"Einstein no podía llegar a creer que ‘Dios a juega a los dados con el mundo', sin embargo podríamos conseguir que se reconciliara con la idea de que ‘Dios deja que el mundo siga su ruta en libertad" " (J. Conway and S. Kochen)
A fin de bajar sus humos por el hecho de haber pescado una lubina, el ingenuo ocioso señala al pescador de caña que su logro carece de mérito pues le ha visto poner un pequeño cebo en el anzuelo... Para los autores del texto que voy a comentar análoga sería la objeción que harían físicos, matemáticos, filósofos y teólogos a las radicales conclusiones que extraen de su "Teorema del libre albedrío(1)": les reprocharían en efecto que sólo logran proclamar la libertad radical al precio de presuponer un grado de la misma; y en efecto: "usamos un minúsculo conjunto de de libre albedrío en los humanos, a fin de deducir el libre albedrío, no ya de partículas de nuestro interior, sino de todo el universo" (2).
Para quien estas líneas despierten desde el primer momento irónico escepticismo, recordaré que uno de los autores (Simon Kochen ) está asimismo asociado a otro teorema que ocupa un lugar de preferencia en la historia de la teoría cuántica, hasta el punto de que ha sido parangonado en peso con el teorema de Bell, que supuso un enorme golpe para la esperanza de Einstein de reconciliar la teoría cuántica con la concepción ortodoxa de la naturaleza. El "minúsculo" conjunto de premisas, análogo al cebo en la caña del pescador empieza por lo siguiente:
Supongamos que el científico ha de realizar una medición (concretamente el spin de una partícula), cuyo resultado está asociado a la dirección en la que dispone sus aparatos. Supongamos además que el experimentador no está determinado a elegir una u otra dirección por razones derivadas de la información que posee, obviamente tampoco por una arbitraria orden. En suma, en el acto de disponer sus aparatos sólo está marcado por su voluntad y no por eventos o imperativos externos de los cuales haya podido tener información. Pues bien, el teorema del libre arbitrio indica "grosso modo" que complementando esta circunstancia con ciertos presupuestos (tres axiomas, que aquí obviaré) tampoco las partículas pueden hallarse determinadas por el pasado (3):
Teorema del libro albedrío: "Si la elección de direcciones en la cual se realiza el experimento de medir el spin 1 no es una función de la información accesible a los experimentadores, en este caso la respuesta de la partícula tampoco puede ser función de la información accesible a ellos"(4).
Supongamos el caso opuesto: la información que el observador tiene, hace que sólo la posición de sus instrumentos en una determinada dirección tiene sentido físico... entonces cabría que el resultado estuviera pre-determinado y tendría sentido decir que el resultado es una propiedad de la partícula, expresión de la historia de la misma que el experimentador se limita a comprobar. Mas supuesta la libertad del observador, el teorema nos dice que la partícula carece de historia, o al menos, según la explicita declaración de los autores, no está determinada por historia alguna.
Las cosas reciben información, pero eventualmente su comportamiento no consistiría en dar consistente respuesta a tal información. Y como la información procede del pasado, cabría decir que las cosas observadas son libres del pasado. Su comportamiento sería así "espontáneo", es decir, no determinado por acontecimientos precedentes. No se trata de una pequeña implicación y desde luego (como veremos algo más adelante) acarrea consecuencias a la hora de determinar cuál ha de ser nuestra actitud en relación a la historia previa, sea social, natural o individual.
La demostración del teorema es compleja y me limito a señalar que todas sus premisas son perfectamente consistentes con la ortodoxia cuántica. Este extremo es importante en la medida misma en la que siendo la física cuántica una teoría clave no sólo en nuestra concepción del orden natural sino en la economía mundial, todo lo que no sea compatible con sus previsiones parece quedar desacreditado a priori, lo cual explica que las hermenéuticas de la disciplina (por diversas y hasta antagónicas que en el plano filosófico puedan ser entre ellas) intenten no poner en entredicho las previsiones de la teoría y los datos experimentales (otra cosa es que lo consigan).
Me focalizo ahora en la cuestión más peliaguda, a saber, la casi provocativa utilización de la expresión "libre albedrío". Recordemos: si los observadores tienen la propiedad de no estar determinados en su comportamiento efectivo, entonces las partículas tiene asimismo tal propiedad. Ahora bien: nadie se extrañaría si a tal proceder del observador se le denomina "libre albedrío"; pero entonces estiman los autores no hay razón para no extender la expresión a las propias partículas: "Puesto que esta propiedad de los experimentadores es un ejemplo de lo que usualmente es llamado' libre albedrío', encontramos apropiado utilizar el mismo término para referirse a las partículas"(5).
El lector puede estimar que hay aquí un sofisma, y que voluntariamente los autores están homologando no determinismo y libre albedrío. Cabría eventualmente asumir que la propiedad de no hallarse determinado por información accesible es compartida tanto por las partículas como por el observador humano, y en este caso aceptar que ambos son libres, pero ¿es ello suficiente para hablar de libre albedrío, free will, de la partícula? La respuesta positiva supondría asumir que efectivamente las partículas tienen will, (voluntad) lo cual, ateniéndose a la simple etimología de la palabra implicaría atribuirles deseo y en consecuencia exigencia. Pues bien:
En una conferencia en enero de 2005 (es decir, meses después de la publicación de la primera versión del teorema) John Conway dio a un miembro del auditorio esta provocativa respuesta: "If you don't like the term Free Will, call it Free Whim - this is the Free Whim Theorem (si no le gusta la expresión libre voluntad cámbiela usted por la expresión libre capricho) (6). Probablemente no será el cambio de Will a Whim que habrá hecho desaparecer el escepticismo del oyente.
Pese a esta objeción (que llevaría probablemente a una interpretación "débil" del artículo y hasta a un aconsejable cambio de título) el teorema tiene importantes implicaciones, no sólo en lo relativo a las cosas naturales sino también en lo relativo al testigo de las mismas, es decir al ser humano.
Recordemos que el "libre" comportamiento de las partículas es corolario de la capacidad que tiene el experimentador de privilegiar una dirección u otra (7); el libre comportamiento de las cosas se sustenta pues en nuestra propia libertad. En consecuencia, exigencia mínima para nosotros es no ser menos libre que las partículas que nos constituyen, no ser menos libres que nuestra mera naturaleza(8).
Cuando, desde los physikoi de Jonia hasta la teoría de la relatividad, nuestra percepción de la naturaleza estaba sustentada en la necesidad natural y el determinismo, el físico podría complementarse con el teólogo o el filósofo trascendental con vistas a asegurar la singularidad humana: el primero sobre la base de Dios; el segundo esgrimiendo el argumento de que la necesidad natural exige un testigo de la misma.
Teólogo y filósofo trascendental son sin embargo puestos en tela de juicio por el reduccionista que, enfatizando la homología genética entre el ser humano y otras especies animales, puede llegar a estimar que el primero es potencial objeto de ciencia, o sea que hay una ciencia del hombre (sólo podría haberla al precio de desvirtuar totalmente el sentido de la palabra ciencia). Por ello las controversias relativas a la física cuántica son tan enriquecedoras. Pues frente a las tentativas de exhaustiva naturalización del ser de lenguaje, cuando menos dejan la puerta abierta a considerar la hipótesis de que el hombre, siendo obviamente un ser natural, es sin embargo radicalmente singular respecto de su entorno; considerar la hipótesis de que el hombre es la unidad focal de significación del propio orden natural.
(1) John Conway and Simon Kochen Theorem of Free-Will, Foundations of Physics" 36, 2006. P.27
(2) "we use only a minuscule amount of human free will to deduce free will not only of the particles inside ourselves, but all over the universe" P.1
(3) "On the basis of three physical axioms, we prove that if the choice of a particular type of spin 1 experiment is not a function of the information accessible to the experimenters, then its outcome is equally not a function of the information accessible to the particles" (p.1)
(4) "The Free Will Theorem" p.3.
(5) "Since this property for experimenters is an instance of what is usually called ‘free will', we find it appropriate to use the same term also for particles" (p. 4).
(6) Reported online by the attendant J. Nagra: "Conway's Proof of The Free Will Theorem".
(7) "[If] there exist any experimenters with a modicum of free will, then elementary particles must have their own share of this valuable commodity what we shall show is that the particles' response to a certain type of experiment is not determined by the entire previous history of that part of the universe accessible to them. The free will we assume is just that the experimenter can freely choose to make any one of a small number of observations" (P.1 el subrayado final es mío)
(8) Si el libre arbitrio es opuesto al determinismo ha habido sin embargo a lo largo de la historia del pensamiento tentativas de conciliación entre ambos. La misma "solución" propuesta por Luis de Molina a la aparente incompatibilidad entre la predestinación y las virtudes de la Gracia(asunto delque aquí ya me he ocupado) es una de ellas. Los autores del presente teorema se refieren más bien a las tentativas de compatibilidad inspiradas por Hume. Como la física que este conocía era determinista, o bien se afirmaba la separación del destino humano y el destino del orden natural, o bien se encontraba un compromiso. Como la física cuántica, al menos en su modalidad ortodoxa, no es determinista, los autores de este teorema lo tienen más claro: tanto para las partículas como para el ser humano no hay más libertad que el hecho de que el futuro esté abierto: "The only kind of free will we are discussing, for both experimenters and particles, is the active kind of free will that can actually affect the future, rather than the compatibilists' passive variety that does not" (p.25).