfaguara.
(Aquí, una entrevista con David Pablos: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2015/04/16/las-elegidas-una-cinta-con-mucha-entrana-david-pablos-4986.html )
Que un mismo relato haya sido capaz de inspirar todas estas versiones y a artistas tan destacados demuestra su poder telúrico. Más allá de sus diferencias, cada una de las obras inspiradas por él alientan la indignación frente a una realidad que sigue muy presente entre nosotros. Las historias que se cuentan en la película, la ópera y la novela han de servirnos para ver y oír justo aquello que obviamos o silenciamos. Espero que el estreno de Las elegidas, de David Pablos, en la sección Un certain regard del Festival de Cannes, a mediados de mayo, que coincidirá exactamente con las presentaciones de la ópera en el Centro Nacional de las Artes, así como la publicación de Las elegidas en septiembre de este año, perturben a sus distintos públicos tanto como a mí y a los demás artistas que se han inspirado en estos relatos y, en la pequeña medida en que el arte puede influir en la realidad, contribuyan a erradicar definitivamente el tráfico de mujeres y la prostitución infantil, abominable herencia de tiempos oscuros.
Un fotograma de "Las elegidas" de David Pablos (Canana, 2015)
Y aquí un capítulo de la novela en verso (Alfaguara, 2015):
42
Cuando se fruncen las estrías de la noche
y las ciudades gemelas se untan con cenizas
los mojados dejan atrás las altas torres
labradas con su sudor y su nostalgia,
los ladrillos, el cemento, los cristales,
la argamasa, las tuberías, las junturas,
y se congregan en las mustias callejuelas
-morenos fantasmas invisibles-
a mascar densas bolas de carnaza
untadas con ese brebaje avinagrado
que remeda el rojo de la sangre.
Una vez las tripas satisfechas,
los mojados cruzan el barrio a trompicones
y se arremolinan frente al Mantarraya:
un hipopótamo abre o cierra la cadena
y deja afuera a prietos y pusilánimes.
Adentro bulle el infierno o el edén:
mil cuerpos que desfilan en escorzo
vestidos si acaso por los neones,
cinturas esculpidas por el hambre,
inconquistables tetas adiposas
serpenteantes en las jaulas de aluminio.
Nadie oye la cumbia, la bachata,
los insufribles, tristísimos boleros,
tras los inocuos vaivenes en los muslos
las uñas se adueñan de las nalgas.
Un billete de más en la entrepierna
otorga el paso franco a nuestro origen:
los clientes se abisman en esas rajaduras
como quien echa de menos a los dioses.
PREMIO A JORGE HERRALDE.- El editor de Anagrama, Jorge Herralde, recibió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid por su labor editorial. Y Daniel Mordzinski no pudo faltar y retrató este momento, especialmente para Moleskine Literario, con Jorge, Lali y sus autores. Estupendo momento y felicitaciones a Jorge Herralde. Foto: Daniel Mordzinski
Daniel Mordzinski se dedica completamente al arte de fotografías una especie humana: la de los...