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Me encontré con Francisco Umbral en un país sin nombre (3) Pactos con el diablo

"Mira, las puertas de las tinieblas se han abierto."

-Fausto, Murnau-

Ayer volví a encontrarme con Francisco Umbral en el país sin nombre. Extraño país en el que había un lago parecido al Ladoga y un mar parecido al mar Negro. Era verano en el país sin nombre. Espléndido y apacible verano. Los robles rumorosos formaban bosques interminables. Nos hallábamos en una especie de embarcadero junto a una playa del lago. Una playa desierta en la que se veían sus pisadas, las de su hijo y las mías. Su hijo llevaba con él una gata que decía palabras en egipcio. A nuestra izquierda, en una pequeña playa de guijarros se estaba bañando un unicornio, y muy cerca de nosotros daba saltos, sobre las maderas del embarcadero, la cabeza de Murnau, la que habían robado meses atrás, la increíble cabeza de Murnau a la que no le hacíamos el más mínimo caso. Mientras contemplábamos el agua estuvimos hablando de pactos con el diablo. Umbral me dijo:

-Como los gángsteres, los políticos suelen pactar con el diablo. Cuando un presidente con buenas intenciones se sienta en la mesa presidencial y revisa papeles que incitan al vómito real y al vómito existencial, ¿qué hace? Mayormente pactar con el diablo. La práctica del poder le obligará a colocarse más allá del bien y del mal, sea de la ideología que sea.

-Sí -le dije yo-. Supongo que es entonces cuando empieza a envejecer de verdad. Para él comienza un extraño viaje por un universo de relativa oscuridad y en torno a él ira creciendo una sombra vinculada a la muerte.

-No lo dudes. Cuando pactas con el diablo prepárate para el estrés. Ante ti se alza una frontera: la del antes y el después del pacto con las tinieblas intrínsecas del poder. La ventaja de llegar al poder es que lo empiezas a ver todo desde arriba. La muerte de los demás se convierte en una cifra. La muerte se convierte en una abstracción, que sin embargo se va apoderando de tus moléculas, por eso los expresidentes suelen parecer muertos vivientes: condición escatológica que nos les impide enriquecerse pasando información privilegiada a las grandes empresas que los eligen como consejeros. Con esas empresas hablan abiertamente, a cambio de cerrar la boca ante la ciudadanía. Ah, si tan solo uno de ellos decidiera traicionar ese procedimiento y confesara todo lo que ha visto y vivido en ese mundo más impuro que la muerte. Haría un gran favor a toda la humanidad. Yo sería capaz de dedicarle un poema épico -confesó Umbral.

-Y yo, pero ese ser admirable aún no ha aparecido entre nosotros, y no es probable que aparezca alguna vez. Tendría que romper un pacto de silencio que se prolonga como una maldición asfixiante y pavorosa a lo largo de la historia. El descreído Canetti creía que era una gran ingenuidad pensar que aquellos en los que depositamos el poder iban a cambiar alguna vez. Se trataba para él de una esperanza vana.

-¿Sólo para él? Lo creía también Lord Acton, aquel historiador católico que decía: Power tends to corrupt, and absolute power corrupts absolutely.

-Siguiendo ese pensamiento, las mayorías absolutas corromperían absolutamente. ¿Y las relativas?

-Corromperían relativamente, pero tendiendo siempre hacia el absoluto como meta final, o como ideal platónico -sentenció el maestro.

De pronto la cabeza de Murnau empezó a dar saltos muy veloces y erráticos. Su hijo la señaló con el dedo y dijo:

-Papá, finalmente entiendo lo que quiere decir la famosa expresión "cabeza loca". ¿Puedo ir a jugar con el unicornio?

-No -contestó su padre-. Son animales muy hermosos pero les gustan demasiado los gatos. Se los comen de un solo bocado.

El niño nos miró con un estupor mortalmente rosado y empezó a cantar una canción que decía:

- 道可道,非常道。名可名,非常名。

無名天地之始;有名萬物之母。

故常無欲,以觀其妙;常有欲,以觀其徼。

此兩者,同出而異名,同謂之玄。

玄之又玄,衆妙之門。  

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11 de enero de 2016
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Europa frente al islam

Unos, como Donald Trump, lo dicen de forma insultante y grotesca. Otros con argumentos históricos y eruditos, como Niall Ferguson. Pero el mensaje es idéntico y alarmante. Es el fin de la civilización occidental, a la que ha declarado la guerra el terrorismo yihadista. Si el multimillonario estadounidense que pugna por la candidatura republicana a la Casa Blanca culpa directamente a Angela Merkel por abrir las puertas a los refugiados sirios, el historiador británico considera que la actual situación de la Unión Europea es muy similar a la caída de Roma por la invasión de los bárbaros.

?Como el Imperio Romano a principios del siglo V?, ha escrito Ferguson en un artículo publicado en estas mismas páginas, ?Europa ha dejado que sus defensas se derrumbaran. A medida que aumentaba su riqueza han disminuido su capacidad militar y su fe en sí misma. Se ha vuelto decadente, con sus centros comerciales y sus estadios. Al mismo tiempo, ha abierto las puertas a los extranjeros que codician su riqueza sin renunciar a su fe ancestral.? (París, víctima de la complacencia, EL PAÍS, 19 de noviembre de 2015).

No se trata de ideas marginales o de locuras demagógicas. Basta observar la evolución del mapa electoral europeo de los últimos años para percibir cómo ideas similares prosperan y se instalan en las sociedades y en los gobiernos. Con la excepción realmente notable y curiosa de la Península Ibérica ?que requeriría una reflexión sobre las peculiaridades de España y Portugal para que no cuenten en sus parlamentos con la lacra de partidos xenófobos y racistas?, Europa se está convirtiendo en un continente cada vez más inclinado hacia la derecha más extrema, con ya dos países como Hungría y Polonia en manos de partidos antieuropeos y xenófobos.

La dificultad para gestionar la doble crisis de los refugiados sirios y del terrorismo yihadista es enorme. Es evidente que una y otra solo tienen que ver en el origen: la inseguridad provocada por el califato terrorista está expulsando a centenares de miles de civiles que buscan refugio y prosperidad allí donde puede estar, que es en Europa. Aunque es cierto que algunos de los autores de los atentados de París se camuflaron entre los refugiados para cruzar fronteras, estos últimos no son causa sino efecto del terrorismo yihadista y solo la demagogia de quienes amalgaman islam y terror, como hacen Trump y los Gobiernos húngaro y polaco, permite deducir que hay que prohibir la entrada de musulmanes a Occidente.

No son tan solo los Gobiernos de extrema derecha los que propugnan políticas de extrema derecha. Entre las propuestas para combatir el terrorismo barajadas por el presidente francés, el socialista François Hollande, hay ideas que atentan al concepto republicano de ciudadanía, como sería la creación de dos clases de ciudadanos, los que tienen ancestros franceses de pura cepa y los que son inmigrantes de segunda generación ya nacidos en Francia, los únicos a los que se podría desposeer de la nacionalidad; o la alternativa, todavía más extravagante, de que cualquier francés pudiera ser desposeído.

Lo peor de la propuesta es su intención electoralista y sus nulos efectos disuasivos: ¿acaso un yihadista suicida va a preocuparse por su nacionalidad? Si prospera, quedará erosionada la idea francesa del ius solis, derecho de la tierra que declara francés a quien nace en territorio francés, opuesta al ius sanguinis, el derecho de sangre etnicista, que da la nacionalidad solo al hijo de quien ya la tiene. Hollande teme a Sarkozy, quien a su vez teme a Marine Le Pen, y lo que al final está en juego es que en mayo de 2017 la presidencia francesa caiga también en manos de la extrema derecha y Europa se haga más oscura, más negra.

Si Hollande se juega la presidencia en el combate contra el terrorismo, Merkel se juega la cancillería en la gestión ordenada de la oleada de refugiados (1,1 millones) que han llegado a su país en 2015. El año 2016, decisivo para competir en buenas condiciones en las elecciones en 2017, no ha empezado con buen pie para la canciller que se propuso convertir la integración de los refugiados en el gran reto alemán y europeo. La mala noticia se la proporcionaron los numerosos robos y agresiones sexuales a mujeres por parte de centenares de jóvenes, identificados por la policía como norteafricanos, principalmente en Colonia, pero también en otras ciudades.

Hay más de 120 denuncias, pero también mucha confusión en los hechos de Nochevieja. No se comprende por qué las noticias tardaron tanto en conocerse. Tampoco la reacción y la actitud de la policía, que en principio no reconocía los incidentes. Son escasas las identificaciones y pruebas. Hay sospechas de que pudo haber coordinación a través de las redes sociales, en una especie de flash mob o acción falsamente espontánea y coordinada con móviles. También hay la certeza de que la identificación de los refugiados con masas de machos musulmanes embriagados que roban y violan a mujeres alemanas conviene a movimientos xenófobos como Pegida (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente).

La guerra que ha declarado el terrorismo yihadista contra Occidente quiere erosionar el Estado de derecho, las libertades y los valores europeos, y en buena medida lo consiguió ya con George Bush tras el 11-S cuando era Al Qaeda quien la conducía. Y lo está consiguiendo bajo conducción del ISIS también ahora en Francia, con Hollande, tras el 13-N. Pero pretende algo más, tal como ha explicado Gilles Kepel, como es enervar las actitudes racistas, victimizar a los musulmanes y provocar una atmósfera de islamofobia generalizada. ?Denunciándola constantemente, convertida en tara congénita de las sociedades europeas, y sustituyendo al antisemitismo como pecado cardinal de Occidente, los islamistas se esfuerzan en establecer fronteras comunitarias culturalmente infranqueables para todos los europeos de ascendencia musulmana?. (Terreur dans l?Hexagone. Gènese de la djihad française. Gallimard).

Para conseguir este objetivo de separar los musulmanes en una comunidad aparte, el terrorismo tiene buenos aliados. No hay que hacer correr mucho la imaginación para sospechar que los hechos de Nochevieja en Alemania van más allá de un inaceptable comportamiento espontáneo de jóvenes extranjeros, principalmente de origen árabe, y que son en cambio acciones fomentadas e incluso coordinadas por organizaciones hostiles a la sociedad europea.

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10 de enero de 2016
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El amor es perdedor

Ambas estuvieron tocadas por un don, aunque la inseguridad se estampilló de tal forma en sus vidas que se transformó en un agónico blues de matadero. Fueron muchachas lindas, con granos, afición por la fast food y los chicos malos; escribían poesía, tocaban la guitarra, eran echadas para adelante, y sin embargo nunca abandonaron esa mirada baja con la timidez prendida en la sonrisa. A pesar de su enormidad, Janis Joplin y Amy Winehouse hicieron su carrera musical en menos de una década: a las dos las llamaba la muerte por todos los altavoces ? en los shows de Jay Leno se mofaban de las adicciones de Amy-. Las dos murieron con 27 años, la primera por unos chutes de heroína pura, la segunda con un cuerpo bulímico estragado y 416 miligramos de alcohol por decilitro de sangre. Y el desamor bajo la puerta. Esta semana se ha estrenado en Francia el musical Janis: Little Girl Blue, sobre la vida y obra de la primera estrella de rock femenina, la blanca tejana atormentada desde niña, que una vez ganó el concurso del ?hombre más feo del campus?. Fue bisexual, rebelde, precoz asaltadora de barras, como Amy, que le cantaba al Tanqueray. La voz de Cat Power lee las cartas que se han conservado de Joplin. ?Querida madre, Todo indica que voy a ser rica y famosa. ¡Increíble! ¡Soy tan afortunada! Después de dar tantos tumbos como una chica descarriada, llegar ahora a esto. Parece que finalmente algo va a salirme bien?. Lo escribió dos años antes de morir, en febrero de 1968. La historia de Perla, como la apodaban, esa mezzosoprano del rock que aullaba como una negra con margaritas en el pelo, devuelve el retrato de una generación que cambió el mundo haciendo estallar la libertad en sus manos. Fue algo más aniñada que Amy, la judía del norte de Londres que arrastraba asfalto y soul, la chavala que jugaba al billar y que de mayor quería ser camarera con patines. Su ansia de libertad fue tan bella como venenosa. Hay dos momentos musicales en el documental Amy que emborrachan el oído. El primero, con el que arranca el filme ?cosido de videos caseros, versiones inéditas y un regüeldo de responsabilidades boca arriba?, es un Moon River que interpreta una Amy de 16 años: cuando silabea ?hay tanto mundo por ver? se te agarrotan las cervicales. El segundo se halla en la versión de Love is a losing game, un directo en los Mercury Awards: si te enroscas en su quiebro ronco, te humedece los ojos. Lo más sustancial del magnífico documental de Asif Kapadia es que Winehouse nunca fue una don nadie manufacturada por la industria, ni una cabecita perdida con vestiditos de rockera y un eyeliner cincuentero. Era una chica inteligente y superdotada musicalmente. ?Estaba a la altura de Ella Fitzgerald o Billie Holiday? dijo de ella Tonny Bennett. No le interesaba nada que no fuera real. Esa es su fuerza. Sus canciones contaban su vida: ?He olvidado la alegría de los amores jóvenes? cantaba en Back to black, con su voz ?de sesenta años en el cuerpo de una niña de diecinueve?, la describieron. Le preocupaba su pelo, pero encontró un firme aliado: un moño a lo Ronettes, y, para subirse la moral, le suplicaba a su peluquera: ?¡más alto, más alto!?. Decía que la fama la enloquecería. La relación con su marido, Blake Fielder-Civil, es demoledora. Quería hacer todo lo que él hacía: cortarse, fumar crack y heroína? fue su amor y su pozo. La cadena de manipuladores que le imponen un estatus de estrella global es infinita. Janis y Amy, genios precoces, muchachas lindas sin mapa ni freno para quienes el amor era un juego de perdedores. Nostalgia tenaz / Carrie Fisher A Carrie Fisher, tras el taquillazo del año, Star wars. El despertar de la fuerza, le han afeado sus kilos, y ¡su aspecto! en la superproducción. La hija de Eddie Fisher y Debbie Reynolds, con cinco novelas y cinco maridos a sus espaldas, más una adicción la cocaína de la que ha hecho pedagogía tras superarla, ofende a la audiencia fetichista, que suspira por la princesa Leia de hace treinta años. Sus fotos de 1983 con el bikini metalizado se han hecho virales. No la quieren como es hoy. Mundo real. Cráneo y carácter / Zinedine Zidane Que un crack ?fuerza, estilo, visión de juego y carácter? subido a los altares del madridismo tras aquella volea que valió una Champions en Glasgow. De cráneo moldeado, virilidad alfa, bronco pronto y justiciero, exótico y tímido ?aunque acabara haciendo un Mango?, ha sido proclamado la esperanza blanca. Unos le critican su corto bagaje mientras Florentino pretende emular el efecto Guardiola. A diferencia de sus antecesores, tiene una excelente fotografía. Memoria viva / Robert Spitzer No sólo fue uno de los psiquiatras más influyentes del XX ?está considerado el padre de la moderna clasificación de las enfermedades mentales?, sino que también fue el responsable de uno de los avances sociales más importantes del pasado siglo: dejar de considerar la homosexualidad una enfermedad. Acaba de morir y su necrológica pesa por encima de miles historias humanas a las que les devolvió la voz: la ciencia, y el coraje del conocimiento, una vez más. (La Vanguardia)

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9 de enero de 2016
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Emparedado

 

Me hablaron de la calle más estrecha del mundo, y fui a verla. Viajé a la villa de Cañizares, en la provincia de Cuenca. Pero la descripción era incorrecta, no era la calle más estrecha sino la calle que se estrechaba desde hacía tiempo. Y ese era el motivo por el que acudían gentes de las apuestas, ávidas por jugarse los cuartos. Se trataba de aguantar plantado dentro, observando cómo se aproximaban las paredes y cómo crujían. Las apuestas, ya en 2006, año de la foto, eran especialmente altas, pero nada que ver con las de 2007, cuando, en la calle, en lo que quedaba de ella, apenas cabía una mano; de hecho, el tipo que se ve en la imagen regresó en febrero de ese año para incrementar el envite. Cuentan que sus herederos se hicieron ricos y que él quedó ahí, aprisionado, y que ni a pedazos consiguieron sacarlo, ni siquiera con las tenazas de la cercana herrería de Santa Cristina, la que arrendara Luis de Molina para vivir, huido, junto a su esposa Isabel de Saavedra, la hija ilegítima de Miguel de Cervantes.

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7 de enero de 2016
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Como en la guerra fría

Irán y Arabia Saudí repiten un esquema que ya conocemos. Solo guerrean por delegación, es decir, mediante fuerzas interpuestas. Utilizan a las minorías internas del adversario para sembrar la discordia y dividirlo. Cada uno levanta su propia bandera ideológica o religiosa, que sirve para esconder sus intereses y ambiciones de hegemonía. Tejen alianzas que obligan a tomar partido a los vecinos, encrespan las relaciones internacionales y terminan organizando un mundo o una región bipolar.

Con frecuencia, los contendientes acuden a la provocación para comprobar la resistencia del enemigo. Una patrullera iraní lanzó hace una semana un mísil a poco más de mil metros del portaviones Harry Truman a su paso por el estrecho de Ormuz. El pasado octubre, Irán probó un nuevo cohete balístico con capacidad para alcanzar a Israel, aunque lo tenía expresamente prohibido por Naciones Unidas. Arabia Saudí acaba de ejecutar a un destacado clérigo chií, encendiendo las iras de los chiitas en Irán y en todo el mundo islámico. Y, como respuesta, las autoridades iraníes han permitido el asalto de la embajada saudí en Teherán y con ello provocado la ruptura de relaciones diplomáticas.

También con frecuencia, estos encontronazos conducen a una escalada en las represalias mutuas y al riesgo de convertir el enfrentamiento frío en caliente con efectos desestabilizadores para todo el entorno regional. Por fortuna, en el caso que nos ocupa ninguna de las dos potencias tiene el arma nuclear, aunque es pavorosa la perspectiva de que una de ellas la tuviera a su alcance sin que antes hubiera amainado la tensión en la región.

El objetivo exhibido en la propaganda es la destrucción del rival: los iraníes quieren ver el final de los Saud y los saudíes el derrocamiento de los ayatolas. Pero es un enfrentamiento táctico, en el que cada una de las potencias procura avanzar peones en la competencia por la hegemonía regional y el liderazgo político islámico. Todos los medios sirven para ello: servicios secretos, acciones encubiertas, terrorismo; o guerra económica, que en el caso saudí juega con el precio del petróleo.

La actual escalada tiene raíces profundas, pero el desencadenante es el pacto nuclear del pasado 14 de julio que permitirá a Irán desarrollar una industria nuclear civil. Nada de lo pactado puede complacer a la monarquía saudí. El levantamiento progresivo de las sanciones dará a Teherán márgenes presupuestarios para mejorar las condiciones de vida de los iraníes y contar con mayores palancas de acción, de forma que un Irán reintegrado en la comunidad internacional disputará a los saudíes el lugar privilegiado que estos han ocupado hasta ahora, de la mano de su pacto histórico por el que Washington le daba seguridad y protección a cambio de petróleo.

Irán y Arabia Saudí no tan solo libran una buena guerra fría regional sino que pugnan por convertirla en global, cada uno con una de las dos grandes potencias de la auténtica guerra fría de su lado. De momento, es decir, mientras dure y avance esta contienda fría islámica, ya hay un vencedor temible, sobre todo para los europeos, como es el califato terrorista que se ha instalado en Siria e Irak.

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7 de enero de 2016
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El brujo

Me senté a hablar con el brujo, yo que ni creo en la lotería, en las constelaciones familiares o las bayas de Goji. Fue muy natural, como quien se pone a hablar de primos y tíos. Trabaja de camarero en una hípica rústica. Es calvo y grande, con perilla; a veces lleva pañuelo a lo pirata y le cuelgan cien amuletos del cuello. ?¿Qué quieres saber??, dice. En un instante te pasan por la cabeza muchas cosas que callas: le preguntaría por qué hay tardes en que el cielo parece un techo que se derrumba, o por qué una siente que es tan inverificable la intimidad, y en cambio es el único territorio que te explica. Le respondo: ?Nada en concreto?. ?¿Amor o trabajo??. ?Trabajo?, replico. Me toca la nuca; me pide que le muestre el ombligo, y me sorprendo a mí misma levantándome el jersey sin oponer resistencia: no hay nada mejor para arrancar el consentimiento que te pidan algo aparentemente surrealista; saca la lengua, te piden los naturópatas. Luego me agarra la mano y me asegura que llegaré a vieja. ?¿Lo ves en las líneas??, le pregunto, recordando que hace muchos años, en un bar de la calle Mallorca de Barcelona, una leedora de manos me aseguró que tendría dos hijas, y a veces me viene a la memoria la voz de aquella mujer vieja, aunque debía de tener la edad que tengo yo ahora, que acertó de pura chiripa. O no. ?Yo no sé leer las líneas de la mano, pero no me hacen falta?, me responde el mago con perilla. ?¿Y cómo lo adivinas??. ?No te lo voy a decir, hoy ni nunca?. Y entonces me habla de la envidia y de la protección. De cómo hay que mirar a la gente que no te hace el peso, la que sin darte cuenta te deja exhausta: ?Sólo de nariz hacia abajo: evita mirarles a los ojos?. No cobra, le das la voluntad. Al cabo de dos semanas, regreso a la hípica y entre el olor a carne a la brasa y a heno me regala un amuleto que tiene que pasar toda una noche dentro de un vaso con sal. Y yo, que no creo en las cartas astrales ni en la moxa ardiente en la planta de los pies, lo hago porque alguna vez en la vida hay que hacer cosas en las que no crees a fin de poner a prueba tu vanidad. ?En la contradicción está la ganancia?, decía santa Teresa. Me lo cuelgo. Y, sin pensarlo, empiezo a mirar a la nariz y barbilla de aquellos que al hablar escupen sin escupir, y que acostumbran a envidiar a los de al lado porque creen que son mucho más felices que ellos ?aunque no sea cierto?. Le doy gracias al brujo no tanto por su amuleto como porque a crédulos e incrédulos les recuerda que deben protegerse de las mezquindades cainitas que nos zarandean hasta apresarnos en una cáscara de desesperación. De nosotros depende deslizarnos como niños en una pista de hielo, aunque nos caigamos de culo. Porque ¿qué es la vida sino un juego? (La Vanguardia)

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6 de enero de 2016
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Acuérdense bien de esta mujer

Se llama Francisca Ramírez. No la he visto más que en fotografías y tomas de televisión, pero no pierdo la esperanza de conocerla. ¿Quién es? ¿Qué ha hecho?

En las imágenes que tengo a la vista aparece una mujer campesina, robusta y decidida, de piel morena que el sol ha ayudado a curtir, en sus labores domésticas, en las de su finca, y en las marchas que ha encabezado. Su rostro, decidido y alerta, inspira confianza.

Es el alma de la lucha en defensa de las tierras amenazadas de expropiación, de construirse el canal interoceánico de los chinos, y que viene a ser una lucha en defensa de la soberanía nacional de Nicaragua, otra vez, como tantas en la historia, entregada a potencias extranjeras. La exigencia es la derogatoria de la ley 840, que contiene el tratado Wang Ying-Ortega, válido por cien años.

Francisca es una campesina de la Fonseca, una remota comarca del municipio de Nueva Guinea en el Caribe sur, allí por donde pasaría el canal, avasallando territorios que más de medio siglo atrás fueron colonizados por agricultores pobres que lograron desarrollar fincas ganaderas y cultivos de granos básicos y legumbres.

Nació pocos años antes de la revolución de 1979 y le tocó vivir en la niñez la guerra entre sandinistas y contras de los años ochenta. Aprobó apenas el tercer grado de primaria, porque en la situación de pobreza en que vivía su familia la escuela venía a ser un lujo, pero es dueña de un talento natural para la agricultura y las maneras de negociar la venta de los productos de su finca; y otro talento natural, no menos valioso, el de dirigente. Una dirigente nata, que no pertenece  a ningún partido político de oposición y tampoco piensa bien de ellos.

Cuando en Nueva Guinea aparecieron los topógrafos chinos que entraban sin permiso a las fincas para medirlas, sin dar explicaciones, el temor comenzó a convertirse en indignación entre los propietarios. Comenzaron a agruparse en asambleas, y buscaron entonces a Francisca. Ya que sabía aconsejarlos sobre cómo sembrar sus tierras, también sabría ponerse a la cabeza para defenderlas.

Lo mismo ocurría entre los propietarios de la parte del Pacífico, en el departamento de Rivas, al otro lado del Gran Lago de Nicaragua, por donde también pasaría el canal, y así se organizó el Consejo Nacional para la Defensa de la Tierra, Lago y Soberanía. Francisca fue electa vicecoordinadora del Consejo.

 Es un movimiento de generación espontánea, con dirigentes salidos de sus propias filas campesinas, sin la intervención de ningún partido político; el más auténtico y vigoroso nacido en los largos años del régimen de Daniel Ortega, capaz de haber emprendido hasta ahora 55 marchas de protesta, la última de ella hacia Managua, reprimida con fuerzas de choque y fuerzas policiales, pero que, pese a todos los obstáculos, logró entrar a la capital.

Cuando el régimen vio que no podía doblegar a Francisca, recurrieron al expediente que tantas veces ha dado resultado con los dirigentes de oposición: comprarla. Le ofrecieron pagarle sus tierras a precios de oro. "Yo le dije que detrás de mí había miles y miles, que mientras no llegáramos a un acuerdo, y el único acuerdo era la derogación de la ley 840, prefería morir, nunca negociar...cómo me quedaría mi corazón saber que estoy en otro país con mucho dinero, pero que en Nicaragua se está pasando tanta violencia por haber negociado, que es lo que en Nicaragua se da más...traicionar tanta gente humilde".

Esa propuesta, dice, se la hicieron el 17 de diciembre de 2014. Al día siguiente, una tropa de 30 policías invadió su vivienda. Sus hijos pequeños, que dormían, fueron sacados violentamente de la cama, mientras la vivienda era cateada.

Hace pocos meses, esos mismos campesinos fueron en un auxilio de otros campesinos del norte de Nicaragua, víctimas  de las crónicas sequías, llevándoles alimentos de los que producen en Nueva Guinea, en una caravana de camiones. La policía impidió la distribución de la comida entre las familias necesitadas, bajo el alegato de que sólo a través del gobierno se pueden repartir ayudas. Insistieron de nuevo en diciembre, y se ve que han comenzado a cogerles miedo, pues las raciones fueron entregadas tras muchos forcejeos.

Los campesinos han decidido no cejar, y seguirán con sus marchas contra el canal. Es la otra Nicaragua, la lejana y olvidada, la que tiene la voz hoy día.

Anoten el nombre de esta mujer, Francisca Ramírez. Volveremos a escucharlo.

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6 de enero de 2016
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Generación Bataclán

No fue un atentado terrorista, sino fascista, aunque invocara como coartada el nombre de su dios. El de un Alá grande que, aseguran desde su integrismo, exige venganza, sangre y exterminio. Un dios a quien creen que no puedes acercarte si bebes vino, comes cerdo, escuchas rock o te acuestas con una desconocida. Ellos, los fundamentalistas, también lo hacen, aunque tomando precauciones: se casan con una prostituta o una virgen durante una noche, lo justo para follarla sin tener mala conciencia. Una vez satisfechos, se divorcian al instante para regresar a su disfraz de guardianes de la fe, encantadores padres de familia. No se fían ni de su sombra. Doctos en vicios y placeres, más de uno ha sodomizado con disimulo a su primo a fin de aliviar la tensión sexual. Algunos de los autores materiales de los hechos perseguían a rubias europeas, reventaban máquinas de juego, robaban carteras en las saunas gay y bebían cerveza de la mañana a la noche. Hasta que se convirtieron. Nadie les había llamado para una misión histórica que les hiciera sentir auténticos elegidos entre la chusma de un barrio con el objetivo de llevar adelante una misión propia del más cruento videojuego: destruir de forma real y simbólica un pedazo de Occidente. Ese recuadro elegido en el mapa fueron los distritos 10 y 11 de París. República, Bastille, el bulevar Bon Marché con sus terrazas vintage y sus tiendas cool, como Merci. Es el barrio bohemio y chic del nuevo parisien, plagado de jóvenes en bicicleta, restaurantes veganos, cartas de cervezas artesanas, jugos de hierbas o smoothies color pistacho. Unos les llaman bohos ?bohemian chic, aunque la etiqueta sea más siglo XX?, otros, hipsters o yuccies (la evolución lógica de los yuppies). A diferencia de la mentalidad años noventa, basada en una abultada cuenta corriente y una vida trepidante para masticar la ansiedad, su meta consiste en ser moderadamente felices. Son hijos del confort suburbano, criados bajo la urgencia de que sólo con la educación podrán perseguir sus sueños, y aun así tendrán que inventarse un trabajo. Estrenaron su mayoría de edad con el nuevo milenio, alimentados por la incertidumbre de un futuro que parecía lejano y borroso. En la treintena han osado renunciar a una nómina y un sueldo mensual, a fin de evitar conflictos. Pasan página en la pantalla, empujados por la idea de que siempre puede encontrarse algo mejor. La tecnología es una prótesis más de su cuerpo. Pero la vida real poco tiene que ver con la foto del Tinder. La banalización del mal, acuñada por Hannah Arendt observando a Eichmann rascarse la nariz igual que un don nadie durante su juicio en Jerusalén, sigue acechando a la humanidad. Los asesinos, macarras desquiciados, atentaron contra la vida alegre, la vie en rose, el hedonismo de un viernes por la noche con sus ensaladas de quinoa y su camembert en las terrazas del canal Saint-Martin. Dispararon contra los cigarrillos parisinos, tan slims, las perfecto de cuero, los tres besos en la mejilla, el rocanrol puro y chulesco. Pero sobre todo asesinaron simbólicamente un estilo de vida: el de la fraternidad y la alegría, las calles bulliciosas, las manos enlazadas, la cintura ondulante, la minifalda Courrèges y el perfume Guerlain. Por encima de todo, se trata de una afrenta al laicismo, que, más que nunca, pone de manifiesto la necesidad de acogerse a principios éticos universales. Porque hoy, más allá de nuestra edad, procedencia o credo, todos formamos parte de la Generación Bataclan. (Icon)

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5 de enero de 2016
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Aprendiendo a ser humano

Evocando el tema escogido para el congreso mundial de filosofía a celebrar en  Pekín en 2015, "Learning to be Human"  he sostenido que ese título sólo se justifica si se considera que  la tesis de que la filosofía no es una disposición de espíritu contingente, que podría o no haberse dado en la historia espiritual de la humanidad.  Hay efectivamente razones para sostener que la humanidad se realiza en la filosofía, no porque la filosofía haya estado  presente  en toda cultura, como universal antropológico actualizado. La filosofía tiene su aparición en un lugar y tiempo determinado, pero esta aparición no supone tanto un salto en el conocimiento, como  un paso al acto de una disposición; la asunción de algo que ya estaba ahí en un registro larvado, algo contenido en núcleo del lenguaje, en la  matriz que es para el animal humano el lenguaje, pero que exigía unas condiciones previas para emerger y desplegarse.

Asimismo he reiterado en múltiples foros  la tesis de que la filosofía no es una ciencia, pese a que tiene en ella su sostén fundamental y no se explica sin ella. Es más, en contra de la teoría  de los tres estadios de Auguste Comte he sostenido que, lejos de constituir una etapa preliminar en el despliegue de la razón (que tendría a su vez precedente en la etapa mítica)  que la ciencia vendría a remplazar, la filosofía nace de la ciencia y desde luego no hubiera podido darse sin las condiciones de posibilidad de la ciencia tal como se fraguan, por ejemplo,  en la islas del mar Egeo, cinco siglos antes de nuestra era. Y de hecho el ejemplo es mucho más que eso, pues la filosofía  puede verse como el resultado de las aporías que surgen  en las tentativas de la exploración de la naturaleza por los físicos presocráticos, siendo  asignatura pendiente  para la historiografía filosófica el determinar cuáles son  exactamente estas aporías, las cuales  supusieron para los pensadores jónicos un reto análogo al que las paradojas de la mecánica cuántica suponen para la meta-física contemporánea. (1)

Ciertamente el término filosofía parece designar en ocasiones una actividad de pensar que no cuadra con esta perspectiva,  que no tiene origen en Jonia y a fortiori en esa cosa singular que es la ciencia jónica. Pero hay razones para afirmar que se trata de un mero uso equívoco de la palabra. Empezando por el hecho de que la ciencia misma, en el sentido que esta palabra tiene para nosotros (y que supone  un postulado esencial sobre la naturaleza a saber que esta se halla sometida a una rigurosa necesidad), puede ser considerada ya un resultado de la manera de abordar las cosas por los pensadores griegos.

He de reiterar que sería simplemente estúpido interpretar esta tesis en el sentido de una  diferencia jerárquica entre la civilización jónica y las que la precedieron. Tan estúpido como pensar que la aparición de la teoría de la relatividad en un determinado contexto cultural supone algún tipo de superioridad del mismo. La prueba de la universalidad tanto de la ciencia como de la filosofía es  precisamente que  la reflexión iniciada en la lengua  griega de Jonia es sin problema alguno  incorporable  por toda otra lengua. La ciencia y la filosofía  nacen  en una lengua y una región del mundo, pero se sienten en su casa allí dónde hay una lengua que las acoja.

Huelga decir que no hago más que recoger esta tesis de lo sostenido no sólo por ilustres historiadores del pensamiento sino también por ilustres científicos.  

"Prácticamente toda nuestra educación intelectual tiene su origen en los griegos. Un conocimiento escrupuloso de estos orígenes es pues requisito indispensable para liberarnos de su aplastante influencia. Ignorar el pasado es aquí, no sólo indeseable, sino simplemente imposible. Uno no necesita haber oído sus nombres  para estar bajo el hechizo de su autoridad. Su influencia no sólo se ha dejado sentir sobre quienes aprendieron de ellos en la Antigüedad y en los tiempos modernos; todo nuestro pensamiento, las categorías lógicas en las que éste se mueve, los esquemas lingüísticos que utiliza (y que por consiguiente lo dominan) es en cierto modo una elaboración y, en lo fundamental, el producto de los grandes pensadores de la Antigüedad. Debemos investigar, pues, este devenir con toda meticulosidad a fin de no tomar por primitivo lo que es resultado de un proceso de crecimiento y desarrollo, y por natural lo que es, de facto artificial"(2)  

El físico Erwin Schrödinger cita y glosa ampliamente este radical  (y sin duda problemático) texto del historiador del pensamiento Theodor  Gompertz  para dar,  por así decirlo, base erudita a su propia convicción de que el retorno a la Jonia en la que el pensamiento griego tiene cuna constituye una exigencia ineludible, no ya para los filósofos sino para los científicos, sobre todo quizás para estos últimos.

Schrödinger coincide asimismo con Burnet (3), otro gran historiador del pensamiento antiguo, en que  "constituye  una adecuada descripción de la ciencia el decir que en ella se trata de pensar sobre el mundo a la manera de los griegos", y en consecuencia, añade  "la ciencia no ha existido excepto entre los pueblos que vivieron bajo la influencia griega (4)".

Obviamente Schrödinger no ignora que esplendorosas civilizaciones, ajenas a Jonia en el espacio y en el tiempo,  han desarrollado prodigiosas técnicas las cuales posibilitarán un sorprendente control del entorno. No ignora que antes de Tales de Mileto, en China y en Egipto se había alcanzado un elevado conocimiento astronómico y matemático, y podrían multiplicarse los ejemplos  ¿Qué nos quiere pues  señalar  el gran físico cuando asume tan radical tesis? ¿Por qué se considera que Tales, Anaximandro, Anaxímenes, así como otros nombres quizás menos importantes, representan el verdadero nacimiento tanto de la ciencia como de esa singular disciplina  que se designa bajo el nombre de filosofía? Obviamente, decir que filosofía y ciencia  están vinculadas supone asumir que son cosas diferentes, por lo cual la anterior pregunta  remite a esta otra: ¿En qué la filosofía no se confunde con la ciencia, aunque esté íntimamente vinculada con ella?

La tentativa de esbozar una respuesta a esta pregunta pasa por un retorno a Jonia, viene a decirnos tras otros el gran Erwing Schrödinger,  un científico singular, un físico que se pregunta por las condiciones que han posibilitado el que haya en la historia de la cultura humana precisamente una disciplina como la física, y que para intentar responder decide sumergirse él mismo en los arcanos del pensamiento griego,  llegando a interrumpir  su docencia científica para dar unas lecciones recogidas bajo el título de  La naturaleza y los griegos (5).

Parece una eterna cantinela: la filosofía vuelve una vez y otra a interrogarse sobre su propio quehacer, sobre la esencia misma de la filosofía. Quizás no es azaroso si se tiene en cuenta la vinculación arriba establecida entre la disposición filosófica y la asunción por el ser humano del deber de realizar sus potencialidades. Pues desde luego es inevitable que el hombre se interrogue una y otra vez sobre su ser y su función encuentre insatisfactorias por incompletas todas las respuestas dadas.

Retomo pues aquí estas interrogaciones filosóficas que un tiempo abordé desde  otra perspectiva, bajo el título de "asuntos metafísicos", intentando desde el primer momento establecer una suerte  de compromiso: evitar en la medida de lo posible todo artilugio técnico y toda  referencia  erudita que no se halle estrictamente justificada por la exigencia misma de la interrogación planteada.

Y dado que  últimamente venía tratando en este foro de cuestiones relativas a la disposición que han tenido muchos pensadores en situaciones en las que por así decirlo el honor está en juego, seguiré intercalando columnas sobre el tema.

 


(1) Habrá ocasión de volver sobre este tema concreto. Avanzo simplemente que considerar, por ejemplo, a Anaximadro  el "primer científico", como  hace  el físico Carlo Rovelli,  no puede ser lo mismo que hablar del filósofo Anaximandro. Algo ha tenido que pasar en el  pensamiento del pensador, para que la disposición de espíritu que caracteriza a la ciencia sea sustituida por la filosófica. Aprovecho para señalar que, pese a que Tales de Mileto fuera maestro de Anaximandro, Carlo Rovelli  no carece de razón al situar el arranque de la ciencia en el segundo, pues uno de los rasgos de la actitud científica es precisamente el hecho de que el discípulo pone en tela de juicio lo que no considera acertado en el maestro, y ello precisamente por respeto al mismo. Ahora bien: en Tales se dan por vez primera vez las condiciones de posibilidad del abordaje científico de la naturaleza, y en consecuencia no puede aun hablarse de un maestro al que eventualmente es  cuestionado (cuestionado ciertamente  no en la disposición  sino en lo acertado de tal o tal respuesta a los interrogantes que plantea). 

(2) Theodor Gompertz Griechische Denker (Pensadores Griegos) Vol I pag. 419.  Veit und Comp, Leipzig 1911.

(3) John Burnet Early Greek Philosophy Londres 1930

(4) Schrödinger o.c. p.36

(5) Erwin Schrödinger La naturaleza y los griegos. Tusquets editores, Barcelona 1997.

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5 de enero de 2016
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Un par

He leído hace poco un buen artículo sobre novelistas que con un solo libro lograron la cima. Uno y no más.

Pero hay también escritores de solo dos libros. En este caso el paradigma es Richard Hughes. Su primera novela sigue siendo una de las más perfectas de su generación, que es la de Nabokov y Hemingway. Se tradujo con el título de Huracán en Jamaica y mantiene toda su fuerza nihilista. El tema: de cómo unos niños raptados por criminales asumen la maldad sin perder la inocencia. El segundo y último libro se acaba de publicar en español con el título de En peligro y es otra obra maestra cuyo origen merece conocerse.

Se encontraba Hughes un día departiendo en el club con otros aficionados a la literatura y se cantaba la grandeza de los viejos narradores del mar. Nadie como Melville ha descrito la furia de la tempestad y el terror de los navegantes, decía uno. Ninguno como Conrad nos permite sentir la muerte que se abate sobre los marineros durante el tifón, terciaba otro. En la actualidad eso es imposible, decía un tercero: los modernos navíos llevan tal cantidad de instrumentos técnicos que el peligro es inverosímil. Hughes mostró su desacuerdo. No es el avance técnico de la navegación lo que hace inverosímil el peligro, dijo, sino el alma moderna, tan tecnificada como la máquina, pero un alma poética puede transmitir el pavor y el horror de la tempestad actual como Homero. Sus compañeros se reían de él. ¡Como Homero! Entonces Hughes les dijo que ese mismo día se pondría a escribir la épica y el pavor del buque moderno.

El lector juzgará si lo consiguió.

Vinieron luego dos correctas novelas sobre la II Guerra Mundial. Para el olvido.

 

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5 de enero de 2016
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El Boomeran(g)
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