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Italo Calvino, viaje a la ciudad invisible del nuevo mundo

Por 30 de mayo de 2022 Sin comentarios

Basilio Baltasar

A Italo Calvino no le pareció suficiente la crónica de su viaje a los Estados Unidos – “demasiado modesta literariamente y no lo bastante original como reportaje”– y prefirió dejar las galeradas ya corregidas en un cajón. Ahora, sesenta y dos años después, podemos leer su libro inédito como si fuera el mensaje de un náufrago perdido en el marasmo del tiempo. Escrito para los lectores de su época, sorteando las creencias vigentes y las supersticiones intelectuales dominantes, llega hasta nosotros como un doble testimonio: en sus reflexivas observaciones sobre América se refleja también la conciencia del escritor europeo.

En los Estados Unidos de 1960 no se había representado todavía la crisis de los misiles, el asesinato de los Kennedy, la muerte de Marilyn Monroe, ni la operación Rolling Thunder en Vietnam, ni todo lo que vino después. Calvino llegó a un país que mantenía intacta la formidable confianza puesta en sí mismo e incorrupta la jactancia por sus triunfos.

Ciento cincuenta y seis epígrafes recogen sus notas de viaje, su entrometida curiosidad, su impaciente indagación y la inquisitiva sentencia de un viajero sin prejuicios. La escuela de la dureza, la muerte del radical, el reino del óxido, los persuasores ocultos, las residencias de ancianos, el peatón sospechoso, el sindicato del striptease… configuran el retrato de una sociedad que se expande jubilosamente junto a una sombra que no tiene nombre.

El libro de Calvino, el dietario de un entusiasta viaje de seis meses a lo largo y ancho del país, fruto de largas conversaciones con los personajes que salen a su paso, podría encuadernarse junto al informe de Tocqueville, ayudarnos a hacer el balance de cómo han ido las cosas en estos dos últimos siglos y ver si han desembocado finalmente en la prosperidad que se esperaba o en la miseria que se temía.

A Calvino le intriga que el espectacular optimismo del país sea compatible con las casuchas de madera que se pudren en el fango, el despiadado odio racista de los blancos pobres, el macartismo latente, la ruina de las barriadas populares, la obsesiva prioridad del dinero, la lucha sin escrúpulos por el enriquecimiento y los alardes del mercantilismo consumista. La pesquisa ambulante de Calvino se hace por ello más penetrante y le obliga a interrogarse sobre lo que no se ve a simple vista.

Calvino, que no deja de verse como un Bouvard et Pecúchet , percibe una vaga tristeza detrás de la bulliciosa alegría americana y se pregunta de dónde procede la desolación que palpita en los paisajes más bellos del país. Observa a los viejos jubilados “ parpadear y roncar delante de la televisión”, sin llenar nunca su sórdido “ vacío interior”. Siente escalofríos al contemplar la “ opaca banalidad de las pequeñas ciudades industriales” y la maquinaria productiva “que manejan autómatas somnolientos”. Le resulta incomprensible que la América laica se haya desprendido de la tutela de los pastores y predicadores para someterse a la despótica terapia psicoanalítica. Constata la penuria de una sociedad resignada al bucle de la ansiedad, el préstamo bancario y la deuda perpetua. Y le irrita de un modo indecible la idiotez publicitaria de la televisión.

La confesada aversión del autor por los beatniks – “tienen un aspecto poco higiénico, son arrogantes y no pueden considerarse buenos vecinos”– expresa lo ajeno que se siente al esnobismo de las modas. Calvino admite su “ deplorable falta de sensibilidad hacia quien prefiere andar mal vestido” y un franco desdén por sus obras literarias; cree ver además en estos movimientos culturales una impostura similar a la que rige cualquier otra farsa del gregarismo social. Calvino comenta su admiración por la espléndida belleza de los negros que siguen a Martin Luther King, nos cuenta que el free jazz racionaliza el “ nerviosismo actual” y lamenta que el expresionismo abstracto sea una pintura cargada de consternación “ ciega y vociferante”.

Hollywood elabora para el imaginario colectivo de los estadounidenses las ilusiones y fantasías que alimentan la ficción de su identidad, pero Calvino hace notar que ningún grupo étnico –irlandeses, italianos, rusos…– “ha salido indemne del trauma de la inmersión en el nuevo mundo”. La cicatriz de aquella herida es el síndrome de los pioneros, colonos y emigrantes que abandonaron o huyeron de Europa sin dejar de sentir un anónimo y difuso despecho, nostalgia y envidia.

El país que recorrió Calvino podría ser una de sus ciudades invisibles. Una ciudad en donde lo que en verdad se es y lo que se dice ser se ha plegado en una única presunción.

Quizá la enorme ciudad derramada sobre el inmenso paisaje del nuevo mundo sea una de sus ciudades semióticas, la ciudad de los signos, con la marca de una orfandad única en la historia del mundo. La interpretación de estas señales es lo que permitió a Calvino intuir en 1960 lo que iba a venir: «Es bastante probable que en el futuro haya varias sorpresas desagradables para los Estados Unidos».

Un visionario

Italo Calvino (Cuba, 1923-Siena, 1985), uno de los intelectuales italianos más destacados de su tiempo, fue editor, novelista, pensador y traductor. Durante la ocupación alemana de Italia fue partisano de la Brigadas Garibaldi. Colega de Cesare Pavese, Elio Vittorini y Natalia Ginzburg participó en los apremiantes debates ideológicos y estéticos de la posguerra y se fue desplazando desde la novela realista hacia el reino de la fábula literaria y los postulados de la imaginación lúdica. Sus libros –El barón rampante, El caballero inexistente, El vizconde demediado, El castillo de los destinos cruzados, Las ciudades invisibles, Si una noche de invierno un viajero, …– expandieron el paisaje creativo de la imaginación narrativa y el campo abierto por el posmodernismo literario.

Durante su larga estancia en Paris, Calvino fue proclamado por sus amigos Raymond Quenau y Georges Perec como mémbre étranger del grupo Oulipo (Ouvroir de littérature potentielle).

Sus Seis propuestas para el próximo milenio se publicaron póstumamente como el testamento de un visionario asomado al futuro en el que ahora vivimos.

Reseña del libro: Un optimista en América de Italo Calvino SIRUELA

Texto completo en PDF:   La Vanguardia_Culturas_Viaje a la ciudad invisible del Nuevo Mundo_Calvino

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Basilio Baltasar

Basilio Baltasar (Palma de Mallorca, 1955) es escritor y editor. Autor de Todos los días del mundo (Bitzoc, 1994), Críticas ejemplares (BB ed; Bitzoc), Pastoral iraquí (Alfaguara), El intelectual rampante (KRK), El Apocalipsis según San Goliat (KRK) y Crítica de la razón maquinal (KRK). Ha sido director editorial de Bitzoc y de Seix Barral. Fue director del periódico El día del Mundo, de la Fundación Bartolomé March y de la Fundación Santillana. Dirigió el programa de exposiciones de arte y antropología Culturas del mundo (1989-1996). Colabora con La Vanguardia y con Jot Down. Preside el jurado del Prix Formentor y es director de la Fundación Formentor.

Obras asociadas
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